Los patinetes condicionan el tráfico pero los límites en el centro ya frenan su uso

Se han convertido en vehículos de trabajo y repartidores prefieren trabajar con ellos por el ahorro que dan frente al coche o la moto
Repartidor patinete
photo_camera Repartidor patinete. SABELA FREIRE

El uso de patinetes se ha multiplicado en Lugo y esos vehículos ya condicionan la circulación en la ciudad. Son cómodos y baratos y eso ha llevado a muchos lucenses a subirse a ellos para desplazarse. Jóvenes y mayores, hombres y mujeres han optado por ellos para desplazarse.

La proliferación de esos vehículos ha puesto el foco también en la seguridad. Los usuarios se quejan de los abusos de muchos conductores de automóviles y, a la vez, hay peatones que protestan porque se sienten intimidados por los usuarios de patines.

Pero la rápida expansión del patinete en Lugo se ha ralentizado. Las últimas normativas aprobadas, que impiden usarlos en el casco histórico y en general en las zonas peatonales -cada vez más numerosas en Lugo- están empezando a frenar la expansión de estos vehículos en la ciudad.

Con la entrada en vigor, a principios de este año, de la nueva regulación sobre los vehículos de movilidad personal de la DGT, los patinetes eléctricos tienen prohibida también la circulación por las aceras. Tampoco pueden superar los 25 kilómetros por hora, porque pasarían a ser considerados ciclomotores para los que es necesaria la matriculación y que el conductor sea titular de un permiso de circulación.

Repartidores. Pero, paralelamente, los patinetes también se están abriendo paso como herramienta de trabajo, especialmente de los repartidores de comida.

Vicente Díaz, de 39 años, compagina su trabajo principal como dependiente con el de repartidor para Uber cuando cae la noche. Lo hace, desde enero de este año, como forma de complementar sus ingresos. Realiza los repartos en su patinete siempre que puede, sobre todo los fines de semana, cuando el trabajo es mayor. Cuando no lo hace en patinete, cumple con las entregas subido a un coche que comparte con su pareja y que solo tiene a su disposición cuando ella no lo necesita. Esos días completa un mayor número de pedidos y se lleva más dinero a casa.

Es un arma de doble filo. Por un lado el patinete es beneficio y por el otro una limitación. Eligió este medio para moverse y trabajar por el ahorro. ''El gasto eléctrico al cargarlo es de 80 céntimos en 260 kilómetros, frente a un deposito de gasolina en el que 500 kilómetros salen como mínimo a 30 euros''.

La parte mala es que evidentemente no pueden llevar el mismo ritmo de trabajo que aquellos que van en moto o coche. ''Mientras que ellos en una tarde-noche pueden llegar a hacer sobre 20 pedidos, los que vamos en patín no superamos los 15 en un día muy bueno'', explica.

El algoritmo de la aplicación que le asigna los pedidos ha cambiado a un sistema que favorece a los que van en coche o moto, a los que les otorgan pedidos por toda la ciudad. A los que van en patinete o bicicleta solo les dan aquellos encargos que se distribuyen en un radio cercano al lugar en el que se encuentren.

El manejo del patinete debe ser eficiente para ahorrar batería siempre que pueda. ''Evito las cuestas, las bajadas la recargan''. La carga de la batería la tiene que realizar siempre en su domicilio porque no existe ningún punto de carga en las calles, dice, compartiendo una queja común. Las épocas de promociones y descuentos son en las que más trabajo tiene, ''hay para todos, es cuando más merece la pena'', cuenta.

Los costes son importantes para ellos y, de hecho, Vicente cuenta que hay cada vez menos repartidores que trabajen para plataformas de comida a domicilio como Uber y Glovo por el desembolso que supone la cuota de autónomos a partir del tercer año, una cantidad mensual de casi 300 euros. ''No compensa, el margen solo es rentable los dos primeros años''.

Sobre si Lugo es una ciudad segura para andar en patinete dice que sí, aunque ha sufrido tres caídas, una de ellas bastante aparatosa. La razón de los percances siempre es la misma: las múltiples calles mal adoquinadas, con baches, que resultan peligrosas para unos vehículos que cuentan con poca suspensión. Otros compañeros han tenido menos suerte, un coche impaciente arrolló a dos de sus compañeros en un adelantamiento arriesgado.

En la Ronda das Fontiñas no hay noche que conductores ruidosos, de los que no llevan silenciador en el tubo de escape, molesten a los repartidores. ''Te pitan, te gritan y se ponen detrás tuya muy pegados, todo con el objetivo de que te apartes'', algo que no pueden hacer porque tienen vetadas las aceras, en una calle que tiene aparcados coches en ambos lados de la estrecha calzada.

El servicio de alquiler de Lugo desaparece por las restricciones de la nueva regulación nacional 

Las empresas como ELucusBike, uno de cuyos socios es David López, dedicadas al alquiler de este tipo de vehículos se encontraban con una gran demanda por la llegada de, por ejemplo, peregrinos que para visitar la ciudad los alquilaban. La comodidad que le aportaban a los usuarios, ante el cansancio físico derivado de una actividad como el Camino, provocaba que se decantaran por los patinetes. Con la nueva ley, las empresas ven una caída en la demanda del servicio, que ''está abocado desaparecer'', asegura López.

