Con la mascota en jornada laboral

Esta tendencia aún tienen pocos adeptos en Lugo, sin embargo ya hay personas que acuden diariamente al trabajo acompañados de su perro 

Juan Carlos Girón junto a su perro. XESÚS PONTE
photo_camera Juan Carlos Girón junto a su perro. XESÚS PONTE

Llevarse la mascota al trabajo y compartir con ella también la jornada laboral es cada vez menos extraño. Aunque no todos los trabajos se adaptan a esta posibilidad, sí es cierto que en otros muchos sí se puede hacer y hasta -si me apuran- podría ser recomendable.

Selmo y Linda montan todos los días en el coche con Bárbara para ir a trabajar. Ellos no trabajan, solo juegan mientras que su dueña cumple con la jornada laboral. Bárbara Ruth Soto Lucas lo tiene, más o menos, fácil. Se encarga de la limpieza de la Casa de Baixo, un establecimiento de turismo rural de Santiago de Saá. Mientras que ella trabaja, sus dos perros se acomodan en el recinto exterior e incluso juegan con otros perros que tiene la dueña de la casa. Sin duda, un factor clave a la hora de permitirle a Bárbara llevar a sus dos mascotas al trabajo.

"A la jefa le gustan los perros. Por eso no tuve ningún problema. Y estamos muy bien. Yo hago mi trabajo y cuando salgo, los saludo. Nos pasamos todo el día juntos y, de esta manera, evito el tener que dejarlos solos en casa. En mi trabajo anterior, que era en una oficina, esto no era posible y la verdad es que lo llevábamos todos bastante peor", cuenta Bárbara.

Esta lucense tiene en su casa cuatro perros y dos gatos. Asegura que la convivencia es perfecta entre unos y otros y que el número no es un problema. "Hay más problemas con los humanos", apunta. Suele adoptar y acoger perros de protectoras. Los otros dos y los gatos quedan en casa.

Ir a comer o a cenar con la mascota es un servicio muy demandado en restaurantes por gente que viaja con sus animales

Seis, siete u ocho horas, dependiendo del día, Selmo y Linda acompañan a su dueña en el trabajo. Y Bárbara está encantada, mucho más que cuando se llevó a la gata a la oficina de una empresa de transporte en la que trabajaba un día festivo porque estaba enferma.

"No me quedó otro remedio. Las empresas deberían dejarnos tiempo para llevar a nuestros animales al veterinario, como si fuesen hijos. Son cosas que hay que normalizar. Ellos también nos necesitan y es nuestra responsabilidad", dice.

UNIFORMES. Perri sabe tanto de uniformes de trabajo como su dueño, Juan Gabriel Girón, que los vende en la Ronda das Mercedes. No en vano esta caniche lleva ya ocho años atendiendo a los clientes, mañana y tarde y día tras día. Los clientes ya la conocen y ella, encantada, hasta los saluda. Cuando no hay nadie a quien atender, Perri se sienta al lado de la puerta y se entretiene viendo a la gente pasar por la calle. Tan conocida es en la zona que, incluso, algunos de los que pasan por delante de la tienda entran solo para saludarla.

"Lleva ocho años conmigo en la tienda y siempre estuvo aquí. Ella está de maravilla aquí. La perra es muy sociable. Incluso, diría que es útil porque aquí vendemos mandilones y cuando viene algún niño que no quiere probárselo, se deja convencer rápidamente por Perri", cuenta Juan Gabriel.

Bárbara Ruth Soto junto a sus mascotas. XESÚS PONTE

Este empresario opina que la admisión de mascotas en los lugares de trabajo debería estar más generalizada porque -dice- hasta puede ser positivo para el rendimiento laboral. "Los animales te dan más calma y crean buen rollo", apunta.

RESTAURANTE. Si no son muchas todavía las empresas que permiten llevar mascotas a sus empleados en jornada laboral, tampoco lo son los restaurantes que ofrecen la posibilidad a los dueños de animales de compartir -por así decir- mesa y mantel en un restaurante.

En Lugo es pionero en este servicio el restaurante Campos. Consciente de la demanda existente, Nicolás Vázquez -el gerente del establecimiento- abre esta posibilidad a los dueños de mascotas que deseen llevarlas al restaurante a comer. La clave para no molestar al resto de los comensales está en la reserva de un comedor apartado para ellos solos.

"Con reserva sí admitimos mascotas. Intentamos siempre que sea un comedor privado, de forma que no compartan espacio con el resto de los comensales. Pero sí lo hacemos, creemos que es un servicio más que debe ofrecer un restaurante", afirma Nicolás Vázquez.

Llevar la mascota al Campos no cuesta nada. El cliente pagará solo por lo que consuma. Como si fuese sin su animal de compañía. Eso sí, solo se sirve comida y bebida para las personas. No para las mascotas que, en este caso, siempre fueron perros.

"Cada vez se solicita más este tipo de servicio. Lo suele pedir, sobre todo, gente de paso que viaja con el perro y que pide que lo admitan en el restaurante porque, entre otras cosas, no tiene dónde dejarlo mientras tanto", explica el hostelero.