Más de 30 casas del barrio Feijoo están tapiadas para impedir que sean ocupadas

En los últimos meses han proliferado los inmuebles que tienen carteles que advierten de que disponen de alarma

Una casa tapiada en el barrio Feijóo. XESÚS PONTE
photo_camera Una casa tapiada en el barrio Feijóo. XESÚS PONTE

El barrio Feijoo se ha convertido en una atractiva zona residencial para los okupas. Actualmente hay tres viviendas que están en esa situación. Le ha quitado el primer puesto en el lúgubre ránking de allanamiento en Lugo al vecino distrito de A Milagrosa y al de As Gándaras. Entre los propietarios cunde el desánimo porque consideran que las administraciones públicas hacen oídos sordos a sus demandas.

Más de una treintena de inmuebles de este barrio, que se da de bruces con la Avenida da Coruña, tienen sus puertas y ventanas tapiadas con ladrillos o sus cerraduras reforzadas con candados o cadenas de acero. Cualquier medida con tal de salir airosos del posible envite de los okupas.

Esas viviendas unifamiliares fortificadas se concentran en las calles San Lourenzo, San Antonio, San Vicente, Río Cabe y Juana de Ibarbourou.

Los vecinos de esta última calle comentan que el propietario de una casa, que ya no reside en el barrio, primero la tapió, como medida provisional, y después solicitó la licencia municipal para llevar a cabo su demolición con el fin de quitarse de encima cualquier quebradero de cabeza.

En los últimos meses además han proliferado las casas vacías -también las hay habitadas- que lucen carteles de compañías de seguridad privada que advierten de que tienen instaladas alarmas para disuadir cualquier amago de actuación contra la propiedad. Son casi media docena.

PRESENTE. Continúan dos casas ocupadas en la Rúa Juana de Ibarbourou -en una de ellas sus moradores pintaron la fachada de blanco- y otra al lado del jardín de entrada al barrio, entre los cruces de las calles San Lourenzo y Perpetuo Socorro con la Avenida da Coruña. Las dos primeras son de propietarios particulares y la tercera de una entidad financiera, tras desaparecer la promotora inmobiliaria a la que pertenecía.

Los vecinos cuentan que uno de los okupas se dirigió a ellos para explicarles que tenía que acceder ilegalmente a la vivienda, ya que su pareja y él no tenían un techo bajo el que cobijarse. Incluso aseguran que "hace dos meses" impidió el allanamiento de otra casa por si podía ocasionar algún trastorno de convivencia. Advierten además del riesgo que pueden entrañar porque tienen la luz enganchada.

Hubo más inmuebles allanados en la zona, pero en uno de los casos, el año pasado, el propietario aprovechó que los okupas se habían ido temporalmente para tapiar los accesos.

El allanamiento de viviendas unifamiliares evidencia la degradación urbanística en la que está sumida esta zona

Ese allanamiento de inmuebles hace aflorar el principal problema que arrastra el barrio Feijoo, su degradación urbanística. Casas antiguas que, por una parte, amenazan con caerse y, por otra parte, se atrincheran para no ser víctima de una usurpación ilegal.

Esa abundancia de casas vacías juega a favor de los okupas, pero también su envejecida población, que la convierte en víctima propiciatoria para los profesionales del allanamiento.

Una casa tapiada. XESÚS PONTE

DEVALUACIÓN INMOBILIARIA. Una de las consecuencias de la presencia de estos inquilinos que incordian y del deterioro urbanístico es que, según aseguran los dueños, se devalúa el precio de las casas que están a la venta.

Cerca de una decena de viviendas unifamiliares tienen colgado el cartel de se vende. Sus propietarios se atreven a anunciarlo pese al riesgo de que pueda servir de reclamo a los okupas para acceder ilegalmente a ellas.

Los vecinos llevaron a cabo una recogida de firmas e incluso se plantearon constituir una asociación para defender sus intereses, ya que no hay ninguna en el barrio, pero esas iniciativas se diluyeron porque sus promotores apenas hallaron respaldo social.

Cuando llaman a las puertas de las administraciones, como el Concello, es para que "obliguen a los dueños a tapiar las casas y tener las fachadas y los tejados decentes, para que por lo menos no vengan más porque otra cosa no vamos a conseguir", lamentaba una de las afectadas.

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