Medio siglo de pupitres y encerados

El colegio de los Franciscanos cumple 50 años. Sin embargo, esta comunidad está en Lugo desde el siglo XIII, fecha en la que ya existía un convento, en la Praza da Soidade, donde está el museo

Juan Manuel Buján, director y último fraile que dio clase en el centro. SEBAS SENANDE
photo_camera Juan Manuel Buján, director y último fraile que dio clase en el centro. SEBAS SENANDE

Los franciscanos cumplen este año medio siglo enseñando en Lugo. El colegio abrió sus puertas el 1 de septiembre de 1969, después de los correspondientes permisos de las autoridades y del Obispado. El permiso inicial solo era para un año de enseñanza y se trataría de un colegio masculino de enseñanza primaria. Sin embargo, el colegio de los Franciscanos llegó para quedarse y en los cursos siguientes fue sumando unidades de Preescolar y de la antigua EGB que darían paso, años después, a la Educación Infantil, Primaria y ESO.

"O colexio xurdiu nunha época na que comezaban a crearse moitas escolas para ofrecer educación aos nenos do Baby Boom. O colexio dos Franciscanos foi o último centro relixioso que se instalou en Lugo. Cando nós empezamos, xa funcionaban os Maristas, para nenos tamén, e as Pepas, a Compañía de María e A Milagrosa, para nenas", afirma el director, Juan Manuel Buján García, y también el último fraile que dio clase en el centro, función que dejó todavía el curso pasado.

El colegio comenzó siendo totalmente privado y de pago, aunque -como en otros centros religiosos- había unas plazas también para niños de familias desfavorecidas. En 1978, comenzó a recibir subvenciones del Estado y en 1985, se acopló al régimen de conciertos, como el resto de los colegios religiosos.

Los Franciscanos llegaron a Lugo y levantaron el convento en la actual Praza da Soidade, donde está ahora el Museo Provincial

Otro cambio significativo fue su conversión en centro mixto, en el curso 1984-1985. "As primeiras alumnas foron 8 entre 700 alumnos que tiñamos daquela en total. Eran nenas que entraron en Educación Infantil e foi unha gran cousa que se convertise en mixto porque había irmáns que iban a distintos centros debido a esa segregación por xénero", explica Juan Manuel Buján, que dio clase en el centro, desde 1983, de Ciencias Sociales, Música e Inglés.

Aquel primer curso de 1969 comenzó en los Franciscanos con una plantilla de docentes formada por cinco frailes y un seglar, el marido de la administrativa del colegio, la extremeña Carolina Navas, que también fue la primera mujer en un colegio totalmente masculino.

Poco a poco, el colegio fue incorporando mujeres en su plantilla. Al curso siguiente, llegó la primera profesora, Manuela Isorna Santiago.

La comunidad de los Franciscanos era, en aquellos años, de una docena de frailes. Hoy en día, solo quedan tres. Durante este tiempo, la actividad de los frailes estuvo centrada en la enseñanza, aunque no dejaron nunca sus otros cometidos como son la predicación, el culto y la atención a la iglesia.

CONVENTO. Pese a que el colegio de los Franciscanos fue el último de los religiosos en incorporarse a la enseñanza en Lugo, la presencia de la comunidad en la ciudad suma ya ocho siglos. De hecho, se trata de una de las primeras que se instaló en Lugo pues hay documentación del siglo XIII que habla ya de la existencia de un convento creado incluso por el fundador de la orden, San Francisco de Asís, que peregrinó a Santiago en 1214 y que -según referencias de un antiguo guardián del convento, fray Juan de Sarria, recogidas por el historiador Pallares Gayoso- fue el santo quien puso la primera piedra del edificio.

Más curiosa resulta la aportación realizada por Jacobo de Castro, autor de la obra Árbol cronológico, de 1722, que "sitúa los orígenes del convento en un eremitorio levantado por el propio San Francisco en el monte Labio, en 1214", recoge Juan Manuel Buján en un estudio sobre la comunidad publicado en la revista Lucensia.

Los Franciscanos llegaron a Lugo y levantaron el convento en la actual Praza da Soidade, donde está ahora el Museo Provincial. En el siglo XIV, daban allí clases gratuitas de Gramática, Filosofía, Teología y Moral a los aspirantes a curas.

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