Un mal tropiezo y una lección

Un vecino denuncia al Concello y al Catastro tras una caída en la calle y una atención que vio penosa ► Fue a una cita en el servicio público tras caer en la calle y esperó más de una hora al faltar un funcionario

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photo_camera Luis Ángel Raña, en la puerta de Urgencias tras recibir atención médica. XESÚS PONTE

Luis Ángel Raña Moreira se rompió un brazo este jueves, pero siente que aprendió mucho de cómo funciona Lugo. La lección, en todo caso, no le vale de consuelo y acabó la mañana con la decisión de presentar reclamaciones al Ayuntamiento y al Catastro por la mala calidad de sus servicios.

Su mal día empezó en la calle Teatro, mojada por la mañana por la lluvia y convertida en una pista de patinaje. "Yo iba por la calle sin entender porque la gente caminaba agarrándose a las paredes, solo me di cuenta de que lo hacían para evitar caerse cuando me pegué un tremendo leñazo porque la calle es como una pista de patinaje. ¡A quién se le ocurre colocar granito pulido, y más en una calle con desnivel!", exclamaba mientras aún permanecía en el servicio de urgencias del hospital Quirón.

La caída fue aparatosa y Luis Ángel Raña tuvo el convencimiento desde el minuto uno de que la lesión que había sufrido era seria. "Salieron volando hasta las gafas y no solo me rompí el brazo, es que hasta el reloj acabó destrozado, y eso que llevaba botas. No sé qué hubiera sido de llevar zapatos", decía con un enfado monumental.

"Veía a gente agarrada a las paredes, pero no entendí por qué hasta que me caí. ¡Quien pone granito pulido en una calle!", se pregunta Luis Ángel

Con todo, pese a los daños y el dolor, decidió tirar para adelante y llegar al Catastro, para hacer una gestión, antes de ir al médico. Pero en ese servicio público, decía, acabó descubriendo que la España de Larra aún existe.

Cuenta que tenía cita para las once y media de la mañana y que a esa hora exacta le atendieron. Pudo hacer todo el trámite que se le requería, salvo pagar unas tasas. "Resulta que el encargado de cobrar había salido a tomar café y nadie más puede hacer esa función", contaba el ciudadano indignado con el funcionamiento de la administración.

Pero su malestar fue a más porque, asegura, no le quedó más remedio que esperar a la vuelta del funcionario, aguantando unos dolores en el brazo que iban a más tras la caída en la calle. Asegura que se tuvo que dar por vencido hora y cuarto después, porque el único funcionario que podía hacer la gestión que él necesitaba completar seguía sin volver del café, afirmaba enfadado.

"Cómo puede estar hora y cuarto esperando una persona, lesionada además, porque un funcionario se fue a tomar café?", se lamenta

Al final, contaba, decidió que no era cuestión de seguir sufriendo por esa España del vuelva usted mañana y resolvió marcharse a que le vieran el brazo.

Eso sí, antes de dejar el Catastro exigió una hoja de reclamaciones y una declaración sobre la hora de entrada y salida de las oficinas. Quiere que al menos quede constancia oficial de lo mal que pueden llegar a funcionar los servicios públicos en la ciudad.

Y quiere que alguien pague por la mala experiencia. Tras salir del hospital, con la confirmación de una fisura en el húmero del brazo derecho, se iba directo a la Policía a presentar una denuncia, convencido de que hay mucha ineficacia que castigar en Lugo.