Mercedes Novo: "Al alumno le falta práctica y ocasión de experimentar"

Profesora de la facultad de Ciencias, es una de las promotoras de la iniciativa que pretende poner en contacto a jóvenes de Eso y Bac con la investigación universitaria de una forma lúdica. Este lunes comienza la tercera edición del Campus Científico Juvenil, que demuestra que el interés no para de crecer
Mercedes Novo
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En esta tercera edición, el Campus de Verano de la USC ha tenido más de 170 solicitudes, de sobra para cubrir las 120 plazas que se ofertaban este año, en que por primera vez se abre un itinerario científico-social.

¿Qué respuesta tuvo esta nueva rama?

Menor de la que esperábamos porque por ahora no se ha conseguido llegar mucho al profesorado de materias relacionadas. En el científico-técnico, el 65% de los participantes lo conocen por los profesores, pero en el científico-social, la mayoría lo supo por amigos o redes sociales.

¿Puede influir la percepción de que las humanidades y las ciencias sociales son menos científicas que otras áreas?

Creo que sí. No sé hasta qué punto a un chaval de estas edades el nombre de científico-social le dice de qué estamos hablando. Hay mucho alumnado en Ciencias Sociales, que se dirigen a Empresariales, Derecho..., pero posiblemente ven más difícil hacer algo de tipo práctico, que no sea una charla, y sin embargo está montado con talleres y actividades muy prácticas. En el científico-técnico saben más qué les espera.

¿Se huye del formato de charlas porque en esta franja de edad eso se asocia a rollo?

Sí. Nosotros incorporábamos pequeñas charlas sobre titulaciones los otros años, pero no eran muy bien valoradas. Hay talleres que son charlas interactivas, y eso funciona mucho mejor, pero una charla de escuchar nada más no les gusta mucho.

"El contacto con la universidad les ayuda mucho, le pierden el miedo. Les resulta más fácil luego elegir"

¿Eso se tiene en cuenta al enfocar las clases de la universidad?

Nosotros trabajamos con alumnado de otras edades, pero en ese sentido deberían ir los planes de estudios. En Bolonia de lo que se trata es de dar directrices y actuar más como un tutor que como un profesor que da una clase expositiva sin más. Cada vez intentamos más incluir experimentos y demostraciones en las clases. Y también iniciamos un proyecto para colaborar con el profesorado de secundaria con el fin de que se introduzcan experimentos en las clases y para hacer actividades fuera del horario lectivo para alumnos que tengan interés.

¿Qué objetivos se plantearon cuando empezaron este campus?

Que vean que se puede pasar bien haciendo cosas científicas y que descubran qué cosas les gustan porque no tienen este contacto y les resulta difícil escoger las materias que van a cursar al año siguiente o la carrera que van a hacer. El contacto con la universidad les ayuda mucho, la ven más real, le pierden el miedo. También introducirles el gusanillo de hacer investigación, y creo que en eso hemos tenido mucho éxito. Pero vemos que cada vez se nos hace una labor más grande, con más trabajo administrativo.

¿La financiación es un problema, como en otras fases de la investigación?

Sobre todo lo es la falta de personal. Cada vez hay menos gente que haga tesis doctorales y esos son buenos candidatos para hacer apoyo en tareas como esta, pero cada vez son más escasos. Y los recortes también suponen que la gente de administración esté más cargada de trabajo. Necesitamos poder tener a alguien que se ocupe de la parte administrativa para poder centrarnos nosotros en la parte científico-técnica.

¿Los profesores participan de forma desinteresada?

Sí. Participan unos 90 profesores del campus y también colaboran otros centros, como el Laboratorio de Sanidad y Producción Animal de Galicia, el Aula de Productos Lácteos, el Museo, la fundación CEL o los consellos reguladores. Otra ventaja del campus es que es muy multidisciplinar.

"Lo que hay y lo que se hace en el campus de Lugo no se conoce ni a nivel de alumnos ni de profesores en otras etapas"

¿Qué conocimiento detectan sobre el campus de Lugo?

Ha ido mejorando, pero en general no se conoce ni a nivel de profesorado ni de alumnado la investigación que se hace aquí ni las titulaciones y las profesiones que van unidas a ellas. Tampoco saben en qué tienen que ser buenos para llevar con facilidad una titulación. Te encuentras alumnado que por sus habilidades no pintan nada en la titulación en la que están, que podrían estar mejor en otra o en ninguna. Eso es también falta de información y de orientación, que debería ser más precisa y más individualizada.

¿Este campus tiene algún efecto en la matrícula luego?

Yo creo que sí y algún caso hay porque alguno es alumno mío. No se ha hecho el estudio para saberlo, pero tampoco es nuestra prioridad.

Qué nivel de cultura científica detectan en ellos?

Aquí llegan la semana después de acabar las clases, es decir, los que vienen están muy motivados, pero les falta mucho contacto con la práctica, poder experimentar. Creo que es un déficit que tenemos en la educación que se les da en los niveles anteriores y eso merma las vocaciones científicas.

¿Cómo perciben los alumnos la investigación?

Les atrae y creo que la figura del investigador está un poco idealizada. Al perfil de alumnado que viene a este campus es más fácil ilusionarlos, probablemente no se pueda hacer con cualquiera, aunque habría que intentarlo. También están muy influidos por productos televisivos, como CSI, pero cuando entran en los proyectos les motiva y les ilusiona poder hacer cosas que les parecen impresionantes aunque sea el día a día del laboratorio, precisamente porque esa parte de experimentación les falta en la formación del instituto por falta de medios y de tiempo.

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