La mitad de las mujeres que abortaron desde 2018 tuvieron que hacerlo fuera de Lugo

Solo el Hula ofrece el método farmacológico para interrupciones hasta 8 semanas, pero deriva legrados hasta la 14ª. Monforte solo hace los abortos terapéuticos y Burela, donde todos los ginecólogos son objetores, ninguno
Entrada del Hula. AEP
photo_camera Entrada del Hula, donde se asumen todos los abortos terapéuticos hasta las 22 semanas del área centro. AEP
La cobertura del derecho al aborto en la sanidad pública lucense es, diez años después de la aprobación de la ley en vigor, todavía muy desigual. De las mujeres lucenses que abortaron en los últimos tres años, la mitad tuvieron que hacerlo fuera de la provincia. Dependiendo de dónde viven y cuál es su hospital de referencia el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo en centros del Sergas es muy diferente: el más restrictivo sigue siendo para las mariñanas y el más garantista, aunque con salvedades importantes, el de las pacientes del Hula.

En el año 2020, según el informe en el que el Ministerio de Sanidad recopila información sobre abortos voluntarios, un total de 434 mujeres con residencia en la provincia de Lugo recibieron uno. Según datos proporcionados por el Sergas, fueron 386 las mujeres que solicitaron uno en algún centro del área sanitaria. Es decir, 48 lucenses abortaron sin comunicación alguna con el Sergas y necesariamente fuera de la provincia, porque ningún hospital privado de Lugo practica abortos.

Además, otros 180 fueron derivados por el sistema público a un centro privado concertado –en A Coruña si la paciente reside en A Mariña o Lugo centro y A Coruña o Vigo si vive en la zona sur– porque en el hospital de referencia de la mujer o bien no se hacen interrupciones del embarazo en absoluto o no se hacen para las circunstancias en las que se encontraba la paciente. En esos casos se envían a clínicas privadas y el Sergas asume el coste de la intervención. No resulta fácil saber exactamente qué ocurre con una mujer de Lugo embarazada que desea abortar o que, sin desearlo realmente, acaba solicitándolo para evitar su propia enfermedad o la del bebé, ni tampoco resulta sencillo explicarlo porque depende de diferentes factores, empezando por su dirección.

BURELA. En el hospital de A Mariña no se practican abortos en ningún supuesto porque todo el servicio de Ginecología es objetor de conciencia. Esta misma circunstancia se da en otros hospitales españoles y ha puesto sobre la mesa, por enésima vez, el debate sobre si se puede dar una objeción de conciencia en bloque. No se puede. Un servicio no puede ser objetor pero sí pueden serlo todos y cada uno de los facultativos que pertenecen a él, según recuerda José Antonio Seoane, catedrático de Filosofía del Derecho en la UdC y especialista en Bioética.

¿Debe, en ese caso, el sistema público incorporar a algún profesional no objetor para facilitar el acceso a lo que es un servicio incluido en la cartera del Sergas y un derecho reconocido por ley? Seoane explica que lo que debe hacer es garantizar esa prestación "con seguridade, eficacia e puntualidade". Si se deriva cumpliendo esas premisas, se considera que se proporciona el servicio de manera adecuada. Un total de 69 mujeres mariñanas se hicieron un aborto en 2020, 69 en 2019 y 70 en 2018, todos fuera de A Mariña.

MONFORTE. Los profesionales del hospital de Monforte, por su parte, ejercen una objeción de conciencia parcial. En ese centro no se practica ni una sola interrupción hasta las 14 semanas, cuando entra dentro del supuesto de la autonomía de la mujer. La ley aclara que la mujer hasta ese punto del embarazo solo tiene que expresar su deseo de abortar. En ese caso, se derivan todos. Sin embargo, sí se practican en ese centro las interrupciones entre la semana 14 y 22, los llamados abortos terapéuticos o por razones médicas que responden a un peligro en la salud de la madre o del feto.

Finalmente, el Hula asume gran parte de abortos excepto los que se hacen entre la semana 8 y 14 y los que superan las 22. La situación cambió sustancialmente cuando el Sergas incorporó la prescripción del aborto farmacológico, algo que ocurrió en 2017 y que por protocolo se propone a la mujer si su embarazo no supera las 8 semanas. Los ginecólogos de Lugo recetan en el Centro de Orientación Familiar (COF) estos fármacos a mujeres de Lugo centro y de Monforte. Las mariñanas son derivadas a una clínica privada de A Coruña en todo caso.

Si el aborto pasa de las ocho semanas pero no de la 14; es decir, aún se trata de un aborto dentro del supuesto de autonomía de la mujer, se deriva a un centro de A Coruña. ¿Qué cambia en este caso, por qué se hacen unos y otros no? La diferencia es que en uno se trata de hacer una prescripción mientras que otro supone practicar un legrado. De nuevo se da una objeción parcial. José Antonio Seoane admite que esta está contemplada por ley si bien reconoce que en este caso resulta complicada de entender. Podría interpretarse como que en un caso se entrega a la mujer el medicamento y ella es la que lo toma para provocar el aborto, mientras que en el otro es la cirugía la que produce esa interrupción. Sin embargo, recuerda que ambos precisan de la mediación del médico para suceder y que no ocurren sin ella.

Las interrupciones farmacológicas en el Hula fueron 183 en 2020, 141 en 2019 y 143 en 2018; mientras que los legrados de menos de 14 semanas derivados a A Coruña fueron 71, 71 y 53, respectivamente.

TERAPÉUTICOS. El Hula sí realiza abortos terapéuticos –20 en 2020; 18 en 2019 y 19 en 2018– en los que por regla general se prescriben inicialmente fármacos abortivos. Si el método no funciona o no de la manera esperada y es preciso hacer un legrado sí se hace en el hospital lucense aunque no los practique cuando la interrupción se hace solo por deseo de la mujer. Además, el Hula asume todos los abortos por causa médica derivados del hospital de A Mariña.

Los de Lugo no son los únicos hospitales gallegos en los que las interrupciones de menos de 14 semanas que precisan de un legrado, ya sea porque han pasado de las 8 semanas de embarazo o por elección de la mujer, se derivan a centros privados. Pero las lucenses sí son las únicas que tienen que viajar fuera de su provincia para recibirlo, ya que en A Coruña y Pontevedra hay centros privados que asumen esas intervenciones y en Ourense se declaran abortos en todos los COF y hospitales públicos del área sanitaria. Es, con diferencia, la más garantista de todas las de la comunidad.

Lugo sí tiene, es evidente, un problema de comunicación con el ministerio o, al menos, de registro por su parte. En los informes que este publica cada año, la provincia suele aparecer como una de las españolas en las que no se practican abortos. En seis años de los diez en los que lleva en vigor la ley, figura como que ningún centro declaró uno y en los otros cuatro solo figura el COF.

Más de 22 semanas. Especialización en Vigo y Ourense
Las interrupciones de embarazos a partir de las 22 semanas se hacen exclusivamente en los hospitales de Vigo y Ourense. A las mujeres en situación de peligro de su vida o de grave malformación fetal se las deriva a estos centros especializados.

En Lugo, desde 2018 se derivaron un total de diez casos, ocho desde el Hula, uno de A Mariña y otro de Monforte.

Caso en Burela
Ese circuito, ahora protocolizado para unos abortos que suelen ser de extrema dificultad psicológica para la madre, no llegó a tiempo para una mariñana que en 2012 perdió el útero tras tener que viajar en su coche a Madrid para un aborto que le negaron en Burela.

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