El Concello aceptó esta semana el recurso que presentó la propiedad del párking Ánxel Fole contra la orden municipal de cierre emitida en septiembre, la tercera desde 2016. De esta forma, las dueñas del aparcamiento siguen ganando tiempo para intentar legalizarlo, ya que, aunque comenzó a funcionar en el 2000, no tiene licencia de actividad.
El Concello tenía que responder al recurso presentado por la propiedad antes de finales de octubre, pero pospuso la decisión a la espera del informe que pidió a la asesoría jurídica municipal. Esta estudió todo el expediente y concluyó que se debía admitir la solicitud de la empresa de suspensión de la orden de cierre, como medida cautelar, —la firma alega que está gestionando la forma de legalizar la construcción—, porque a día de hoy el Concello aún no respondió al recurso que las dueñas del Ánxel Fole presentaron en 2017, cuando la administración local declaró ineficaz la comunicación previa de actividad presentada por la empresa. También está sin finalizar un expediente de infracción urbanística abierto hace años por el Concello en relación a obras realizadas posteriormente.
Desde la concejalía de urbanismo se ha dado orden a los técnicos para que resuelvan este expediente y respondan al recurso relativo a la comunicación previa de actividad. Cuando ambos trámites estén solventados, y si la respuesta sigue siendo contraria a los intereses de la empresa, esta todavía tendrá la oportunidad de recurrir al juzgado, que será quien decidirá si permite al párking seguir funcionando mientras no se legaliza. La parte afectada tendrá dos meses de plazo para acudir a esa instancia.
La propiedad del Ánxel Fole sigue ganando tiempo, por tanto, para mantener una actividad que asegura que es crucial para poder llevar a cabo el desarrollo urbanístico que permitirá legalizar el aparcamiento. La obra del párking obtuvo licencia en 1990, pero tardó diez años en iniciarse, según la propiedad porque Xunta y Concello no se ponían de acuerdo sobre el resultado de las excavaciones arqueológicas. Mientras tanto se aprobó el plan urbanístico del casco histórico y el terreno fue incluido en una unidad de actuación, que debe desarrollarse de forma integral. En esa línea están trabajando las dueñas del Ánxel Fole y el resto de propietarios de esa bolsa de suelo.
