Un padre lucense dice que Hacienda le castiga por cuidar a su hijo

Se ocupa del menor en un sistema de custodia compartida y ahora se le exige que pruebe la convivencia o que pague más impuestos

Antonio Folgueira, ante Hacienda. J. VÁZQUEZ
photo_camera Antonio Folgueira, ante Hacienda. J. VÁZQUEZ

¿Dónde está la igualdad? La pregunta la hacía ayer a las puertas de Hacienda Antonio Folgueira, un lucense que tiene la custodia compartida de su hijo y al que la autoridad fiscal le exige que demuestre la convivencia con el niño. De lo contrario, será penalizado con mayores impuestos.

El padre, que ayer acudió a la oficina del Valedor do Pobo y que pedirá la intervención del Defensor del Pueblo en su caso, explica que Hacienda pretende cobrarle 510 euros adicionales y 13,59 euros de intereses por su última declaración. "He perdido ya cuatro días acudiendo a Hacienda y no hay forma de solucionarlo, a pesar de que tienen una sentencia de divorcio que establece claramente que mi hijo vive una semana con su madre y una semana conmigo, por lo que no hay lugar a dudas sobre la convivencia", critica.

Folgueira atribuye la actuación de Hacienda a un claro objetivo recaudatorio. No duda de que lo que se busca es recaudar y dice que el criterio es nuevo, ya que se divorció en 2010 y desde entonces ha hecho la declaración fiscal incluyendo la convivencia con su hijo, sin que nunca se le pusiera ningún problema.

"Mi abogado me dice que le está pasando a mucha gente. Parece que pretenden que vayas al juzgado, que es algo que lleva tiempo y dinero, por lo que no todo el mundo se lo puede permitir", dice el padre lucense.

Folgueira, en todo caso, está dispuesto a batallar. "El problema no son ya los casi 600 euros más que me piden que pague este año, es que esto podría seguir igual en años sucesivos si no admiten lo obvio, que yo convivo con mi hijo", manifesta.

El padre se muestra indignado por el hecho de que se le requieran pruebas adicionales, cuando Hacienda dispone ya de la sentencia que establece que él convive en semanas alternas con su hijo.

Dice, de hecho, que él está feliz con esa fórmula de cuidado de su hijo y que no renunciaría a ella por nada. Pero remarca que para él tiene un coste importante, que puede ser fácilmente comprobado por Hacienda. Para empezar, dice, el niño está escolarizado en Lugo, pero él vive fuera de la ciudad desde el divorcio, por lo que a diario tiene que hacer un montón de desplazamientos para llevarlo al colegio y recogerlo. A mayores realiza otros desplazamientos con el menor para que acuda a los entrenamientos y los partidos en el club en el que milita. El padre dice que hace encantado todos esos viajes, pero ve injusto que se le penalice fiscalmente por ocuparse de su hijo.

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