El número uno de los inspectores

El joven lucense Iago Pérez obtuvo la mejor nota en las oposiciones a la Agencia Tributaria entre mil aspirantes
El lucense Iago Pérez, nuevo inspector de la Agencia Tributaria, en la Praza Maior. EP
photo_camera El lucense Iago Pérez, nuevo inspector de la Agencia Tributaria, en la Praza Maior. EP

La vocación por el servicio público llevó al lucense Iago Pérez a hacerse, a los 24 años, técnico de la Agencia Tributaria. Seis años después, acaba de obtener el primer puesto de la vigésimo cuarta promoción del cuerpo superior de Inspectores de Hacienda del Estado después de superar un largo proceso selectivo que se eternizó por los efectos colaterales de la pandemia.

El joven obtuvo la mejor nota de los mil opositores que aspiraban a esos puestos. Explica que accedió a la oposición por promoción interna como técnico de Hacienda y que, por este motivo, estaba exento de realizar los dos primeros exámenes de los cinco de los que consta la oposición, más la prueba de idioma extranjero, en su caso inglés, que es eliminatoria.

Este lucense, que cursó el Bachillerato en el Colegio San José y la carrera de Economía en la Universidad de Santiago de Compostela, admite que preparó los tres exámenes restantes con esmero.

Iago Pérez fue recibido por el Rey junto al resto de la promoción del Cuerpo Superior de Inspectores de Hacienda del Estado

En el primero de ellos se enfrentó a 68 temas divididos en tres bloques de Derecho Administrativo, Hacienda Pública y Derecho Financiero.

Más adelante se examinó también de Derecho Tributario, lo que implicó retomar las tareas de memorización de 63 nuevos temas. Y por último, debió enfrentarse a la prueba de un caso práctico.

En los exámenes orales, un bombo de donde se extraen cuatro bolas determinó los temas "a cantar", frente al tribunal.

DEDICACIÓN. Compaginar trabajo y estudio resultó un ejercicio complejo, que no parece apto para el común de los mortales. A preparar las oposiciones le dedicó todo su tiempo libre, al que sumó los días de vacaciones, de libre disposición y no remunerados.

El sacrificado horario de estudio comenzaba a las las siete de la mañana y se prolongaba hasta las once de la noche, con solo dos paradas para comer y cenar.

Tras pasar por este duro trago, con el objetivo cumplido y su plaza en propiedad, fue recibido por el rey Felipe VI, junto al resto de su promoción. Ahora se enfrenta a un nuevo reto en su carrera profesional: dirigir su propio equipo como nuevo inspector de la Agencia Tributaria. "El primer año actuamos como inspectores adjuntos y después ya estamos al frente de nuestra unidad", explica el joven lucense.

Iago Pérez ha desarrollado toda su carrera en la Delegación Especial en Madrid, lugar en el que también está su nuevo puesto, en el que deberá revisar expedientes de presuntos fraudes fiscales de grandes corporaciones.

Comentarios