Noche nacionalista con Aitor

Esteban defendió en Lugo la negociación ante el conflicto catalán y opinó que no es aún momento de plantear la independencia vasca
photo_camera Esteban conversa con varios asistentes a su charla. XESÚS PONTE

Es seguramente el dirigente nacionalista más respetado del momento y eso desató la expectación por escuchar el miércoles en Lugo a Aitor Esteban, portavoz del PNV en el Congreso y un referente de los grandes pactos políticos de los últimos tiempos. Él habló de su "nación de mil años", de política pragmática y de estrategia de futuro en un mundo en el que las naciones pequeñas y medianas, cree, pueden pintar mucho.

Esteban llegó convocado por el Ateneo Galeguista, un colectivo pequeño que sin subvenciones logró traer a una figura a la que todos quieren escuchar ahora. Unos pusieron dinero de su bolsillo y el peneuvista, por su parte, vino gratis. No solo eso, no escatimó horas, ni temas ni conversaciones.

El auditorio fue variado: de Santiago Fernández Rocha a Valentín Arias, Margarita Pérez Herraiz, Xaime Requeixo, Juan Carlos Piñeiro, Adela Figueroa... Había también representantes del mundo de la comunicación, como Sergio Aller o Lourdes Abuide, algún empresario... Y mucha gente se quedó fuera por falta de sitio.

Los asuntos candentes de la actualidad rondaron la conferencia de Esteban, que al hablar de Cataluña defendió la necesidad del diálogo y al abordar el futuro de Euskadi dijo que él es partidario de la independencia, pero que también cree que no es momento de plantearla, porque hay que saber en qué sociedad vive uno y ser consciente de si el grueso de la sociedad está en ese objetivo o no.

Se le preguntó por qué el nacionalismo más preponderante en el Congreso no pone a Galicia al mismo nivel que a Cataluña y a Euskadi y respondió señalando a que la realidad muestra que el PP es el partido mayoritario y el nacionalismo está lejos de ser una opción mayoritaria en Galicia.

Sobre su visión del País Vasco, sostuvo que es una pequeña nación, pero que lleva mil años resistiendo como tal y que seguirá haciéndolo. Y planteó cómo los nacionalistas diseñan el futuro vasco. Se apostó, dijo, por la educación. Aunque el dominio del mundo esté en manos de las grandes potencias, las naciones pequeñas y medianas tendrán su papel y para garantizar ese futuro la clave es la educación, dijo.

IKASTOLAS. No eludió temas y aceptó preguntas críticas sobre el supuesto adoctrinamiento en las escuelas vascas. Negó que exista. Lo que puede haber, asumió, son ikastolas en manos de empresarios vinculados a Bildu, pero en ese caso son familias muy politizadas, y perfectamente conscientes del modelo educativo, las que llevan allí a sus hijos, explicó.

Rechazó que se acuse al PNV de intrusismo en Navarra, ya que, recordó, el PNV está allí desde hace un siglo. A la vez, mostró su preocupación por los movimientos recentralizadores en España.

También habló de la España vacía y planteó la opción de descentralizar instituciones y llevarlas a esos territorios despoblados. ¿Por que el Tribunal Constitucional debe estar en Madrid?, preguntó.

En una noche intensa, en la que la charla en el hotel Méndez Núñez fue seguida de una cena a la que asistieron una treintena de personas, Esteban abordó también el nudo gordiano del sistema económico vasco: el cupo. Defendió que en su día, en tiempos de la reconversión industrial, fue un modelo arriesgado, porque los ingresos podrían caer. Sin embargo, con el tiempo se demostró que ese sistema foral fue un acierto, dijo.

En esa cena, en el Miraz, Estaban tuvo tiempo para hablar con todo el mundo y no escatimó temas ni tiempo, y eso que tenía que salir de Lugo a las 6.45 de la mañana. Un buen madrugón.