Menos del 15 por ciento de los menores que cometen delitos son reincidentes

Solo 82 de las 283 diligencias por supuestos delitos o faltas incoadas por la Fiscalía durante 2016 llegaron finalmente al juzgado

Instalaciones de un centro de menores. EP
photo_camera Instalaciones de un centro de menores. EP

Las noticias relacionadas con la delincuencia de menores suelen crear una alarma y una preocupación mayor en la sociedad precisamente por tratarse de menores. Pero esta reacción no encuentra justificación en los datos, al menos en el caso de Lugo, donde se trata de un problema controlado, con los delitos graves en descenso y un nivel de reincidencia muy bajo: más del 85% de los menores que han pasado por el Juzgado de Menores cuentan con un solo expediente, no han reincidido. Si nos atenemos solo a los datos del último año, el porcentaje baja hasta el 5 por ciento.

La explicación, compartida tanto por el propio juzgado como por la Fiscalía de Menores, es que, además, los medios técnicos y humanos con los que se cuenta en Lugo para trabajar con estos chavales en problemas son muy eficaces y la medidas que se toman son efectivas, por lo que los comportamientos suelen corregirse sin mayores dificultades casi siempre.

Hay que tener en cuenta que la provincia tiene menos de 10.000 habitantes de entre 14 y 18 años (la franja que cubre la delincuencia de menores), mientras que los expedientes de reforma incoados (los casos que acaban finalmente en el Juzgado de Menores) en 2016 fueron 82, un número que se mantiene estable, con variaciones poco significativas, en la última década.

No obstante, esa cifra se refiere únicamente a los asuntos que por gravedad o su complejidad llegan al juzgado, pero la auténtica puerta de entrada al sistema, la referencia más próxima a la realidad, es la Fiscalía de Menores, dirigida por Jesús Álvarez y a la que llegan todos los asuntos. Con cada uno de ellos se abren unas diligencias preliminares, que en 2016 (el último año completo del que se tienen datos) fueron 383. De ellas, 35 se archivaron porque el menor tenía menos de 14 años, es decir, no tiene la edad penal. 244 se archivaron por otras causas, en su mayor parte porque no había evidencia de delito o falta.

Fiscal de menores: "Eso de que por ser menor no pasa nada es una barbaridad. Claro que pasa, se dan cuenta cuando son condenados"


Y, además, en 19 casos la Fiscalía decidió el archivo por desestimiento: se considera que puede haber un delito leve, pero no se incoa expediente de reforma porque se entiende que el menor no precisa de ninguna medida especial fuera del ámbito de la familia y la responsabilidad civil ha sido satisfecha.

Una vez pasado es filtro, los casos que precisan de medidas judiciales más contundentes son los menos. Por hablar de los más graves, en 2016 solo hubo 4 por robo con violencia (11 en 2015 y 18 en 2014), 29 infracciones contra el patrimonio, 24 por lesiones y 7 de violencia doméstica. La jueza de Menores, Sara Pendás, no ha impuesto en lo que va de este año ni una sola condena de internamiento en régimen cerrado, la más grave que se puede acordar.

OPCIONES. Esto es posible gracias a que, previamente, ha habido un trabajo conjunto de Fiscalía, juzgado y técnicos del Servicio de Menores de la Xunta. Esa labor comienza con la mediación, que puede darse en fase de instrucción o de ejecución, y puede plasmarse como conciliación (entre los chavales implicados) o como reparación (se ha reparado el daño, limpiar una pintada, por ejemplo). Según explican desde el Juzgado de Menores, "no hay un porcentaje de mediación más alto porque los padres son bastante reticentes, pero es mucho más sanador que los chavales puedan pedir perdón que un juicio, que es muy invasivo. Limpia mucho mejor la herida. Y, en general, los chavales son pro mediación, tratan de solucionarlo".

También se pueden proponer medidas reorientadoras con los técnicos de la Xunta, antes de llegar a las medidas más graves, el internamiento. No obstante, estas también tienen grados: puede ser régimen cerrado, semiabierto o abierto. En la provincia de Lugo no hay ningún centro de internamiento para reforma, y los chavales que lo precisan son enviados a Pontevedra, Ourense o A Coruña.

Sí que existen centros de intervención educativa en medio abierto (conocidos como Ciema), que dependen de la Xunta y en Lugo son gestionados por la asociación Dignidade. En la mayor parte de los casos en Lugo, el trabajo del Ciema con los chicos suele ser lo suficientemente eficaz como para evitar internamientos en centros.

No obstante, tanto Fiscalía como juzgado coinciden en destacar la dificultad de asegurar resultados cuando se trabaja con algo tan complicado como la personalidad en una edad tan complicada como la adolescencia. Pero, del mismo modo, coinciden en que el volumen de los casos y los medios de los que se dispone son la mejor garantía para lograr que la mayoría de los menores que delinquen en Lugo no vuelvan a tener contacto con el sistema penal.

HACHÍS, HURTOS Y VIOLENCIA FAMILIAR. Los principales responsables de la lucha contra la delincuencia de menores llaman la atención sobre tres fenómenos que en la actualidad son preocupantes. En primer lugar, no por el volumen de casos pero sí por su gravedad, sitúan la violencia familiar, con menores agrediendo, insultando y amenazando a familiares directos, con las madres convertidas en la víctima principal. Otro tipo delictivo demasiado común es el hurto.

Pero, sin duda, la gran preocupación se sitúa en la "generalización y normalización" del consumo de hachís, que muchas veces descubren asociado a los delitos que se cometen. Este alto consumo está provocando trastornos de conducta en menores, muchos de los cuales acaban en un internamiento terapéutico. No obstante, este es de carácter voluntario y no puede ser impuesto por el juzgado.

Comentarios