Tiene una abuela y una madre coraje y ella no podía ser menos. Nerea Montoya, la joven de 15 años desaparecida durante diecisiete días, volvió a casa y este lunes mismo se presentó en la comisaría de Policía para denunciar a la familia de su exnovio, El Cholín, y a este, dado que la chica afirma que fue llevada en el coche y retenida en contra de su voluntad. Primero, en un piso en Foz, donde pasó tres días. El resto del tiempo, en una furgoneta en la que la trasladaron hasta Vicálvaro, Madrid, primero en una explanada y después, en una área recreativa.
Finalmente, el pasado sábado por la tarde fue recuperada por la Guardia Civil y trasladada desde una gasolinera de Tordesillas a O Carqueixo, a donde llegó a la una de la madrugada del domingo."Ellos me tenían forzada. Ya no quería irme con ellos, pero me forzaron. Aquel día, el 20 de abril, me llamaron cuando estaba en el culto, salí para fuera porque me dijeron que querían hablar conmigo, allí donde se hacen los exámenes de conducir. Yo fui a confianza pero la hermana de El Cholín me metió a la fuerza en el coche. Yo lloraba, no quería irme con ellos. Me quitaron el móvil y me rompieron la tarjeta. Me decían que me tranquilizase, que las cosas se iban a arreglar. Fuimos hasta el piso de El Cholín y este bajó con una bolsa con ropa y nos llevaron a Foz, con dos payos amigos de El Cholín. Allí estuvimos en un piso tres días. La madre de El Cholín me dijo que me iban a llevar junto a mis padres. Yo me quedé tranquila pero no fue así. Me llevaron para Madrid y me dijeron que, si me escapaba o hacía una llamada a la Policía, vendrían con mercheros a buscarme, quemarían O Carqueixo y mi casa a bombas y le quitarían la cabeza a mi padre y abuelo. Me tenían superamenazada y yo tenía mucho miedo", relata Nerea.
Por este motivo, la joven se trasladó ayer a comisaría y, acompañada de su madre, denunció estos hechos y pidió solicitar al juez una orden de protección contra la familia de El Cholín. "Me daban pastillas para tomar por la noche. Estaba muy cansada, solo quería dormir. No me daban de comer. Solo una napolitana y un batido de chocolate al día. Para salir a la calle, me tapaban con un pañuelo y unas gafas. No podía salir de la furgoneta. Me decían que mi familia no me buscaba y solo contactaron con el patriarca, El Castroverde. Incluso, me querían pedir una emancipación para hacerme mayor de edad e irme con ellos y no volver a ver a mi familia", cuenta la joven.
