Noches en vela en la Calzada de As Gándaras por el jabalí

En casa de Margarita Regueiro Cabanas de noche no se duerme ► Desde que, hace dos meses, su perro combo fue atacado el miedo se apoderó de esta mujer que hace guardias hasta el amanecer desde su terraza para prevenir otra agresión 
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photo_camera Margarita con su perro, al lado de la alambrada que teme que rompan los jabalíes. SEBAS SENANDE

Desde la terraza de la casa de Margarita Regueiro Cabanas, en la Calzada das Gándaras, muy cerca de la residencia de la tercera edad, esta mujer llegó a ver estos días más de veinte jabalíes. Los ve fuera de su finca pero pegados a su casa, justo donde hace dos meses a poco más uno de ellos no acaba con la vida de su perro, Combo.

A partir de entonces, le cambió la vida al perro -que, aunque se curó de las heridas, no para de ladrar todas las noches avistando la presencia de los jabalíes- y también a ella que, tras presenciar la agresión ocurrida durante un paseo, le quedó tal miedo en el cuerpo que apenas duerme por la noche vigilando que alguno de los miembros de la manada no rompa la verja y asalte directamente la finca donde está Combo.

"Hace semanas que los jabalíes están aquí un día sí y otro también. Hay días que veo de seis a ocho; otros, doce o quince, y estos últimos días, llegué a contar hasta veinte, algunos pequeños, supongo que serán crías. Desde que uno de ellos atacó a mi perro, este no para de ladrar en toda la noche porque detecta su presencia cercana, justo en el pinar que hay enfrente de la casa, y yo me paso la noche en la terraza para espantarlos y que no entren en la finca porque vi en la tele que podrían llegar a romper la alambrada como si fuese papel y los jabalíes no tienen miedo a nada, se pegan tanto a la finca que podrían entrar en cualquier momento. Por eso, llevo varias noches sin dormir", explica Margarita Regueiro.

Esta vecina de As Gándaras tenía planes para irse a la playa este fin de semana, pero decidió quedarse en casa por miedo a que pase algo. "Tengo miedo a que haya alguna desgracia. Mi sobrino es pequeño y podría ser atacado, igual que mi perro. Así que me quedaré", comenta.

Combo fue atacado hace ya dos meses al lado de su casa y del pinar que la rodea, cuando paseaba atado por la correa con su dueña. La agresión fue vista y no vista. Todo sucedió tan rápido que Margarita apenas puede recordar cómo se acercó el jabalí.

"Todavía guardo las facturas de la curación de la herida, en las patas. Tuve que llevarlo al hospital veterinario de urgencia y me dijeron que había tenido mucha suerte porque cuando atacan, lo hacen a matar. El perro se curó pero le dieron varios puntos, tuvo que tomar mucho antibiótico y se pasó dos semanas sin comer. La verdad es que el ataque fue muy rápido y apenas vi el jabalí. Todo pasó a 50 metros de la casa. El ataque duró de dos a tres minutos. Menos mal que llamé al perro y me obedeció y se vino. Vi que mi perro estaba sangrando y también vi marcharse al jabalí, que era bastante grande", asegura la dueña del perro.

Guardias. Margarita se pasó el verano en la terraza, haciendo guardia para espantar a los jabalíes y que no entren en la finca y ataquen a su perro. Dice que no hay otra manera de evitar el problema. Para poder verlos mejor, se arma de una linterna. Para no cansarse, se lleva una silla de playa.

"Tengo que hacer guardia, no me queda otra. Uno de estos días me acosté a las siete y veinte de la mañana. Me llevo una silla de playa para la terraza y allí estoy, vigilando que no entren y tranquilizando al perro para que deje de ladrar. Se me ocurrió subirlo a la planta de arriba de la casa para que duerma con nosotros pero este perro se pone muy nervioso en los interiores, vino de la Protectora con un montón de miedos y no soporta estar encerrado. Así que no tengo muchas más opciones. Suelo tener conmigo también una linterna para localizarlos porque los oigo pero no los veo dado que son muy oscuros. Ni siquiera se puede saber dónde están por el brillo de sus ojos en la noche, como pasa con otros animales, porque los jabalíes miran hacia abajo", relata esta mujer.

Destrozos. En el barrio de As Gándaras, los jabalíes causaron también destrozos en algunas plantaciones, especialmente cerca del campo de fútbol. Margarita también tiene finca pero, en este caso, su temor no se centra en los destrozos que puedan causarle en la misma, sino en que uno de estos jabalíes ataque a un animal o a una persona.

"A mí me da igual la finca. Lo que me fastidia es no poder pasear con mi perro al anochecer por miedo a que los jabalíes lo ataquen a él o a mí. Lo importante es evitar que haya una desgracia porque, por otra parte, por aquí, por la Calzada das Gándaras, pasea mucha gente, es una "ruta del colesterol" y cualquier día uno de estos bichos puede atacar a una persona. O también puede cruzar la carretera y provocar un accidente de tráfico. Yo, de momento, lo que hice fue avisar a los vecinos para que, por lo menos, no saquen los perros de paseo porque les puede pasar lo mismo que me pasó a mí y a Combo", indica Margarita, que asegura que nunca se había detectado en la zona tanta presencia de jabalí como este año.

Piñeiro: pérdidas en varias fincas
A poco más de un kilómetro de la Calzada das Gándaras, en dirección Muxa y al otro lado de la Ronda Este, está Piñeiro. Allí se detectaron varios destrozos de fincas, según cuenta Flora Rubinos, portavoz de una asociación de vecinos."Levantaron as patacas en varias fincas e tamén o millo. Estes últimos días foron os peores", comenta.

Batidas

Ante esta situación, Flora Rubinos pide que se autoricen batidas para tratar de controlar la población de jabalíes y evitar que se produzcan más destrozos y ataques.

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