Donde la muralla de Lugo no aguanta una foto

A Tinería y las zonas limítrofes al barrio son la zona cero de las estampas de feísmo que ofrece un paseo por el monumento romano ▶ Los edificios singulares cuya rehabilitación está bloqueada no son el único problema y falla hasta el mantenimiento más elemental
Una casa que permanece anclada a la muralla desde hace años para evitar que se caiga. XESÚS PONTE
photo_camera Una casa que permanece anclada a la muralla desde hace años para evitar que se caiga. XESÚS PONTE

La muralla es la joya de la corona de Lugo, pero también el mirador al que se asoman los horrores de una ciudad que sigue cuidando poco el urbanismo y nada, o casi nada, el ornato más elemental.

El monumento romano, que nadie podría intuir al entrar en la ciudad porque está cercado de construcciones, se convierte en grandiosa sorpresa solo al llegar a las puertas de la Ronda y luego permite un lujo exclusivo: la posibilidad de recorrerla caminando a lo largo de todo el adarve.

El paseo es excepcional, pero en muchos momentos también un muestrario de horrores y de signos de dejadez. Los avances logrados en la imagen del casco histórico son muchas veces imposibles de apreciar desde la muralla. Un buen ejemplo de ello es A Tinería, cuyas calles tienen ya poco que ver con la imagen de abandono y degradación que ofrecían hace apenas veinte años.

Pero si la panorámica del barrio se toma desde la muralla, nadie diría que esas calles esconden coquetos edificios, animados negocios y, según la hora del día, un ambiente de lo más apetecible. Al contrario, la imagen desde la muralla es pésima porque todas las trabas a la rehabilitación parecen haberse centrado en esa primera línea de vistas al monumento. Buen ejemplo de ello son la Casa Torre, antiguo hospital medieval pegado al monumento, el pazo de Doña Urraca, todo un símbolo de la historia de Lugo.

Pero el carácter emblemático de esos edificios no ha valido para que se acelerara su recuperación, a la que se lleva dando vueltas desde hace años y que una y otra vez quedan empantanados por las trabas a los proyectos arquitectónicos para su restauración. Pero ni siquiera hay que mirar a esos edificios emblemáticos de la historia de Lugo para ver el alcance del abandono. Casas cercanas llevan lustros no solo en la ruina, sino directamente sostenidas con soportes que se apoyan en la muralla sin que se haya dado un paso para corregir el problema.

Pero en una ciudad donde toda gestión urbanística parece exigir años y años de trámites, no solo los edificios en mal estado son el lastre que hacen que las postales de la muralla las de una ciudad en ruinas. Un ejemplo está en el solar de la Xunta situado entre A Tinería y el hospital Ollos Grandes, donde el descuido hace que no solo esté dejado el terreno en el que en su día se hicieron excavaciones, sino que hasta anda por los suelos desde hace tiempo un cartel, sin que nadie se anime a retirarlo para aliviar al menos el feísmo.

Para colmo, la estampa se produce en una zona que en tiempos fue un jardín, pero la zona verde que había acondicionado el Concello se levantó para hacer una prospección arqueológica y, una vez acabada la excavación de la Xunta, el terreno se dejó en el abandono.

Pero no es esa la única zona del interior de murallas en el abandono, un problema que se repite en muchos tramos del perímetro.

De las pintadas a las heces caninas
Muchos de los problemas que se observan desde el adarve derivan de la escasa resolución a la hora de afrontar proyectos de rehabilitación, siempre lastrados por eternas trabas, pero otros tienen que ver simplemente con el civismo.

Un ejemplo de ello podrían ser las feas pintadas que acaban por destrozar la ya con frecuencia pobre estampa de muchos de los edificios colindantes con el monumento.

Cotidiano también es el problema de las heces caninas, una de las cuestiones que quizás más enfadan a los lucenses que suelen pasear por el adarve.

Ronda interior
Lugo celebra medio siglo del derribo de las casas que estaban adosadas a la muralla en el exterior, en la Ronda, un proyecto que se ejecutó con bastante rapidez. La ciudad lleva años, sin embargo, sin lograr casi avances en el reto que se marcó de generar una ronda interior alrededor del monumento.

No solo eso, en alguno de los escasos tramos de la ronda interior han proliferado los problemas derivados de la falta de civismo, sobre todo los de limpieza, lo que también disuade del uso.