LOS PREMIADOS

Miguel González: al mando de la Guardia Civil en Galicia

Está al mando de 5.000 agentes y no hay 40 personas en toda España que puedan ocupar su puesto
Miguel González Arias. EP
photo_camera Miguel González Arias. EP

Miguel Ángel González Arias es más de la Guardia Civil que el Duque de Ahumada y más de Lugo que el San Froilán. Nacido el día del patrón de 1964 y criado entre Castroverde y la capital, este nieto e hijo de guardias civiles es en la actualidad el mando máximo de los más de cinco mil agentes que cumplen servicio en la 15ª Zona de la Guardia Civil, con sede en A Coruña y radio de acción en toda Galicia. Los españoles que podrían ocupar su puesto no llegan a 40.

Atrás quedan más de 20 años en la comandancia de Lugo, los últimos nueve como teniente coronel y coronel y máximo responsable de la Benemérita en la provincia. Un destino de responsabilidad, pero muy diferente de aquella Vizcaya que se encontró en 1988, con compañeros cayendo por las balas y las bombas de los terroristas.

No ha podido olvidar la sangre y la muerte, aunque su historial de acción se coronó de operaciones antiterroristas como miembro de los servicios de información, primero en Vizcaya y posteriormente en Madrid. No suele hablar de ello, pero sus recuerdos están esculpidos en plomo en acciones de infiltración en el país vascofrancés cuando Francia era un refugio y no un aliado, en el cuartel de Intxaurrondo en el que hizo intrahistoria el general Galindo o en la investigación que llevó a su equipo hasta el zulo donde Ortega Lara fue torturado por Eta durante meses y meses.

Miguel González regresó a Lugo en el 97, donde amoldó sus ganas de acción de guardia civil puro a las circunstancias de la provincia, donde aprendió que la benemérita es tan importante en el último pueblo de la montaña como en primera línea de la lucha antiterrorista. Fue en Lugo donde fue ascendiendo y pasando por distintos puestos de mando, hasta convertirse en el máximo responsable de la comandancia. Desde allí, y antes como segundo a bordo, vivió una de las situaciones más amargas de su carrera: la operación Carioca, que puso bajo sospecha a todo el cuerpo.

En Lugo le llegó este mismo año el nombramiento como general de brigada y posterior designación como jefe de la zona de Galicia.

De aquí, de Lugo, de toda la vida
El general Miguel González no parece un general. A veces, ni siquiera cuando va uniformado. Es un hombre tendente a la sonrisa y muy sociable. Cualquier día se le puede ver remando en el Fluvial, corriendo en el parque o compartiendo mesa en cualquier taberna de la provincia.

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