"Negociamos la venta con un grupo de una cultura empresarial similar"

Juan Castro, gerente del sanatorio Nosa Señora dos Ollos Grandes, asegura que la pandemia dejó la actividad del hospital que dirige bajo mínimos y ralentizó las
negociaciones para vender el centro, algo que se esperaba haber resuelto ya a mediados de año. 
Juan Castro, en la entrada del sanatorio.XESÚS PONTE
photo_camera Juan Castro, en la entrada del sanatorio.XESÚS PONTE

POCO A POCO hospitales y centros sanitarios recuperan cierta normalidad y aumentan su actividad programada. Es el caso también de Ollos Grandes.

Ha dicho en una entrevista a un medio sanitario acerca de lo que la pandemia supuso para Ollos Grandes: "Una ruina total, el nivel de facturación que hemos tenido no alcanza para soportar una estructura básica, los costes básicos no se pueden mantener". ¿Se está ahora en esa situación?
Eso se refiere a cuando estalló la situación de alarma: marzo, abril y mayo. Durante esos tres meses nuestra facturación se redujo en un 50%. Hemos mantenido la estructura funcionando pero no hemos tenido ingresos: ha habido caída de ingresos hospitalarios, de operaciones, de urgencias... no hemos facturado. La situación de la empresa no era boyante pero eso nos ha creado todavía un mayor agujero. Ahora mismo se ha recuperado parte de la actividad: volvemos a tener pacientes de la lista de espera del Sergas, a hacer intervenciones quirúrgicas... El problema es que si nos volvemos a enfrentar ahora a otra situación de alarma va a ser difícil de sostener. Hemos tenido toda nuestra estructura funcionando, a todo nuestro personal hubo que seguir pagándole porque estaba a disposición del Sergas...todo eso tiene unos costes que hemos tenido que soportar sin ingresos.

En el estado de alarma, este fue el único hospital privado de Lugo que recibió pacientes con Covid del Sergas...
Concretamente, ocho. Pero lo que paga el Sergas por atender esos casos no soporta un hospital completamente a disposición del servicio público de salud.

El concierto de la sanidad privada con el Sergas tiene la particularidad de que no se paga a posteriori, una vez que se ha prestado el servicio, sino a priori, trimestralmente, en función de una actividad prevista que más o menos todos los años es similar. Después se ajusta en función de la que se acaba haciendo realmente. Este año que la actividad fue mínima en el período de confinamiento ¿tendrán los hospitales privados como este que devolver dinero al Sergas?
Ese es el problema. Nosotros ya hemos explicado nuestra situación al Sergas y hasta ahora nos está ayudando bastante. No ha exigido en ningún momento esa liquidación. Estamos recibiendo apoyo y nos están enviando trabajo, cada vez tenemos más pacientes de su lista de espera. A partir de septiembre, veremos qué ocurre con la pandemia, pero contamos con seguir recibiendo trabajo. Quedan esos tres meses del estado de alarma. El trabajo que recibamos de aquí a final de año tendría que compensar todo lo que hemos perdido de hacer durante esos tres meses. ¿Se va a poder hacer? No lo sabemos, todo va a depender de cómo evolucione la pandemia. Esperamos que el Sergas continúe brindánonos este apoyo y en el caso de que no hubiera una recuperación total de la actividad perdida a ver qué solución nos pueda plantear.

¿Se refiere a ayudas específicas para el sector?
Podría ser una solución. Otra, pagar esa disposición que tuvimos.

"Hemos estado a disposición del Sistema Nacional de Salud y creemos que se debe pagar esa disponibilidad"

¿Cree que se entendería que se pagara el concierto por adelantado y además la disponibilidad?
Es que la disponibilidad es un servicio. En otras comunidades autónomas y otros países se ha pagado por ella. Hemos abierto todos los días, todo el día, no hemos podido ni cerrar ni acogernos a Ertes... Estamos contentos de poder apoyar, de formar parte del Sistema Nacional de Salud. En una situación como esta entendemos que lo lógico es recurrir a todos los recursos disponibles y la sanidad privada es uno más. Por ejemplo, no entendimos muy bien por qué se habilitó un hospital de campaña habiendo camas privadas disponibles. Disponibles ya solo por el concierto, pero es que aunque no hubiera concierto iban a estarlo.

