"Mis personajes escriben para aliviar su alma y expresar lo que sienten"

Cuando aún acaba de ver la luz su cuarta novela, Te escribiré una carta al atardecer, el médico Francisco Javier Neira Pampín ya se va a poner a escribir otra, ambientada en la antigua Roma, y está componiendo al piano diez piezas con la ilusión de que las interprete una orquesta sinfónica y grabe un disco
Neira Pampín, con un ejemplar de su última novela. ADRA PALLÓN
photo_camera Neira Pampín, con un ejemplar de su última novela. ADRA PALLÓN

Sin destripar la historia, ¿cuál es el argumento de su última obra, que será presentada el próximo día 29 en Afundación, en Lugo?

Gira alrededor de tres personajes que se encuentran en el monasterio y en la villa de Samos y cómo
su vida cambia totalmente. Los tres tienen en común que cada tarde escriben una carta.

¿Guarda relación con sus tres novelas anteriores?

No tiene nada que ver esta novela con las anteriores. Me pareció interesante el argumento de unas
personas que sin conocerse de nada escribieran unas cartas en situaciones totalmente diferentes y a través de ellas ver cómo transcurre su vida y cómo cambia.

Cartearse es una práctica que se está perdiendo.

No son cartas dirigidas a nadie en concreto, sino que cada uno necesita escribir, sabiendo que no va a llegar a ningún destinatario, para aliviar su alma y para expresar lo que sienten en ese momento y a través de esos sentimientos vemos cómo son. Es como un diario.

¿El Camino es protagonista?

Samos y su monasterio me parecen un sitio ideal. Pero no quería hablar del Camino de Santiago, que está ya muy trillado. Me interesaba más la vida monacal y la de las gentes de Samos.

¿Cuál es su musa?

La inspiración surge en cualquier momento, de una palabra, un sonido, un olor..., que me hacen pensar en una historia. No hay una musa determinada, depende del momento. Me pasa igual que con la música. Cuando intento componer al piano, no existe muchas veces una connotación exacta, un problema..., sino simplemente el estado de ánimo que te lleva ahí.

Publica novelas, ¿no se anima a ofrecer conciertos?

Tanto como dar yo un concierto no, pero estoy preparando diez temas para orquesta sinfónica y espero que algún día una dé un concierto aquí en Lugo. Es una idea que estoy trabajando y que está muy avanzada.

¿Cómo de avanzada está?

Estoy en conversaciones para adaptar lo que yo compongo al piano a una orquesta sinfónica. Hay una orquesta de A Coruña que lo está preparando y cuando esté listo probablemente editaremos un disco.

Estoy preparando mi quinta novela, basada en la época de Roma, para la que llevo dos años y medio documentándome

¿Sería su ópera prima musical?

Llevamos un año y medio trabajando en ella. Hasta ahora lo que hacía era componer a nivel de mi capacidad pianística para mí y los amigos. No pasaba de ahí, pero un amigo me propuso orquestarlo. Uno empieza a tirar de la manga y se queda con la chaqueta. Y de repente me vi envuelto en un proyecto que me encantaría que salga adelante, que ni pensaba.

¿No para?

Ahora ya estoy preparando mi quinta novela, para la que llevo dos años y medio documentándome porque está basada en la época de Roma, que es un tema que me atrae mucho. Esto me ha obligado a viajar a Pompeya, a estudiar la historia de los primeros 80 años de la vida de Roma. Eso se va tejiendo. En las novelas que surgen por inspiración los personajes ya van tirando de la historia desde las primera líneas. Dice Paco Nieto, que es el prologuista, al que le estoy profundamente agradecido, que en esta cuarta novela hay 49 personajes y que transcurre en unos cien lugares diferentes. Pero cuando son históricas hay que tener mucho cuidado porque tienes que mezclar la fantasía con hechos verídicos. Por ejemplo, no puedes contar que Julio César entra en el Coliseo cuando lo inauguró Tito casi cien años después.

Escribe, compone música, pinta, ejerce la medicina... ¿de dónde saca tanto tiempo?

La vida me enseñó desde pequeño que hay que tener un método y hacer las cosas con orden. Antes
de ir a trabajar lo que hago es leer y escribir todos los días. Cuando termino de ir a quirófano, consultas... y tengo un hueco por la tarde, si puedo, camino un rato y le dedico una hora u hora y media al dibujo. A las ocho paso visita a los pacientes y luego dedico una hora al piano.

"Echo de menos que no haya una concienciación general por parte de la población"

Como médico, ¿qué reflexión hace sobre la crisis sanitaria?

La situación va para largo. Mientras no tengamos conciencia de que tenemos que protegernos y
proteger a los demás, lo vamos a tener crudo. Tenemos un virus sin tratamiento ni vacuna y la única
forma que hemos tenido de frenarlo ha sido con confinamiento y cuidados. Ha dado resultado durante un tiempo, pero hemos vuelto para atrás. Me da muchísima pena ver como muchos compañeros se juegan la vida todos los días por gente que sale de botellón, que no usa la mascarilla, que le importa todo tres pitos... Me da pena que haya negacionistas. Me da pena porque hay pacientes que están mal. Aquí da la sensación de que lo que nos toca es jugarnos la vida, como si fuéramos soldados de una batalla donde las balas circulan por todos los lados. Lo que más echo de menos es que no haya una concienciación general de la población.