El Lugo de... Mariluz Abella ► Donde levantar el futuro

Contribuyó al gran cambio educativo de los 70 desde el Parque, zona a la vez de retos y amistad
Mariluz Abella, en el parque Rosalía de Castro. SEBAS SENANDE
photo_camera Mariluz Abella, en el parque Rosalía de Castro. SEBAS SENANDE

Esta ourensana inquieta aterrizó en Lugo en 1974 y desde su despacho en el Parque, situado en lo que hoy son los juzgados, vio crecer Lugo y contribuyó a la gran revolución educativa de los años 70 y primeros 80. Vivió con pasión aquellos años intensos en los que entre tres o cuatro personas planificaron las concentraciones escolares que se construyeron en la provincia y por eso el Parque, el centro de todo aquel proceso, sigue siendo su lugar favorito.

"Trabajábamos mañana y tarde, y también los sábados, así que pasábamos muchas horas allí", rememora Abella, que revive la "ilusión" y la "responsabilidad" de aquel equipo de inspectores educativos en cuyas manos se puso la modernización del sistema educativo lucense. "Pasamos en aquel edificio unos veinte años", recrea como echándolo de menos aún.

Fueron años de trabajo, de amistad y de crear su propia familia, para la que eligió como hogar la Avenida de Ramón Ferreiro, por lo que el Parque se reforzó aún más como referente, sobre todo tras nacer sus hijas.

El Lugo de Mariluz Abella lo completan las calles de los vinos, donde con su pandilla vivió grandes momentos de juventud. "Disfruté allí de grandes y queridos amigos, algunos de los cuales se fueron muy pronto", cuenta.

Ella sabe bien lo que se siente porque lo vivió. Eso sí, solo paró diecinueve días

Abella, dicharachera y activa, parece disfrutar quemando etapas y viviendo experiencias nuevas, aunque algunas supongan enfrentarse al dolor. Por eso, tiene también como referente Clérigos y el entorno de la catedral, donde se encuentra la sede de la Asociación contra el Cáncer.

Allí piensa en cosas nuevas que hacer para ampliar el apoyo a los pacientes que tienen que afrontar la conmoción de escuchar un diagnóstico de cáncer. Ella sabe bien lo que se siente porque lo vivió. Eso sí, solo paró diecinueve días. No quiso una baja más larga porque lo suyo es actuar y mirar para adelante.