El paro es, con mucha diferencia, el principal problema de los lucenses, según revela la encuesta de Infortécnica y que se corresponde con la grave crisis económica provocada por el coronavirus y las restricciones impuestas para atajarlo, si bien el virus, como problema sanitario, no figura ya en los primeros puestos entre las grandes preocupaciones en Lugo una vez que la vacunación marcha a buen ritmo y los contagios descienden.
El 21,5 por ciento de los consultados pone al desempleo como la principal dificultad a la que se enfrenta el municipio, frente a un 14 por ciento que sitúa en esa posición al mal estado de las calles y vías de Lugo. El bipartito intenta atajar las deficiencias con distintas actuaciones, desde pequeños arreglos a intervenciones más ambiciosas, pero no consigue que los ciudadanos estén satisfechos con la imagen urbana y uno de sus retos será dar la vuelta a esa percepción.
La limpieza de la ciudad preocupa casi tanto como el estado de las calles y la desaprueba un 13,6 por ciento de los encuestados. El Concello de Lugo tiene caducada la concesión del servicio desde el año 2017 y la empresa Urbaser lo sigue prestando con material muy deteriorado y anticuado.
El proceso para adjudicar de nuevo el contrato, que sufrió todo tipo de retrasos, se vio enlodado este año por distintos recursos al quedar fuera del concurso las grandes empresas.
El Ayuntamiento logró este mes vía libre del Tribunal Administrativo de Contratación Pública de Galicia (Tacgal) para retomar el proceso y renovar por fin un servicio del que saldrán 13 millones de euros de las arcas municipales y que será fundamental para que mejore la imagen de la ciudad amurallada.
Aunque en Lugo no hay la tensión que se percibe en España y en el actual mandato no existe la inestabilidad que se vivió en el anterior, en el que el PSOE gobernó en minoría, para un 11,7% de los encuestados la política es otro de los principales problemas de la ciudad.
Le sigue la circulación, con un 7,5%, justo cuando la ciudad vive un drástico cambio de tráfico en el centro con el cierre de la Ronda da Muralla en la zona de A Mosqueira para su peatonalización y la reordenación de las calles aledañas, al que los lucenses todavía se están acostumbrando tras los atascos de las primeras jornadas, que todavía siguen en horas puntas, coincidiendo con la entrada y salida de los colegios de la zona.
La situación de los parques y jardines figura en el sexto lugar entre las preocupaciones de los lucenses (7%), seguida del transporte público, que estrena estos días un nuevo modelo y que está generando protestas en muchas zonas del municipio.
El BNG hace de la reforma de los autobuses una de sus grandes apuestas. El servicio presentaba hasta ahora grandes deficiencias y perdía cada vez más usuarios. El nuevo modelo ofrece líneas más cortas, con más frecuencias y con trasbordos, de forma que todos los barrios estén comunicados con el centro y con una frecuencia de media hora, pero la supresión de algunas paradas ha soliviantado a muchos ciudadanos y la Federación de Vecinos, enfrentada a los nacionalistas, le ha declarado la guerra. Habrá que ver el coste político que conlleva para el BNG.
La elevada carga fiscal (4,7%) sigue al transporte como uno de los problemas que destacan los lucenses, seguido del covid (3,3%), la economía (2,3%) y la seguridad, que solo preocupa a un 1,9% en una ciudad que no figura entre las que registran un elevado índice de criminalidad.
Algunas de estas encuestas —casos de Monforte de Lemos y Viveiro— están en proceso de elaboración, mientras que el trabajo de campo para las dos restantes —Vilalba y Sarria— se acometerá próximamente.
Monforte (donde gobierna José Tomé, actual presidente de la Diputación), Viveiro (con María Loureiro como alcaldesa) y Vilalba (con Elba Veleiro en la alcaldía) están en manos socialistas, mientras que el exsocialista Claudio Garrido es el primer edil de Sarria.
