El viaje feliz del paciente cero de la Uci del Hula

Teolindo Fernández Fontal, de 78 años, ha hecho un viaje larguísimo para llegar a la planta Covid del Hula. Empezó con un avión desde Zúrich y acabó con 63 días en la Unidad de Cuidados Intensivos. Ha sido su primer paciente infectado con coronavirus y este lunes, por fin, recibió el alta y pudo pasar a la planta de hospitalización

Teolindo Fernández Fontal, este lunes en la planta de hospitalización del Hula. EP
photo_camera Teolindo Fernández Fontal, este lunes en la planta de hospitalización del Hula. EP

Para poder hablar Teolindo se tiene que poner un dedo en el agujero de la traqueotomía que le hicieron mientras estaba en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hula. Así lo hace por ejemplo para charlar por videoconferencia con su familia, que permanece en Suiza, algo que sucede a diario desde que pudo abandonar la ventilación mecánica. 

Así lo hizo también este lunes para confirmar que se encuentra "bien" desde la unidad de hospitalización 4A, la planta Covid-19 del hospital lucense; en la que, en realidad, no se considera que haya actualmente ningún paciente con coronavirus. Ministerio de Sanidad y Sergas cambiaron hace unas semanas el criterio con el que comunican los datos y, por ese motivo, no figuran en ellos todos los enfermos que, como Teolindo, dejan de tener carga vírica. A él, como a otros dos que también estaban en Uci como él, ya hace tiempo que les han salido dos PCR negativas en un plazo de 72 horas y, desde entonces, no aparecen en la contabilidad oficial. Pese a todo, es el Covid-19 lo que lo ha tenido 63 días en una cama de Uci, convirtiéndolo en el paciente más veterano de la unidad, el primero que ingresó en ella y el que más ha tardado en marcharse. 

Becerrense, nacido en el lugar de Narón, Teolindo tiene 78 años y emigró a Suiza en la juventud para ganarse la vida en la construcción. Cuentan sus vecinos que tiene ahora una casa arreglada en Narón y otra en Becerreá. Casado en Suiza con una mujer de origen chileno, tiene un hijo y dos nietos. No falta cada año un viaje a Becerreá, donde permanece varios meses de verano desde que se jubiló. Este mismo lunes aseguró que el que hizo el pasado 14 de marzo fue precisamente ese, el viaje de todos los años para pasar el verano en casa, un poco adelantado en esta ocasión. En diversos momentos de su ingreso contó que había tenido muy claro que, si es que iba a morir, quería que fuera en su tierra. 

Solo pasó una noche en Becerreá tras llegar de Suiza, ya que acudió al PAC al día siguiente y fue remitido al Hula

Aquel sábado cogió el avión en Zúrich con destino a Santiago de Compostela e hizo trasbordo en Barajas. Fue porque pasaba por Madrid, zona de riesgo, por lo que la taxista de Becerreá a la que llamó para que fuera a recogerlo a Lavacolla le entregó nada más subirse al coche una mascarilla y unos guantes. Así hizo el viaje desde Santiago hasta su casa de Becerreá donde pasó la noche y, al día siguiente fue al PAC. Fue enseguida derivado a Urgencias del Hula y no ha vuelto a salir del hospital desde entonces. 

Mientras, a la taxista le recomendaron un aislamiento domiciliario de 14 días. Cuando se confirmó el positivo de Teolindo, y después de pasar más de una hora en un lugar pequeño y cerrado con él, fue considerada un contacto estrecho y se le pidió que observara sus síntomas. Cuando presentó algunos que parecían compatibles con una infección por coronavirus, le hicieron una PCR que finalmente resultó negativa. La medida preventiva de la mascarilla fue clave, en este caso. Resulta especialmente llamativo que se tomara en ese momento, cuando en Lugo se estaban presentando los primeros casos y la información sobre la conveniencia o no de usar mascarillas era muy contradictoria. 

Su mujer, hijo y tres nietos siguen en Suiza y habla con ellos todos los días por videoconferencia pese a su traqueotomía

Teolindo ingresó inicialmente en la planta Covid y pasó después a la de Unidad de Cuidados Intensivos. Al ser el paciente cero de la Uci, el primero de sus ingresos; al haber pasado por otros servicios del hospital y dadas sus circunstancias particulares pronto se convirtió en un paciente muy conocido en el hospital. Gran parte del personal conoce la historia de Teolindo, su viaje con final feliz. Para Ulises la vuelta a Ítaca duró diez años, los mismos que la guerra que salió a luchar. Para Teolindo, la vuelta a casa incluye más de dos meses de ingreso en un hospital, un coma inducido, una intubación, y una traqueotomía para permitir la extubación. Eso, resumiendo. Lo cierto es que un ingreso tan largo y especialmente de una enfermedad como esta, nueva e impredecible, es un verdadero periplo. Para cuando fue despertado del coma, los especialistas sabían bastante más del Covid-19 que cuando entró en él. Con todo, siguen existiendo dudas y lagunas, que solo el tiempo solucionará. 

Los últimos días del becerrense en la Uci fueron más que nada para que el personal se cerciorase de que estaba en condiciones de pasar a planta. En el Hula, un hospital que en ningún momento ha llegado al colapso durante la pandemia, se mantiene tanto en Uci como en planta un actitud preventiva y conservadora. Se quieren dar altas cuando existe la certeza de que el paciente va a estar bien en su destino, ya sea la planta de hospitalización o su domicilio y no antes; se hace lo que sea para evitar reingresos. El alta de Teolindo lleva días barajándose y no se produjo hasta este lunes. 

La marcha de Teolindo a planta ha sido muy celebrada y emotiva, ya que se trata de un paciente conocido por todos en la Uci

Su marcha de la Uci fue emocionante. Si las de los pacientes con coronavirus lo están siendo en todos los casos, cómo no va a serlo la del paciente que más tiempo ha pasado en la unidad, del que todo el personal conocía su historia personal, al que habían visto charlar cada día con su mujer e hijo. En eso, todos los pacientes con Covid-19 son iguales. Poco importa que sus familiares estén en Zúrich o en Becerreá: la única forma de verlos es a través de la pantalla del teléfono. 

Entre aplausos y algunas lágrimas, Teolindo fue trasladado a la planta 4 donde le espera ahora una nueva fase de su convalecencia. Previsiblemente tendrá que pasar una temporada en España para coger fuerzas antes de volver a Suiza porque todos los ingresos largos de Uci, y los de Covid-19 no son una excepción, debilitan a los pacientes y tienen secuelas. Por el momento, sigue descansando en el Hula.

Un alta en la voz de un paciente 
Quique Iglesias ha contado en Facebook su alta tras 26 días en la Uci del Hula por una infección por coronavirus y su relato se ha compartido y comentado muchísimo. Llama al personal sus "ángeles de la guarda" y les agradece que no hayan tirado la toalla, tampoco en tres momentos críticos que sufrió. También destaca los ánimos que dieron a su familia, así como la información puntual y veraz que le proporcionaron.
 

Comentarios