Se esperaba que un desarrollo de la ley por parte de los municipios permitiera adaptarla a la realidad de cada ciudad. ''En Lugo no existieron nunca los problemas que generaban los patinetes en otras ciudades», asegura. Finalmente, el contenido de la regulación nacional ha pesado más, eliminando esta posibilidad. La legislación ha convertido uno de los principales servicios a los que se dedicaban esas firmas en uno de carácter residual.

"Tardo o mesmo que cando vou no coche ao meu traballo"

Anxo Pumarega, un profesor de 51 años, utiliza el patinete eléctrico ''sempre que a meteoroloxía llo permite, con chuvia non'' desde hace ya dos años. Lo hace también desde una posición de responsabilidad ecológica y en una ciudad en la que considera que por su tamaño se debe potenciar el uso de la bicicleta y el patín. El mayor de los ejemplos lo ofrece aportando su experiencia personal. «Tardo o mesmo cando vou no coche e no patinete ao meu lugar de traballo, exactamente 12 minutos». El patinete lo aparca dentro de su centro de trabajo, «nun lugar que non molesta», y cuando va a hacer recados o a tomar algo ''o deixo a miña vista e ás veces con candado''. Nunca sintió que pudieran robarlo.

''O maior problema co que me encontrei foi a inicial inseguridade legal por non ser clara a normativa'', apunta Pumarega 

Pero la falta de conciencia y las falsas creencias generan que muchos miren con escepticismo estas alternativas de movilidad sostenible, lo que después provoca que ''teñamos que andar con moito ollo'', se lamenta. ''Os condutores reticentes a estas alternativas respectan o xusto, póñenseche detrás ansiosos por adiantar'', cuenta. Pero ''o maior problema co que me encontrei foi a inicial inseguridade legal por non ser clara a normativa'', aclara Pumarega.

Llama también a la necesaria responsabilidad individual porque ''hai persoas que van no patinete e non andan como deberían: van moi rápido ou pola beirarrúa entorpecendo e asustando aos peóns que transitan tranquilamente''.

JÓVENES. Una adolescente, A.G., hace uso diario del patinete eléctrico desde hace cinco meses. Para ir a entrenar, a clases particulares o para dar un paseo por el río Rato, del que destaca es idóneo para dar una vuelta a bordo del patín por contar con carril bici.

Este medio de transporte se ha convertido en la alternativa de movilidad preferida por los más jóvenes cuando no tienen cómo desplazarse entre distintos puntos alejados de la ciudad.

No es la única en su entorno. Entre su grupo de amigos en edad escolar la utilización del patinete es una constante, lo tienen la mayoría, y se suelen mover en grupo. Han reducido así el uso del coche individual, pero no del bus, que siguen aprovechando cuando son un grupo mayor y hay alguien sin patín. El estacionamiento lo realizan con un simple candado entrelazado en cualquier soporte que les permita asegurarlo.

''Temos que andar con moito ollo, os conductores reticentes respetan o xusto, póñenseche detrás para adiantar''

De hecho, aseguran que solo existe un punto para el aparcamiento de estos vehículos personales en toda la urbe, situado en la Praza Maior. Eso sí, la tendencia parece cambiar. El centro comercial As Termas cuenta con un punto de recarga por lo que el largo recorrido para llegar y la corta autonomía de los patines ya no son una excusa para no ir.

Pero no todo son rosas. Siempre intentan escoger rutas por las que discurra una ciclovía y si no es posible, pues por la carretera, práctica que consideran ''muy insegura. No es cómodo ir entre coches, es la última de nuestras opciones''. El carril bici se ha convertido en el gran aliado de la movilidad alternativa. Ya no solo para la circulación de bicicletas, ahora también para el uso de patinetes para los que los tramos de carril existentes son insuficientes, afirman.

EMPRESAS EMERGENTES. Por otro lado, las empresas emergentes de movilidad compartida, muy populares en el resto de la geografía española, no acaban de encontrar su sitio en capitales gallegas como Lugo. Su servicio se activa cuando, tras descargarse la aplicación en su dispositivo y pagar una pequeña cantidad, el candado que asegura el patinete se abre para su uso y el sistema cobra al usuario céntimos por cada minuto de utilización.

La desaparición de BUNY Ride 
BUNY Ride, la única empresa de alquiler de patinetes electricos compartidos que operaba en Lugo, dejó de hacerlo de manera repentina.

Quejas de usuarios

El servicio dejó de prestarse ya en los meses previos al inicio de la pandemia. Y la desaparición llegó precedida de las críticas de muchos usuarios. Muchos de los clientes han denunciado en comentarios que el ineficiente funcionamiento de la aplicación provocaba que la compañía se quedara con el dinero que habían introducido en el monedero virtual con imposibilidad de retirarlo, entre otras malas praxis.

Sin relevo

De momento, el testigo no lo ha recogido ninguna empresa pese a que los patinetes son un fenómeno de la movilidad urbana y su demanda lleva años creciendo.