Las nuevas caras de la seguridad

Atravesó meses complejos, sin jefes para dirigir los turnos y con una imagen pública en entredicho, pero la llegada a la jefatura de Jesús Piñeiro y la ampliación de la plantilla convirtió a la Policía Local de Lugo en un cuerpo renovado
Isaías López —izquierda— y Luis Martínez, en las instalaciones de la Policía Local. XESÚS PONTE
photo_camera Isaías López —izquierda— y Luis Martínez, en las instalaciones de la Policía Local. XESÚS PONTE

Hace dos años, la Policía Local de Lugo vivió un momento complicado, después de que una sucesión de jubilaciones dejara un estamento desestructurado y sin mandos. Los agentes atravesaron entonces una etapa de autogestión que llegó a su fin en junio de 2019, cuando Jesús Piñeiro Santos asumió la jefatura. "Tenemos un potencial enorme, por lo que trataré de generar un poco de ilusión en la plantilla y ordenarla", dijo entonces. Año y medio después de aquella declaración de intenciones, su objetivo se ha cumplido con creces.

Además, a lo largo del pasado año, la plantilla del cuerpo sumó una veintena de agentes, que aterrizaron en la comandancia con ilusión y ganas, una actitud que encajó a la perfección con la experiencia de los veteranos. "La llegada de los nuevos efectivos", comenta Piñeiro, "nos dio un plus de operatividad, aumentó la presencia policial en la calle y permitió una mayor estructuración en la Unidad de Atestados, que era una de mis prioridades".

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Isaías López Fernández, de 31 años y de Becerreá, y Luis Martínez Pereira, de 33 años y natural de la localidad begontina de Saavedra, son dos de los recién llegados. Funcionarios de carrera desde el 1 de diciembre, aseguran que el ambiente en la comandancia es "inmejorable" y que la población "no conoce realmente" todo el trabajo que realiza la Policía Local.

"Cuando llegué a la comandancia, lo primero que me sorprendió fue la gran cantidad de llamadas que se reciben a diario", comenta Isaac López, que decidió opositar tras estudiar Inef y realizar un curso superior de energía renovables, que le permitió trabajar en servicio de mantenimiento del Hula. "Siempre me llamó la atención el trabajo de las fuerzas y cuerpos de seguridad y decidí probar suerte. Ahora todavía estoy en una nube, pero me encanta el trabajo en la calle. Mi primer servicio fue una llamada por un supuesto caso de violencia de género. Al llegar vimos que se trataba de una joven en estado de embriaguez. Tenía una herida en una ceja porque se había caído, por lo que solicitamos la intervención de una ambulancia. Es muy satisfactorio poder ayudar a la gente".

Isaías López: "Lo que más me sorprendió cuando me incorporé es la gran cantidad de llamadas que se reciben todos los días"

Para Luis Martínez, entrar en la Policía Local -tras cursar un ciclo superior de administración y finanzas y trabajar como administrativo durante más de una década- cambió su percepción del cuerpo. "Es sorprendente todo lo que abarca este trabajo, desde seguridad ciudadana y tráfico, hasta urbanismo o medio ambiente. Creo que exige una formación continua y, sobre todo, te tiene que gustar mucho tratar con las personas, ya que siempre llegamos en sus peores momentos, cuando tienen un problema", explica.

Su primer servicio fue por unos perros de raza peligrosa que saltaban de una finca a otra. "Localizamos al propietario y resolvimos el problema. A veces es posible, pero otras veces la gente quiere que le demos una solución inmediata a su caso y no está en nuestra mano. Aun así, mi percepción es que el ciudadano tiene mucha confianza en la Policía Local", afirma.

Para estos agentes, más que vocación, el trabajo policial requiere paciencia, tranquilidad y una buena dosis de psicología. "Ahora mismo, intentamos quedarnos con lo mejor de cada compañero y dejarnos asesorar. En las primeras intervenciones es inevitable estar nervioso, pero nos están ayudando mucho y nos explican como tenemos que actuar en cada caso". Y además de la ayuda de sus compañeros, ambos cuentan con el apoyo de sus familias, algo que también consideran fundamental. "Fueron muchos meses dedicados exclusivamente a la oposición, en los que casi no tuvimos contacto con nadie, pero mereció la pena. Ahora, cuando todo mejore, toca celebrarlo", concluyen.

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