Mucho ruido y poca fiesta

La Policía acudió a varias llamadas por jaleos y se encontró con una mujer que puso la música a todo volumen para ducharse y con una pandilla que pretendía montar un pub en plena calle
Un furgón de la Policía Local en la Avenida da Coruña. XESÚS PONTE (AEP)
photo_camera Un furgón de la Policía Local en la Avenida da Coruña. XESÚS PONTE (AEP)

Los agentes de la Policía Local que trabajaron durante la madrugada del miércoles recibieron varias llamadas de ciudadanos que no podían conciliar el sueño debido al ruido que escuchaban desde sus viviendas.

En uno de los casos, las personas que llamaron para mostrar sus quejas señalaron que en un piso de su edificio llevaba un buen rato sonando la música a todo volumen, lo que les estaba generando muchas molestias.

Los policías acudieron al domicilio en cuestión con la intención de disolver la fiesta y devolver la calma al vecindario. Sin embargo, tras llamar a puerta, comprobaron que no había ninguna celebración, ya que tan solo estaba la inquilina de la vivienda.

La mujer reconoció que tenía la música demasiado alta y explicó que había sido "un descuido", ya que la había puesto para escucharla mientras se daba una ducha y, con el ruido del agua, no era consciente del volumen al que la que tenía. La mujer bajó de inmediato la música y los agentes dieron por zanjada su intervención.

CALLE. Posteriormente, la Policía Local acudió a otra llamada por ruidos en la Avenida da Coruña, donde sí se encontró con una curiosa fiesta.

Los agentes localizaron a un grupo de unas doce personas que prácticamente habían montado un pub en plena calle. De hecho, según explicaron desde la comisaría lucense, "estas personas se habían congregado en la vía pública, en el medio de la Avenida da Coruña, con un equipo de música y con el objetivo de realizar una celebración".

Como el tiempo acompañaba, el grupo decidió montar la fiesta al aire libre, sin pensar en las molestias que le iban a ocasionar a los ciudadanos que intentaban descansar. Sin embargo, la Policía Local truncó sus planes y los participantes en la reunión no tuvieron más remedio que marcharse con la música a otra parte.

En los últimos días, muchos lucenses y turistas también se sintieron molestos ante la presencia de un grupo de jóvenes que paseaba por el centro con un aparato de música de gran tamaño, enganchado a un carrito, en el que sonaban canciones con un volumen ensordecedor.

El martes por la tarde, los chicos se detuvieron un buen rato delante de la catedral y algunos visitantes llegaron a increparles y a decirles que "bajaran la música", ya que entendían que su actitud, además de molestar, era "una falta de respeto".

Aun así, los jóvenes continuaron escuchando música, hasta que decidieron seguir su camino, pero sin bajar en ningún momento el volumen.

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