"El acceso a la docencia debe ser más exigente y los profesores cobrar variables por objetivos"

El número 2 del Ministerio de Cultura aspira a mucho más, por si no fuera poco, que a lograr un pacto por la educación: aspira a cambiar de arriba a abajo la estructura, empezando por el profesorado.
Marcial Marín Hellín
photo_camera Marcial Marín Hellín

Al secretario de Educación, Formación Profesional y Universidades, el albaceteño Marcial Marín Hellín, se le nota su formación. Es licenciado en Empresariales y máster en gestión de empresas, y parece dispuesto a implantar en el sistema educativo los métodos de la empresa privada, tanto entre los profesores como en los propios centros: pago por incentivos y competencia de mercado para captar alumnos. Lo más sorprendente, no obstante, es que está convencido de que se puede conseguir y de que puede ser ahora. Con el acuerdo de todos los partidos y agentes educativos, además. Ayer estuvo en Lugo, tratando de trasladar su optimismo a su correligionarios del PP.

Viene usted a Lugo a dar una ponencia sobre el santo grial de la educación, el pacto. ¿Qué le hace pensar que esta vez sí vamos a conseguir un pacto por la educación que no hemos alcanzado en 40 años?
Que en la conferencia de presidentes del pasado martes, uno de los puntos que se acordaron fue llevar el debate al seno de la comisión de educación del Senado. Es muy bueno que quienes están dispuestas al pacto sean las comunidades autónomas, que son las que tienen las competencias. Y los partidos, el PP, el PSOE, Ciudadanos y Podemos, han firmado que el 1 de febrero se crea la subcomisión en el Congreso para hablar de las propuestas que hay que hacer en el plazo de seis meses para cambiar y darle mayor calidad al sistema educativo. Yo espero que todos vayamos a pecho descubierto, creyendo de verdad en el pacto, trabajando para él, porque de lo contrario defraudaríamos a más de 8.200.000 alumnos y a 700.000 profesores que esperan de nosotros que la educación deje de ser una moneda de intercambio cada cuatro años.

¿Percibe, entonces, que esta vez sí existe esa voluntad política?
Ahora ya hemos dado el primer paso con la creación de la subcomisión en el Congreso y con el acuerdo de presidentes autonómicos. Pero no depende de un partido ni de un Gobierno, sino de que todos los que han firmado lo hayan hecho sinceramente, creyendo en ello.

¿Desde el punto de vista del Gobierno, cuáles son los pilares sobre los que debe girar ese acuerdo?
Lo que hay que hacer es no ver las líneas rojas, sino las líneas de encuentro. Y esas líneas se sacan cogiendo el programa del PSOE, de Ciudadanos, del PP y de otros partidos, trazar un punto de intersección, ver qué hay y coger esos puntos.

"En los próximos cuatro años tenemos que convocar el 20% de las plazas de profesor vacantes, unas 150.000"


Intuyo que usted ya ha hecho esa operación. ¿Qué aparece en la intersección?
En esa intersección esta ampliar la escolarización temprana, de cero a tres años, especialmente en los sectores más vulnerables. También adaptar el bachillerato y la Formación Profesional a los currículums del mercado laboral, por tanto hay que escuchar mucho a las empresas y adaptar esos currículums no a la teoría sino a la práctica que se van a encontrar. También adaptar las materias una vez que decidamos en qué sectores queremos profundizar. Apostar por las tecnologías de la información; la competencia digital es clave, no solo en alumnos sino primero en los docentes. Y apostar por los idiomas. En todo esto hay mucho camino que recorrer en la formación del profesorado, para así llegar al alumnado. Y también dar rienda suelta a la innovación. La revolución tecnológica digital nos obliga a llevar a los centros impresoras 3D, hoy he visto en As Mercedes un módulo de drones... El diario El Progreso también apuesta por la innovación, llevando a los colegios su escuela de periodistas. Todo eso ayuda a ser competitivos. Y luego está el pilar fundamental, el gran reto, que es el profesorado. Desde el ministerio hablamos de la triple A: aprecio, autonomía y autoridad. Tenemos que conseguir un estatuto del docente no universitario; el gran reto que ahora tiene este país es que en los próximos tres o cuatro años tenemos que convocar el 20% de las plazas vacantes, unas 150.000. Es una oportunidad única e histórica para cambiar el sistema de acceso a la docencia.

¿En qué dirección?
El nuevo sistema de acceso debe ser más exigente, tiene que exigir de salida un determinado nivel en idiomas y competencia digital. Y luego, una vez que lleguen, serán un cuerpo de élite. Pero que no se queden como en el actual sistema, donde una vez que se alcanza la plaza de funcionario no hay apenas promoción. Eso desincentiva, hay que conseguir que el sistema tenga vida a partir de que se entra en él, con una formación periódica y con objetivos, con variables, para que puedan aspirar a cobrar un mayor sueldo. Es la clave: que el profesor, que es quien tiene a 30 alumnos delante, esté muy preparado y tenga reconocido que si saca resultados se le va a premiar en el sueldo y va a tener además una formación permanente.

