El gobierno lucense perderá a dos de sus miembros el miércoles, ya que a la anunciada marcha del concejal y diputado Juan Carlos González Santín -por la imposibilidad estatutaria del PSdeG de tener dos cargos- se suma la de José Manuel Díaz Grandío, concejal de deportes durante los últimos 16 años y, desde junio, también de infraestructuras urbanas.
Grandío presentó su renuncia en la mañana del lunes, para que fuera incluida en el pleno de este mes, ya que hace semanas que no se siente con fuerzas para seguir adelante con las responsabilidades que le fueron encomendadas en este mandato. La concejalía de deportes, pese a ser un área muy agradecida, supone una gran dedicación, ya que prácticamente todos los fines de semana del año hay actividades deportivas, y en esta nueva etapa, el concejal tuvo que asumir también infraestructuras urbanas, donde fue incluida la gestión del ciclo del agua.
Este asunto es una auténtica patata caliente porque el ciclo tiene un déficit de varios millones de euros, al que el gobierno local tendrá que hacer frente más pronto que tarde, tal como marca la legislación. A eso se suma que las dos grandes infraestructuras del servicio (potabilizadora y depuradora) están gestionadas por una empresa que agotó su contrato hace varios años y ahora el actual gobierno pretendía privatizar el ciclo en su integridad, incluidos servicios que actualmente son desempeñados por personal municipal. Fue un Grandío nervioso e incómodo quien la semana pasada dio la noticia a la oposición. Horas más tarde, a raíz de la presión ejercida sobre todo por Lugonovo, era desautorizado por la alcaldía, que daba marcha atrás en su propósito.
Este hecho pudo haber contribuido a que Grandío decidiera no esperar más para marcharse, aunque había otras circunstancias que llevaban tiempo haciéndole replantearse su situación. Él las sitúa en el ámbito estrictamente persoal -«en case 17 anos, a vida dunha persoa cambia moito»-, pero el edil no oculta que fue un varapalo la dimisión de Orozco, al que siempre estuvo muy vinculado. Fue su alumno en el instituto y quien sustituyó en el Concello a José Luis Díaz cuando este perdió las primarias con Orozco, razón por la que Grandío entró en la corporación antes que el exalcalde. En el pleno de constitución de la nueva corporación, al edil se le vio muy afectado.
No ayudó tampoco a que se sintiera a gusto en esta etapa el hecho de que se enterara, sin haber sido consultado, de que iba a llevar el ciclo del agua, como confesó a algunas personas. Grandío estaba incómodo y era notorio en algunas reuniones, donde se mostraba distante de sus compañeros.
A Santín le sustituirá Rosana Rielo, pero el relevo de Grandío aún no está claro. El gabinete de alcaldía se limitó a indicar que el siguiente en la lista es Manuel Núñez, que como Rosana fue concejal con Orozco. Él dice que dependerá de qué le pidan y de qué pueda asumir, porque no quiere dejar su labor docente.
Grandío atribuyó ayer su abandono a que necesita «un respiro» tras casi 17 años de dedicación intensa a la actividad municipal. «Foron 800 fins de semana dedicados ao deporte e ao traballo. Fíxeno encantado, pero en 16 anos a vida dunha persoa cambia moito».
El edil dice que lleva 40 años en el PSOE y que en él seguirá, hasta el punto de que no descarta «nada» en el futuro porque lleva la política dentro. Ayer fueron muchas las personas, incluso de otros partidos, que reconocieron su labor, que él atribuyó en buena parte al personal de la concejalía. «É xente absolutamente entregada. Non miran o reloxo».
El edil siempre gozó de muy buena consideración, por su talante y su dedicación. El gobierno lamentó ayer su marcha, pero indicó que en lista del PSOE hay otra gente muy capaz. En principio descarta una reorganización de áreas.
