Una ocasión única para que la Froilana recupere su voz

Muy pocos la conocen pero ella, la Froilana, es tan lucense como la muralla. La Froilana es la campana mayor de la catedral pero lleva tres años callada por estar sin badajo. Ahora que la Unesco declaró patrimonio el toque manual, es hora de hacerla hablar
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photo_camera Juan José González, Manuel Calvo y Francisco Ruiz-Giménez, campaneros de la catedral de Lugo. XESÚS PONTE

El sonido de Santiago es el de la Berenguela, la campana más grande de la catedral; el sonido auténtico de Lugo sería el de la Froilana, la patrona del resto de campanas de la basílica, que suman un total de diecisiete. Sin embargo, la Froilana —de metro y medio de diámetro y un metro de alto— está callada. Hace trece años que los lucenses ya no escuchan su peculiar sonido, el grave que da sostén al resto de los metales de las demás, más agudas.

Manuel Calvo López que, a sus 80 años, es el campanero más veterano de la catedral, describe el sonido de la Froilana como el bajo de un coro. El silencio de esta campana, que lleva el nombre del patrón de la ciudad, se debe a que no tiene badajo. Una simple cuerda fuerte podría devolverle la voz.

                      Juan José González, Manuel Calvo y Francisco Ruiz-Giménez. Abajo, la torre de las campanas y las del carrillón.
Campanas del carillón. XESÚS PONTE/ XESÚS ÁLVAREZ

"La Froilana lleva tres años sin badajo y su sonido es muy importante porque es el contrapunto a las demás. Solo se le da un toque pero funciona como un bajo. Con una buena correa, se podría solucionar el problema y no resulta muy caro. Ahora la que está haciendo el papel de la Froilana es la Prima, un poco más pequeña y menos grave. A esta le damos dos toques. Pero la Froilana es especial. Recuerda a la Berenguela, que marca el sonido de Santiago", cuenta Calvo, que añade que para mover la Froilana "hacen falta dos o tres personas".

Este hombre no está solo al frente de las campanas de la catedral, José Francisco Ruiz-Giménez Tuñas y Juan José González Salvador son otros dos campaneros de la basílica lucense. Ambos pasan de los 60 y el relevo no está fácil. Hace años, llegó a haber bastantes voluntarios para tocar las campanas. Entre ellos, una jueza, un coronel de la Guardia Civil y un director de un centro penitenciario. Pero ahora hay menos gente. "Nos dijeron que quieren mecanizar el toque, con lo cual desaparecería el manual y le quitan encanto", dice José Francisco Ruiz-Giménez.

Estos tres campaneros suben tres veces al año a las torres: el Domingo de Pascua (para tocar en la procesión del Encuentro), el domingo de Corpus (para la procesión) y el Domingo de Octava (para la Ofrenda del Antiguo Reino de Galicia). La ‘partitura’ siempre es la misma: las campanas pequeñas tocan a arrebato; a las medianas, se les dan dos toques, y la Froilana, o Prima últimamente, recibe solo uno. "Esa es nuestra rutina. También tocamos las campanas cuando muere un obispo y llega otro nuevo. Por ejemplo, cuando falleció fray José y cuando vino Alfonso Carrasco. Pero también tocamos cuando renunció al Papado Benedicto XVI o en la celebración de la Jornada Mundial de la Paz", manifiesta José Francisco.

                      Juan José González, Manuel Calvo y Francisco Ruiz-Giménez. Abajo, la torre de las campanas y las del carrillón.
Torre de las campanas. EP

Abandono. Tanto este campanero como Manuel Calvo comenzaron a ocuparse de este trabajo por su vínculo con el turno de la Virgen del Pilar, dentro de la Adoración Nocturna. Juan José González es de Reinosa, Cantabria, y allí ya tocaba las campanas. Al llegar a Lugo e integrarse en la Cofradía del Desenclavo también se interesó por recuperar el oficio. "Las campanas están un poco abandonadas. Como las vi así, yo mismo me ocupé de renovarle las cuerdas a algunas. Las pequeñas se tocan con una cuerda larga y hay una rota, que aún suena, pero mal", dice Juan José González.

Las campanas menores tampoco se encuentran en muy buen estado. "Están todas estropeadas y no se pueden reparar, hay que fundirlas", añade José Francisco.

Manuel Calvo, por su parte, afirma que llegó incluso a tocar las campanas del carrillón con un martillo que se trajo de casa. "Tenían un martillo por dentro, pero no funciona. Sin embargo, llegué a hacerlas sonar con un martillo que llevé yo", indica.

También está averiado el carrillón del reloj, cuyas siete campanas tocaban, hasta hace 60 años, todos los días a las doce, la misma canción: ‘Alabado sea el Santísimo Sacramento del altar’...

Las campanas que componen la catedral

                      Juan José González, Manuel Calvo y Francisco Ruiz-Giménez. Abajo, la torre de las campanas y las del carrillón.
Cimbálico, 1740. XESÚS PONTE/ XESÚS ÁLVAREZ
                      Juan José González, Manuel Calvo y Francisco Ruiz-Giménez. Abajo, la torre de las campanas y las del carrillón.
Mariana mayor, 1719. XESÚS PONTE/ XESÚS ÁLVAREZ
                      Juan José González, Manuel Calvo y Francisco Ruiz-Giménez. Abajo, la torre de las campanas y las del carrillón.
Mariana Menor, 1719. XESÚS PONTE/ XESÚS ÁLVAREZ
                      Juan José González, Manuel Calvo y Francisco Ruiz-Giménez. Abajo, la torre de las campanas y las del carrillón.
A Sardiñeira, 1920. XESÚS PONTE/ XESÚS ÁLVAREZ
                      Juan José González, Manuel Calvo y Francisco Ruiz-Giménez. Abajo, la torre de las campanas y las del carrillón.
Prima, 1805. XESÚS PONTE/ XESÚS ÁLVAREZ
                      Juan José González, Manuel Calvo y Francisco Ruiz-Giménez. Abajo, la torre de las campanas y las del carrillón.
Santa María, 1864. XESÚS PONTE/ XESÚS ÁLVAREZ
                      Juan José González, Manuel Calvo y Francisco Ruiz-Giménez. Abajo, la torre de las campanas y las del carrillón.
Froilana, 1792. XESÚS PONTE/ XESÚS ÁLVAREZ

Diez más que no se tocan

Las campanas que se tocan en la catedral son siete, pero hay diez más que no se tocan. Estas son las siete del carrillón, afinadas en escala; las dos del reloj (la de Horas, de 1577 y  la más antigua, y la de Cuartos) y la de Señales, según un trabajo de Campás e Camiños publicado en badaladas.gal.

La campana de Señales, situada fuera de la torre de campanas, se manejaba desde abajo para dar la señal para comenzar a tocar las otras.