La sociedad deportiva San Lázaro, que milita en la segunda autonómica, tiene encima de la mesa una sustancial oferta económica por su campo de fútbol, cuyo importe ronda los 150.000 euros. Esa es la propuesta que ha presentado Maderas Besteiro, que dentro de su plan de expansión proyecta una ampliación de sus instalaciones, que están próximas a este terreno de juego, en Vilaestévez, al lado de la carretera de Lugo a Friol.
Esta operación urbanística ha trascendido a raíz de que el club de fútbol citara a sus socios, unos 150, a una asamblea que se celebrará el próximo 7 de marzo para que decidan si aceptan o no la oferta de compra por sus instalaciones deportivas.
El San Lázaro es, junto con el Santa Comba, el único club de fútbol del municipio de Lugo que cuenta con un estadio propio, que fue construido a mediados de los años 80.
El campo de fútbol, que tiene una superficie de unos 9.000 metros cuadrados, dispone de unas gradas con capacidad para unos 400 aficionados, así como iluminación y vestuarios.
Si los socios del San Lázaro dan el visto bueno a esta operación, también tendrán que decidir en la asamblea si destinan lo que perciban a comprar unos terrenos en donde construir un nuevo campo de fútbol.
Maderas Besteiro, una empresa familiar con 90 años de historia que va por la tercera generación, está inmersa en un plan de expansión. Esta firma lucense, que tiene unos 80 trabajadores, se dedica a la distribución y segunda transformación de la madera.
PLAN PARCIAL. Para poder ampliar sus instalaciones -actualmente dispone de unas naves que ocupan 17.000 metros cuadrados en una parcela de 35.000-, la maderera precisa desarrollar un plan parcial para que el campo de fútbol y otras dos fincas en las que está interesada pasen de ser suelo rústico, como figuran en el Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM), a industrial.
Si el club San Lázaro no vende, se acabaría quedando sin campo de fútbol porque al desarrollarse el plan parcial tendría que ceder alrededor de una cuarta parte de sus terrenos al Concello para dotaciones, zonas verdes y viales y después en la parte de que dispondría solo podría edificar en el 35% de la superficie. Además, tendría que participar en los gastos de urbanización del polígono industrial resultante.
