Pancho se salvó por los pelos. Cuando apareció tumbado y malherido en la carretera de Ombreiro, pocos se atreverían a pronosticar que el animal salvaría su vida y ganaría una familia que le daría un techo y protección.
La historia de Pancho no es diferente a otras muchas. Se desconoce si tenía dueños o no. Fue atropellado por un coche y tampoco se sabe nada de quién lo hizo. Otro conductor, en cambio, se paró y lo recogió para trasladarlo al hospital Rof Codina. Ocurrió el pasado día 2, sobre las diez y media de la noche. El accidente le dejó una rotura y luxación de la pata de atrás. En el hospital, esperaron a ver si aparecían sus dueños y lo reclamaban.
Víctor pasará estas fiestas con Pancho, un perro atropellado en la carretera de Ombreiro para el que se buscaba un hogar urgente
No fue así. No apareció nadie. El animal ingresó en quirófano y el pasado viernes le daban el alta. Recuperarse de múltiples fracturas en un húmedo y frío canil de la Protectora -el que iba a ser su destino- no era el mejor plan. Por eso, se hizo un llamamiento en Facebook y en Whatsapp para que, al menos, alguien lo acogiese. Finalmente, un estudiante que empezó este año Veterinaria, Víctor Martínez Méndez, dio el paso y él y Pancho celebrarán la Nochebuena con el resto de la familia en Foz. "Vi el mensaje urgente en Whatsapp sobre Pancho y vi que, si lo llevaban para al Protectora, no sobreviviría, y me animé a cogerlo. Y no solo será unos días, creo que será ya para siempre, que lo adoptaré", afirma Víctor.
El chico nunca olvidará la mirada de Pancho cuando fue a verlo al hospital. "Estaba muy asustado y nervioso. Se veía que le faltaba cariño. Su apariencia era muy descuidada", cuenta.
Víctor fue a buscar a Pancho el mismo día que le dieron el alta en el hospital, el pasado viernes. Lo montó en el coche y se lo llevó con él a Foz. Allí los esperaban los padres de Víctor y dos perros más.
[Laura Armesto, con Edi. LUCÍA PORTO]
Laura decidió volver a la Protectora. Quería un perro y no se lo pensó. "Vou alí porque dá unha mágoa tremenda velos. Empatizo demasiado con eles. É difícil escoller porque os queres levar todos", dice Laura.
Además de Edi, esta joven ya tenía otro gato adoptado de la Protectora, Jimmy, y otro más que recogió en la calle, Misi.
[Mario Arias, con sus perros y Romeán. J. VÁZQUEZ]
Ahora mismo, tiene un par de mastines con un problema de visión que llevan casi un año "estancados en mi casa", dice. Pero no por eso dejó de acoger estas navidades a otros dos canes más que le trajeron dos universitarias que, por estas fechas, buscan personas que quieran acoger al regresar a sus hogares y no poder llevarlos ni tener a quién dejarlos. "Tenerlos solo me supone un poco más de tiempo, pero nada más. Los gastos los paga la Protectora y todo esto me reporta un poco de satisfacción personal", dice.