Anunciaron en febrero que a lo largo del primer semestre se vendería parte de la propiedad del sanatorio a un grupo, pero aún no ha sucedido. ¿En qué punto está la venta?
Las negociaciones siguen en marcha. Es verdad que el Covid ha afectado a todo, también a esto. Esperamos darlas por finalizadas pronto. Entiendo por dónde va la pregunta porque quizás nos compare con el otro caso de Lugo [alude a la venta de Polusa a Ribera Salud], pero son situaciones diferentes. En el otro caso los propietarios son varios, no uno solo, inversores que buscan rentabilidad económica y seguramente su forma de negociar es mucho más rápida. En nuestro caso hay que tener en cuenta que el sanatorio es un negocio, evidentemente, pero la filosofía que estableció Manuel Germán López Pardo, que fue el fundador, estaba centrada alrededor del paciente. La propiedad quiere que se mantenga esa cultura de darle calidad asistencial, pero también cariño, cercanía, trato humano... por eso la negociación puede ser más complicada. Eso no quiere decir que no vaya a llegar a buen fin y que no se pueda dar a conocer nuestro plan de futuro pronto.

Cuando se comunicó el plan a los trabajadores se insistía en el interés de la familia propietaria por conservar la misma cultura empresarial que rige el sanatorio desde su fundación. ¿Debe interpretarse que busca la entrada de nuevo capital conservando la mayoría de la propiedad, al menos un 51%?
El porcentaje aún está por decidir.

¿Para dictar la cultura empresarial no hay que ser el propietario?
Tienes que ser el propietario o ceder tu propiedad con unas condiciones. Te quedas dentro con un porcentaje, aunque no sea el mayoritario, para vigilar y salvaguardar que se cumple esa cultura. Resulta complicado pensar en un gran grupo que vaya a consentir que le marque la cultura empresarial aquel que le vende la mayoría de la propiedad... Por eso ha sido tan difícil elegir al grupo empresarial final con el que mantener esa negociación. Hemos buscado uno donde no prime más la parte económica que esa cultura. Se ha buscado un grupo con una cultura empresarial muy semejante a la nuestra. Ha pesado mucho más esa garantía de continuidad en la forma de hacer las cosas que la parte económica. Por eso ha sido difícil de encontrar, de llegar a un último candidato y también la negociación con ese último candidato es un poco más complicada.

"Creemos que somos atractivos porque la inversión en las instalaciones ya está hecha"

¿Les ha perjudicado la venta de Polusa, que se les haya adelantado?
No. Son dos estructuras diferentes y entendemos que funcionan a dos velocidades diferentes en sus negociaciones. Sea o no sea el mismo grupo, somos diferentes. No es algo que nos haya preocupado.

Me refiero a que Lugo es un mercado pequeño. ¿La presencia de un gran grupo no disuade a otro?
No porque estos grupos están acostumbrados a un mercado global. Si van a aprovechar las sinergias y las economías de escala es porque no las van a limitar solamente a Lugo. Esa limitación de mercado entendemos que no existe.

En este sanatorio se hizo una gran reforma que dejó las instalaciones muy bien pero también una deuda sustancial. En un momento como este, con esa deuda y con una previsión de actividad muy incierta. ¿Por qué puede resultar atractivo a un gran grupo?
Consideramos que somos atractivos porque la inversión ya está hecha. Un gran grupo no solo puede mejorar la parte de ingresos con nuevas especialidades sino la de gastos con sinergias y economías de escala. Entendemos que las posibilidades de explotar las instalaciones son muy importantes. Queremos que los trabajadores y profesionales sepan que puede ser positivo para ellos y que la sociedad sepa que también será positivo para Lugo.

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