O Garañón, tras 5 años precintado, luce más grafitis hechos con riesgo

La única forma de hacerlos es descolgándose de la fachada porque no hay andamios o cornisas de apoyo
Nuevas pintadas en la fachada de O Garañón
photo_camera Nuevas pintadas en la fachada de O Garañón

Ni andamios, ni cornisas, ni elemento alguno que ofrezca soporte explica cómo se hicieron las últimas pintadas que luce el polémico edificio de O Garañón. Solo descolgándose con una cuerda de escalada y trabajando en esa situación se podrían haber realizado los nuevos grafitis que muestran la fachada de un inmueble que lleva cinco años precintado y que, pese a todo, recibe intervenciones periódicas.

Gracias a lo que parece una práctica muy arriesgada -y que resulta llamativo que haya pasado desapercibida mientras se llevaba a cabo- la torre construida luce desde el séptimo piso y hacia abajo las letras B, A, S y T. En el otro lado, desde un piso inferior: Y, A y S.

No es la primera vez que se producen hechos así y, en realidad, estos no son las únicas pintadas que tiene el edificio, que en su punto más alto tiene hasta una dedicatoria amorosa.

En noviembre de 2010, en el momento en el que el juzgado ordenó parar la obra, se le colocó un candado. Meses más tarde, el constructor denunció la presencia de personas desconocidas en el edificio. Los hechos ocurrieron varias veces, incluso a plena luz del día y sin que se acabase localizando a los extraños. En alguna ocasión fueron personas que paseaban una tarde de sábado por el Parque los que alertaron de la presencia de gente en un edificio que debía estar vacío. Fue entonces cuando apareció la dedicatoria del punto más elevado.

Quizás la situación más peregrina se produjo en 2013. Puede ser hasta casi esperable que las pintadas aparezcan en edificios parados y que el precinto judicial no resulte disuasorio para los protagonistas de actos vandálicos, pero que tampoco lo sea para una empresa resulta más raro.

Una obra parada por motivos ajenos a los judiciales suele contar con vigilancia, mientras que en este caso, nadie puede acceder a las instalaciones, ni siquiera el constructor, el promotor o un guardia de seguridad contratado por ellos. Por eso, la ausencia de vigilancia puede contribuir a que aparezcan pintadas. Que se anuncie una firma como Mahía es extraordinario, pero eso es lo que pasó en 2013.

La jueza llamó a promotor y anunciante a declarar por haber violado un precinto judicial para colocar un cartel publicitario.

Ahora, en una vuelta de tuerca, la característica más llamativa de las pintadas es el método al que se ha tenido que recurrir para hacerlas. Cómo realizar unos dibujos de gran tamaño, colgado de una cuerda, en un edificio céntrico, sin que te localicen y denuncien es un curioso desafío.

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