"El nuevo sistema de acceso tiene que ser más exigente, pero una vez que lleguen serán un cuerpo de élite"


¿Cómo va a vender este giro radical entre los sindicatos de la enseñanza, que están viendo que, muy al contrario, se han producido enormes recortes, no se sacan plazas y no son precisamente los profesores los profesionales mejor pagados?
Esto tiene que ser un esfuerzo financiero y presupuestario del Gobierno. Y está dispuesto a hacerlo, a convocar más plazas. El nivel de interinidad de nuestro profesorado está en torno al 20%, habría que bajarlo al 10 o al 8%. Vamos a ser más exigentes en el sistema de acceso, pero vamos a ser más generosos una vez que lleguen, con el sueldo más variables para conseguir objetivos. Si ofrecemos más plazas, más estabilidad y mejorar las condiciones retributivas con una parte variable, y asegurando que no peligran los que están ya dentro del sistema, pues los sindicatos tendrán que ayudar. Si se pone de verdad encima de la mesa financiación y la posibilidad de que haya un estatuto del docente no universitario, tiene que ser un esfuerzo de todos, y todos debemos dejarnos pelos en la gatera.

Otra de las grandes apuestas pasa por la Formación Profesional.
Sí, es uno de los ejes, potenciarla y en especial la FP dual, la que tiene prácticas en la empresa y la que asegura una altísima empleabilidad. Debe dejar de ser el patito feo para ser la gran oportunidad.

¿Todo esto no puede significar también una cierta mercantilización de la educación, estamos centrándonos más en crear mano de obra que en formar ciudadanos?
Hay que formar ciudadanos, personas libres, eso lo da la educación de calidad, pero lo que te forja como ciudadano es tener independencia económica, y eso se consigue con empleo. Hay que adaptarlo a la empleabilidad.

Esos problemas de falta de conexión entre la formación y la demanda del mercado laboral parece todavía más marcada en el ámbito universitario.
Exactamente, pero hay un principio de acuerdo, a través de una proposición no de ley del PP, PSOE y C’s, de ocho ejes para crear la estrategia española de educación superior y orientarla hacia la internacionalización, la movilidad, la transferencia del conocimiento entre las universidades y las empresas y al estatuto del personal docente investigador. Es muy importante porque existe un gran consenso y lo tenemos muy avanzado. Soy más optimista para conseguir antes el pacto universitario que el de la educación no universitaria, porque con la Conferencia de Rectores estamos teniendo reuniones periódicas y llegando a acuerdos. Los rectores están convencidos de que esos ocho ejes son lo que necesitan, además de una financiación más adecuada pero también vinculada a resultados, potenciando las carreras que se demuestren que tienen un mayor empleo. Hay mucho consenso y puede ser una realidad cercana. Por ejemplo, desde el Estado se les va a dar este año mayor financiación que el pasado.

En esa financiación también influye, de forma transversal pero muy importante, la inversión en I+D+i, que se ha recordado de manera muy significativa.
Se ha reducido más por parte del sector privado que del público, pero tenemos muy claro que hay que recuperarla, porque esa inversión tiene un factor multiplicador muy amplio. Eso es lo que nos piden los rectores, mayor transferencia de conocimiento y mayor inversión en I+D+i. Por eso digo que el nuevo marco de gobernanza tiene que ir a objetivos: financiar la investigadores que tengan buenos resultados y que esos resultados tengan aprovechamiento en la empresa. Porque en la educación no universitaria nos ha pasado lo mismo: nos hemos dado cuenta de no por invertir mucho más se consiguen mejores resultados, sino que hay que saber dónde invertir. Por eso es fundamental la evaluación.

¿Cómo evitar, con ese sistema de incentivos por resultados, el efecto gueto que puede provocar en favor de los centros con un alumnado mejor situado socialmente?
Eso arranca de las propias personas, no de los centros. Queremos cambiar el sistema de acceso al profesorado. Los que quieran seguir así, siguen como estaban, pero con los nuevos que van a entrar ahora, y tenemos una oportunidad histórica de que entren 150.000, entrarán con requisitos más altos pero con un sueldo alto de salida que podrán incrementar si van sacando buenos resultados con los 30 alumnos que tiene delante. Y le daremos una variable, pero esa variable será transparente, porque un padre tiene la libertad de elegir el centro y tiene que saber qué centro lo está haciendo bien, con profesores que se están esforzando. Esa sana competencia es la que al final, con la elección de los padres, tiene que mover todo. No podemos quedarnos quietos, porque ahora veinte de cada cien alumnos se nos van del sistema educativo. Y esas van a ser personas subsidiadas de por vida.

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