Para los profanos es una espectacular capa, pero Astorgano, de cuyas habilidosas manos salió la prenda, explica que es una "lensa". Vendría a ser una versión lucense -ya que tiene corte y acabados distintos- de la mantela.
El premio busca ser un acicate para proteger la tradición y a la vez la innovación y la creatividad y Traxandaina dio en el clavo. Así, si bien ninguna empresa textil se ha interesado aún por la prenda, el colectivo artesano de Lugo ya tiene cinco encargos de personas que han quedado fascinados por la lensa y quieren incorporar una a su armario. Traxandaina se dedica a localizar, estudiar y reproducir el traje tradicional, pero no descarta abrir espacio a producir tan vistosa y exitosa prenda visto el interés y el hecho de que la lensa, llegada de la tradición, puede ser muy del gusto contemporáneo .
La primera lensa se descubrió en Guitiriz hace unos veinte años. La encontró Xabi Iglesias, cuenta Astorgano, y después Traxandaina ha ido encontrando muchas más en la provincia. La que acaba de recibir el premio Artesanía de Galicia es la reproducción de una hallada en Portomarín y, según cuenta Teresa Astorgano, es de las más complejas de hacer.
Todas las descubiertas a lo largo de la geografía provincial tienen siempre un zócalo de paño azul, que era de los más costosos, cuenta Astorgano. A veces en ese zócalo se combinaba más de un color. El diseño de las prendas se completaba con dibujos geográficos, y a veces florales, bordados a máquina.
La prenda se hizo en Lugo desde el momento de la aparición de la máquina de coser en el siglo XIX hasta la década de los 20 del siglo pasado, cuando desapareció la vestimenta tradicional, según las indagaciones de Traxandaina.
Aunque la lensa lleva un siglo perdida en el olvido, en viejos roperos de casas de la provincia se guardan aún bastantes, cree Astorgano. Cuenta, así, que hubo lucenses que acudieron a la muestra que hizo Traxandaina en la capilla de Santa María y al ver allí expuestas esas singulares capas descubrieron lo que era y contaron que en sus casas había prendas iguales, olvidadas desde hacia largos años.
Ella reivindica la modernidad de esa prenda y de otras, como una almilla (chaqueta ajustada de hombre) que también cosió y que viste Antón Sanjurjo como prenda de calle y que igualmente despierta interés.
Esa almilla, desvela, aparece en cuadros de Soutomaior y recuperada hoy resulta "fermosísima". Curiosamente, en origen, los zócalos que lleva se diseñaban para tapar las zonas donde el tejido estaba ya gastado.
"Orgullosísimos de la distinción"
Aliciente económico
El premio tiene una dotación de 9.000 euros, que menguan a unos 7.000 tras los impuestos. Recibir esa compensación es un aliciente para unos artesanos, dice Astorgano, aunque la emoción auténtica haya venido de la puesta en valor de una prenda redescubierta por ellos. Traxandaina nunca se había presentado a los premios Artesanía de Galicia, pero este año, por la pandemia, decidieron concurrir "porque non había moito que facer".
¿Nuevas metas?
En Traxandaina reciben ahora ánimos para que se presenten a los premios europeos de artesanía. Se lo están pensando.