Los movimientos migratorios en Lugo se ciñen al eje de grandes urbes de la N-VI

A Coruña y Madrid son las ciudades a las que más se marchan los lucenses y también de las que se reciben un mayor número de nuevos residentes desde 1988. El saldo migratorio del municipio es positivo gracias a los extranjeros
Viajeros en la estación de autobuses de Lugo. SEBAS SENANDE
photo_camera Viajeros en la estación de autobuses de Lugo. SEBAS SENANDE

Cuando los lucenses se van a vivir fuera de la provincia lo hacen fundamentalmente a A Coruña y Madrid. Cuando la ciudad recibe nuevos residentes de otras provincias son también esas dos las ciudades de origen. En lo que afecta a Lugo, el movimiento migratorio interprovincial se ciñe a ambos extremos de la N-VI en un fenómeno que se mantiene inamovible desde hace tres décadas.

Lo de las tres décadas no es una mera aproximación, sino literal. Si se revisan los datos del Instituto Nacional de Estadística de los flujos entre ciudades de distintas provincias desde 1988, sistemáticamente Madrid y A Coruña se disputan el primer puesto como emisoras de emigrantes a Lugo o como receptoras de lucenses. De forma tan consistente, ocupe la que ocupe el primer lugar la otra ocupa el segundo, hasta el punto de que cuando no ocurre llama la atención. Las excepciones son tan pocas que saltan a la vista aunque lo que se revise sean treinta años y, en el caso del destino de los lucenses al dejar el municipio, hay cinco. En 1989, 1993, 1995 y 1997 el segundo favorito, tras A Coruña, fue Santiago de Compostela y no Madrid. En 1996, ese segundo puesto lo ocupó Barcelona.

En cuanto a la llegada de personas de otras provincias para residir en Lugo, las excepciones a ese dúo ganador de A Coruña y Madrid en los dos primeros puestos solo se presentaron cuatro veces en las últimas tres décadas. En 1991, llegaron a Lugo personas provenientes, en primer lugar de A Coruña, pero en segundo de Vigo, mientras que en 1992 a A Coruña le siguió Barcelona, que en el siguiente ejercicio fue la primera ciudad emisora de emigrantes a Lugo dentro de los movimientos interprovinciales.

Una situación peculiar del movimiento interprovincial se produjo en 1989 cuando 30 vecinos de Ibiza llegaron a Lugo

La excepción más llamativa se dio en 1989, cuando Ibiza fue la ciudad que, después de A Coruña, más emigrantes envió a Lugo. Treinta vecinos de Ibiza acabaron en el municipio ese año, en un episodio extraordinario. Cuando se analiza exclusivamente el saldo migratorio entre ciudades de distintas provincias, en Lugo es muy a menudo negativo. Con frecuencia se va más gente de la que llega.

EXTRANJEROS

Sin embargo, no es el caso si se tiene en cuenta todo el fenómeno migratorio, incluido el del extranjero. En ese caso, el saldo suele ser positivo porque Lugo recibe sistemáticamente más inmigrantes foráneos que lucenses se van a vivir fuera de España. Así ha ocurrido, salvo en dos ocasiones, en los últimos diez años. Es decir, son los extranjeros los que inclinan la balanza a favor en los movimientos de población a Lugo y desde Lugo.

Ese fenómeno resulta fácil de observar si se repasan, por ejemplo, los datos del año pasado. En 2018 todos los flujos migratorios hicieron perder población al municipio. El saldo interprovincial fue negativo porque 22 personas más se fueron a otros ayuntamientos de la provincia que las que entraron en Lugo desde otros municipios. En cuanto a los intercambios de población con otras provincias gallegas también resultaron negativos para Lugo: 117 personas más salieron que las que entraron.

Lo mismo ocurrió con el resto de España, que recibió a 49 lucenses más que los vecinos de otros puntos del país que empezaron a residir en el municipio. Solo cuando se revisan los datos de los extranjeros se ve un número positivo: a Lugo llegaron a vivir 537 foráneos más que los lucenses que se fueron a vivir a algún lugar del extranjero. Gracias a ellos el cómputo total es positivo y el concello, que lucha por llegar a los 100.000 vecinos, logró ganar 349 habitantes en ese intercambio de población.

Sin embargo, esa cifra aunque positiva ha bajado mucho en la última década. Esta empezó con sumas de población que rondaban los mil habitantes y han acabado en unos pocos centenares. En ese caso se debe a que en 2008 había muchos más vecinos de otros municipios de la provincia que llegaban a Lugo para quedarse a vivir. Sin embargo, ahora se produce el fenómeno contrario y en 2018 fueron más los lucenses que se marcharon a vivir a otros ayuntamientos de la provincia.

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