Memoria de los días en que hombres y mujeres no se veían en magisterio

Los maestros del 67 visitaron este viernes su antigua facultad y recordaron las épocas de la segregación por géneros y su etapa universitaria

Maestros de la promoción del 67, delante de la Escola de Formación do Profesorado junto al decano, Rodríguez Lestegás
photo_camera Maestros de la promoción del 67, delante de la Escola de Formación do Profesorado junto al decano, Rodríguez Lestegás. XESÚS PONTE

En 50 años las cosas están muy cambiadas en la Escola de Formación de Profesorado de la USC. Los hombres y las mujeres ya no estudian en dos lados incomunicados por un gran muro. Los maestros de la promoción de 1967 se reunieron este viernes en su antigua facultad para intercambiar historias y descubrir sus cambios.

Magisterio era la carrera de la "xente humilde", recuerda José Luis Gallego. Este maestro de O Incio fue uno de los 42 hombres que se graduó en aquella promoción hace ya medio siglo, un número muy inferior a las más de 100 mujeres del mismo año.

Muchos de los estudiantes provenían de familias rurales en las que no había demasiados recursos económicos, así que magisterio era la opción más barata. "Era o seminario ou iso", resume Gallego. Todos se dedicaban en cuerpo y alma a los estudios, conscientes del esfuerzo de sus padres.

Magisterio solía ser la opción de la gente humilde, muchos de ellos provenían del rural; las opciones eran el seminario o la enseñanza


En aquellos años los profesores se movían de un lado a otro con pocas posibilidades para elegir su destino. Gallego estuvo primero en Asturias que en aquella época estaba "20 anos por diante de Galicia", describe el jubilado. El sueldo era escaso y muchas veces tenía que hacer grandes esfuerzos para subsistir. Años más tarde volvió a Galicia al tener una plaza en Redondela.

No todos los titulados terminaron en la enseñanza, algunos decidieron opositar por trabajos mejor remunerados en la caja de ahorros o incluso la policía, pues durante el franquismo un policía secreto podía llegar a cobrar el doble que un maestro. Manuel Fernández se dedicó toda la vida a la banca, aunque no echó en falta ser maestro. Uno se "acostumaba" a la vida en la banca y el oficio presentaba sus propios retos.

Eso no quita que recuerde las clases de formación del espíritu nacional en la sala de educación física. Los maestros salían de la facultad con un título que les permitía trabajar en el Frente de Juventudes. Fernández comenta como algún compañero ganó mucho dinero así. "Non lle sacamos proveito a ese papel", bromea el jubilado, que comenta que tiene el diploma colgado en su pared.

Las mujeres eran mucho más numerosas al otro lado del muro que dividía ambos géneros en la facultad. Sin embargo, había un punto en el que se unían, el salón de actos donde hacían los ejercicios espirituales. La planta se ha transformado por completo y la Sala de Graos es lo único que queda de la original.

Berta López recuerda que en el año 67 organizaron un desfile de moda en ese mismo salón desaparecido. "La ropa era de La Primavera", remarca López que cuenta cómo ella y sus amigas tuvieron que vestirse incluso de novia. López también comenta el franquismo en aquellos años y los efectos de la segregación, hombres y mujeres no se conocieron hasta los primeros reencuentros. Muchos siguen sin conocerse, por lo que ayer fue un momento ideal.

Para Teresa Iglesias toda la experiencia resulta muy emotiva, "Son recuerdos, sensaciones de emoción para todos y todas", explica la antigua maestra. Iglesias encuentra todo muy diferente en la facultad que abandonó hace ya 50 años.

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