El barrio de As Gándaras ya no tiene okupas. Esta semana se marcharon los últimos. Dejaron libre la casa que llevaba varios años allanada en la Rúa Virxe da Soidade. Las ventanas de esta vivienda unifamiliar, que se encuentra en las inmediaciones del colegio, fueron selladas con unas planchas metálicas.
Los alpendres que hay en la parcela, que los okupas utilizaban para amontonar enseres, están vacíos. Solo quedan en el pasillo que da a ellos una lavadora y un horno, rodeados por azulejos, restos de madera y envases de plástico.
Esta casa, que es propiedad de una persona mayor que está ingresada en un geriátrico, estaba pendiente de que se hiciese efectiva la orden judicial de desahucio.
Los infractores de Virxe da Soidade se marcharon casi tres semanas después de que lo hiciese la pareja que adeudaba varios meses de renta al dueño de la casa que tenía alquilada y de que una agencia de desalojo exprés convenciese a otro matrimonio para que dejase la vivienda que ocupaban.