El recuerdo de otra epidemia lleva a Lugo nuevamente a la capilla de San Roque

La ciudad se encomendó al santo en 1768, cuando la peste causaba estragos
Celebración de la tradicional misa en la Capilla de San Roque. XESÚS PONTE
photo_camera Celebración de la tradicional misa en la Capilla de San Roque. XESÚS PONTE

El altar de la capilla de San Roque está coronado por una pintura del santo curando a un enfermo que yace en la cama de un hospital. Bajo esa imagen tuvo lugar este lunes la tradicional ofrenda a San Roque, celebración que se lleva realizando desde 1768, cuando la ciudad se encomendó al santo ante los estragos que causaba la peste en España.

La tradición cuenta que durante la oleada de peste que asoló España a mediados del siglo XVIII, los lucenses se dirigieron al santo de origen francés en busca de protección. La epidemia, según cuenta la tradición, no entró en Lugo y, desde entonces, la ciudad rinde una ofrenda anual de agradecimiento al santo.

Las sucesivas epidemias de peste –aunque la más recordada sea la del XVIII– están detrás de la tradición de la fiesta de San Roque, que en Lugo incluye una vistosa ceremonia, con la corporación dirigiéndose a la capilla en un desfile llamativo, que años atrás incluía también la presencia de la Banda de Música.

La tradición sostiene que las plegarias al santo permitieron a Lugo librarse de la peste que asoló España en el siglo SVIII

Durante la clásica misa celebrada en la capilla de San Roque, el parróco que ofició la ceremonia, Luciano Armas, preguntó de forma retórica a los asistentes si este tipo de tradiciones siguen teniendo sentido hoy en día. Continuó con una reflexión entorno a la idea de que las realidades de entonces y ahora, aún con las múltiples diferencias, tienen muchas similitudes. La peste fue "una epidemia que se propagaba rápidamente dejando unas cifras de mortalidad sin precedentes", reflexionó el sacerdote. En el ambiente flotaba la idea de la amenaza que supone la epidemia actual, la del covid, que también ha desbaratado el mundo, como hizo la peste.

En un acto con bastantes fieles, la comitiva municipal estuvo encabezada por el edil Miguel Fernández. Los ediles desfilaron hacia la capilla pasando en formación por distintas calles del centro histórico. El pendón de Lugo fue portado por la concejala Silvia Alonso y dos maceros abrían el paso de los concejales.

La representación política fue numerosa, acudieron concejales de todos los partidos, a excepción del BNG, que nunca participa en las tradiciones de carácter religioso de la capital.