"Lo normal eran los tiroteos"

La periodista Andrea Gómez escapó de Venezuela por la violencia política y seis años más tarde ha logrado montar un negocio de estética que inaugura este martes en Campo Castelo
Andrea Gómez posa en su negocio, Agua. XESÚS PONTE
photo_camera Andrea Gómez posa en su negocio, Agua. XESÚS PONTE

Andrea Gómez llegó de Venezuela hace seis años con un bebé y un tatuaje. Traía también algo de ropa y una piel que soporta cualquier borrasca. Atrás quedaban su ciudad, Maracaibo; su madre y una violencia asumida. "Para nosotros un tiroteo es tan normal como para ustedes comer pulpo", compara sin que le mueva uno de sus pequeños rizos.

Era periodista de sucesos en un diario local. "Me encantaba andar detrás de las ambulancias, de los asesinatos,...". En seis años en activo no recuerda nada tan fascinante como el momento en que se decidió evacuar una cárcel hedionda y hacinada. Los presos protestaron. Expresaban su malestar a boca fumeante de pistola. Andrea y tres compañeros se encontraron en el medio de los disparos, por lo que se refugiaron debajo de un coche. "Los informativos dijeron que habían encontrado armas, misiles pequeños,...", cuenta con la desgana de lo rutinario.

Pudieron verlo en sus móviles durante los dos días que estuvieron agazapados bajo el motor frío del automóvil hasta que intervino la policía. En la calle, frente a ellos, contemplaron pasmados el desfile de "una cebra, una jirafa, un hipopótamo,... que sacaron de un zoo" clandestino que el director había montado en la cárcel.

Trabajar en sucesos resultaba peligroso, pero nadie puede negarle que era emocionante. La pasaron a la sección de Política: "Era un castigo, nadie quería trabajar en Política porque hay fraudes y cambios constantes". Las dificultades que no había tenido anotando la frecuencia de la sirenas de las ambulancias o contando el número de balas en un cadáver se las encontró cuando llegaron una elecciones encabezadas por Nicolás Maduro contra Henrique Capriles. "Sabía que nuestro periódico era de línea proMaduro, pero publiqué una noticia diciendo que el Tribunal Supremo se había extralimitado en sus funciones" en relación con las listas para los comicios. Ignoraba que el gobernador de Maracaibo, Francisco Arias Cárdenas, era socio de su periódico.

Empezaron las dificultades. Un día fueron a entrevistar al político. A la salida les rompieron los cristales y les dieron "una golpiza".

Fue cuando la periodista entendió que Arias Cárdenas no distinguía ser gobernador de ser socio de un periódico. También dedujo que le estaba señalando el aeropuerto. Cogió a su hija, ropa y la rosa tatuada para "agarrar vuelo". La Cruz Roja le auxilió en Madrid. "Dormimos en el suelo durante 17 días por falta de sitio".

Le asignaron Lugo como punto de partida de su nueva vida. "El trabajador social me dijo que se come bien y pensé que iba a gustarme". Trabajó de dependienta, limpiadora y vendedora de seguros hasta que se fijó en un local de Campo Castelo. Un año después logró alquilarlo. "Cuando firmé el contrato tenía 2,49 euros en mi cuenta", confiesa tapándose la vergüenza con las manos.

Inaugura Agua, un negocio de estética, a las 19.00 horas de este martes. Lo ha decorado con colores vivos. "Lugo me encanta. Lo único que no me gusta son los colores con los que se viste la gente. Cuando llegué vi todos vestidos de negro, marrón y ocre. Como si el invierno no fuese suficientemente triste". Su hija Leah tiene 6 años y Andrea, tres tatuajes más.

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