El mal tiempo confina en la catedral la procesión del Cristo del Perdón

La cofradía decidió no salir a la calle por miedo a que la lluvia afectase a las imágenes y realizó un Vía Crucis por el interior de la basílica

Misa crismal en la catedral. SENANDE
photo_camera Misa crismal en la catedral. SENANDE

Decenas de lucenses entraron con timidez ayer en la catedral al entender que la procesión del Cristo del Perdón y la Virgen de la Piedad no saldría a hacer su recorrido. Los cofrades no quisieron arriesgarse a que la lluvia afectase a las imágenes, que iban a recorrer las calles del centro.

La Praza Pío XII se llenó de público minutos antes de que comenzase la procesión en el interior de la catedral. Mientras los cofrades compartían fotos con miembros de la Benemérita, que participa desde hace años en este acontecimiento religioso, muchos curiosos rodearon el templo para ver cómo salía el paso y un grupo de turistas se tomaba la merienda en lo alto de la muralla, observando todo el dispositivo.

VISITANTES. "Es la primera vez que veo la Semana Santa de Lugo", comentó Juan Carlos, que "confesó su amor por la ciudad. Este cartagenero, hijo de gallegos exiliados durante la Guerra Civil, acudió ayer a la procesión con sus amigas Engracia y Pepi. Engracia había disfrutado la Semana Santa lucense hace un año, pero hizo "demasiado frío", según comentaba.

La procesión no empezaba y las puertas principales de la catedral estaban cerradas, por lo que los asistentes se percataron de que el paso finalmente no iba a salir. "Podrían haber avisado", comentó una lucense mientras entraba junto a una marea de gente por la única entrada. Su acompañante, otro lucense, nunca había visto la procesión en el interior del mayor templo de la ciudad.

La catedral no tardó en abarrotarse con los curiosos y los fieles. Las autoridades se colocaron junto a los cofrades y religiosos para participar en el Vía Crucis que recorrió el interior.

Un grupo de jóvenes de Lugo se quedaron a un lado, cerca de los pasos asentados junto a las puertas del templo, para ver cómo su amigo -un miembro de la Benemérita- participaba en el paso. "No suelo estar aquí durante la Semana Santa, es el segundo año", explicó uno de ellos.

Solo uno de ellos tiene experiencia con la Semana Santa al ser de Viveiro. "Al crecer con ello le coges gusto", añadió una joven.

MISA CRISMAL. La catedral acogió este miércoles, en tanto, la misa crismal. Se trata de una ceremonia presidida por el obispo y concelebrada por todos los sacerdotes de la diócesis, en la que se bendicen los óleos que después se reparten a las parroquias para la administración de los sacramentos a lo largo del año.

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