NECROLÓGICA. Muere Santos de Vega Fernández, hijo del doctor Rafael de Vega Barrera

El doctor Rafael de Vega Barrera, fusilado en octubre de 1936, tiene una calle dedicada en Lugo

Santos de Vega Fernández. INTERNET
photo_camera Santos de Vega Fernández. INTERNET

Falleció este miércoles en Lugo Santos de Vega Fernández (1927), tercero de los cinco hijos que tuvo el doctor Rafael de Vega Barrera, director del Hospital Provincial de Lugo asesinado durante la Guerra Civil por sus ideas republicanas. Santos tenía nueve años cuando ocurrió aquella tragedia y, como le sucedió a todos sus hermanos, quedó marcado por ella. De los cinco vástagos (tres varones y dos mujeres, mellizas) que Rafael de Vega tuvo con su mujer, Teresa Fernández, todos estudiaron Medicina en honor a su padre, menos una de las chicas, que se inclinó por las Bellas Artes.

Rafael de Vega tiene desde 1990 una calle dedicada en Lugo, que ocupa parte de los terrenos en los que residía

Santos fue el único que volvió a Lugo tras el exilio al que se vio obligada la familia. Rafael de Vega, un hombre que luchó denodadamente por mejorar la sanidad en Lugo y que tuvo que trabajar en unas pésimas condiciones hasta que consiguió que la ciudad contase con una hospital, fue víctima de envidias en la época más oscura de la historia contemporánea de España y condenado a muerte por traición, pese a que no era militar. Su familia padeció todo tipo de carencias y vejaciones durante los años que duró la dictadura franquista, como narra uno de sus nietos, 

DOCTOR PÉREZ DE VEGA. El sanatorio privado del doctor, la finca de la calle Montero Ríos donde vivía y todos sus bienes fueron incautados por el nuevo régimen, que impuso a los De Vega y a las familias de los otros cuatro lucenses fusilados con él aquel 21 de octubre de 1936 una multa mancomunada de un millón y medio de pesetas, una auténtica fortuna entonces. Su esposa e hijos tuvieron que luchar durante muchos años para recuperar el patrimonio familiar, lo que sucedió en 1952, cuando se levantó el embargo que había sobre él previo pago de una multa de 25.000 pesetas.

Luchar por ese patrimonio familiar y por defender la memoria de su padre fueron las razones por las que el joven Santos, que en aquel momento ejercía en Luelmo (Zamora), decidió aceptar la plaza de médico general que había vacante en Lugo y rechazar otra en A Coruña. Había estudiado en Valladolid, donde se había asentado la familia al finalizar la Guerra Civil. La contienda, tras el fusilamiento del padre, la vivieron en León acogidos por parientes y sin apenas recursos.

Santos de Vega ejerció en Lugo en la Seguridad Social y montó también una consulta privada en el chalé en el que vivió la familia en Montero Ríos, el mismo que fue tiroteado y saqueado en su presencia, y en la de su madre y hermanos, en repetidas ocasiones cuando su padre estaba en prisión. Se casó con Emilia Villa y tuvo cuatro hijos. Rafael de Vega tiene desde 1990 una calle dedicada en Lugo, que ocupa parte de los terrenos en los que residía, y en 2006 fue objeto de un homenaje, con la colocación de un busto en su memoria. 

Aquel acto fue uno de los últimos en los que se pudo ver a su hijo Santos, un hombre que nunca consiguió superar el dolor por aquel crimen que nunca debió producirse