Elisa García y su marido se instalaron hace unos días en el pazo de A Fervedoira junto a otros tres matrimonios y cinco nietos de corta edad. Llevan tres años como okupas en Lugo y decidieron trasladarse al enorme complejo, que se vende por un millón de euros, después de que un amigo les contara que allí había espacio, algo que necesitan al ser muchos en la familia.
La familia se decidió por el edificio porque tiene otras ventajas, como la de estar muy cerca del Hula, donde está ingresada la madre de Elisa García. Esa cercanía le permite llegar con facilidad al hospital. Además, hay una parada de bus escolar al lado, un servicio que precisan los niños de la familia, argumenta.
La familia está dispuesta a quedarse allí durante mucho tiempo y, como el marido trabajó mucho tiempo en la construcción, hasta están arreglando el tejado y haciendo reparaciones, dispuestos a hacer del pazo su hogar.