La intrahistoria de una ciudad se escribe con la memoria de personas, objetos, lugares y momentos. Y hay figuras decisivas. Es el caso de Los Maragatos, que dejaron una profunda huella en la ciudad y, particularmente, en su comercio desde hace 141 años, cuando llegó a Lugo el matrimonio formado por Tomás Pérez Carro y Vicenta García Carro, procedente de Santa Colomba de Somoza, en el corazón de la Maragatería leonesa. Ahora nace una iniciativa para rescatar su memoria.
Esa herencia se irá recuperando a través de la web www.maragatosdelugo.org, que se puso este lunes en marcha y permitirá rescatar una historia importante para Lugo. La web arrancó el día que se cumplían 40 años del fallecimiento del padre de la actual propietaria.
Los Maragatos, de vocación nómada, hicieron de la arriería su oficio hasta el siglo XIX. Con la llegada del ferrocarril se ven abocados a emigrar y es cuando empiezan a asentar su red de establecimientos comerciales.
Se cumplieron este lunes 40 años del fallecimiento de Tomás Pérez Carro, padre de la actual propietaria del negocio familiar, Carmen
Así nació el establecimiento enseña en Lugo. En 1880, el antepasado de la actual propietaria, Carmen Pérez Carro, compró junto a la puerta de San Pedro la que desde entonces es la sede de un negocio emblemático en Lugo.
La historia continuó en 1932, cuando Tomás Pérez Carro y Dolores García se casaron en A Coruña. Este empresario, con don de gentes, fue clave para fidelizar a clientes de toda la provincia que llegaban en su negocio atraídos por la fama de sus jamones.
Porque fue este producto cárnico el que otorgó el primer reconocimiento público del que goza el negocio en la actualidad. Precisamente, en 1918, durante unas protestas por la hambruna, el local de Los Maragatos fue atacado por los famélicos vecinos en busca de alimento. Con el paso de los años, la tienda se convirtió en la referencia para todo tipo de objetos para los quehaceres diarios.
Palacete de los Somoza. La casa familiar albergó el antiguo Portón do Recanto, que ahora se reconvertirá para acoger un albergue de peregrinos, con 4 habitaciones para 33 camas, cafetería, jardín con terraza y una zona multidisciplinar para organizar exposiciones y actos culturales.