"Parí en casa y segura"

La muerte de un bebé durante un parto domiciliario aviva la polémica sobre su seguridad. La diputada Sonsoles López Izquierdo, que tuvo en su casa a sus hijas, y la matrona Elena Cabana recuerdan que la presencia de personal sanitario es imprescindible

Parto en casa. AEP
photo_camera Parto en casa. AEP

En 2007 la ahora diputada provincial Sonsoles López Izquierdo estaba embarazada de Telma, su primera hija, y se puso a estudiar. Quería saber cómo era la fisiología del embarazo y del parto y, también, cómo era un nacimiento en el hospital. Suyo fue el primer plan de parto (que establece lo que la paciente acepta o no) que llegó al Xeral, un documento entonces tan novedoso que el gerente la llamó por teléfono, asombrado. "De lo que me enteré, me horrorizó. En todos los casos se hacían episiotomía [corte en el perineo], se rasuraba y se ponían enemas a las mujeres. Te podían atar a la cama para que no te movieras. Era una tortura", dice. Fue eso lo que la llevó a decidir parir en su casa.

A través de la asociación El Parto es Nuestro consiguió el contacto de matronas que atendían alumbramientos en domicilios. Entonces vivía en Paradela, en una casa a 35 minutos del Xeral, pero conservaba su piso en Lugo. "Cumplía el límite de tiempo del traslado al hospital por los pelos pero decidí hacerlo en Lugo, que estaba solo a cinco minutos", explica.

Cuando llegó el día, las largas 26 horas hasta que tuvo a Telma en brazos, ya había tenido reuniones con las dos matronas que la asistieron. Conocían el estado de sus pruebas y de las que le habían hecho al bebé. Se presentaron en su casa con un kit de reanimación, una bombona de oxígeno, un pulsiómetro, la vitamina K que se administra al recién nacido.

Elena Cabana: "Yo respeto el parto en casa y apoyo a la madre que lo elija. Siempre debe estar presente un profesional sanitario"

"El caso de Vigo es trágico, fruto de una irresponsabilidad porque en un parto tiene que estar un sanitario, no una mujer sola. Pero me parece fatal que, por un caso así, se demonice el parto en casa. Hasta he oído decir que se trata de una pseudociencia, algo que me parece ridículo. Yo parí en casa y segura", dice López Izquierdo, que quisiera que también "se hablase de las muertes en nacimientos en el hospital o de problemas de salud como de la endometriosis" con semejante despliegue al caso vigués. A su juicio, el parto a domicilio debiera ofrecerse como un servicio más del Sergas. Su segunda hija, Leire, de 9 años, también nació en casa. Recuerda que el servicio de matronas le costó unos 1.800 euros y que el Sergas contabilizaba entonces que un parto hospitalario sin complicaciones rondaba los 3.000. Cree que, hoy en día, repetiría, aunque reconoce que la situación ha cambiado.

La matrona Elena Cabana lo confirma. Lleva 18 años ejerciendo y asegura que el intervencionismo constante ya no existe. "En el hospital de Lugo está garantizada la calidad humana. La estrategia del Sergas es la de un parto de baja intervención, donde la mujer decide. Desde luego, no se hace episiotomía, ni se ponen enemas ni se rasura. La mujer se mueve libremente, puede parir en la postura que le sea más cómoda, puede usar la bañera...", dice.

Tiene la certeza de que, en el caso de Vigo, la mujer no estuvo acompañada ni asesorada por ningún profesional sanitario. "El personal sanitario capacitado para atender un parto es la matrona y la ginecóloga. Ninguna atendería en una casa el parto de un bebé que viene de nalgas", explica.

Apenas percibe interés en consulta por la posibilidad de parir en casa. "La mayoría de las mujeres quieren recibir la epidural y, con anestesia, el parto es de hospital", apunta. Pero también recuerda que es una posibilidad de la que hay que informar a las madres. "Yo respeto el parto en casa y apoyo a la madre que lo elija", asegura, insistiendo en que debe estar presente un sanitario.