Portavoz del PSdeG en el Parlamento de Galicia

Luis Álvarez: "La unidad del partido está garantizada y hay lealtad a la dirección política de Formoso"

Vecino del barrio de A Estación, se bregó en el Concello y ahora asume un papel clave en el Parlamento, donde cree que los socialistas no tienen la representación que les correspondería. Pero ve al partido listo para remontar bajo una dirección que asegura que suscita lealtad
Luis Álvarez. SEBAS SENANDE
photo_camera Luis Álvarez. SEBAS SENANDE

A Luis Álvarez le gusta leer Historia —especialmente sobre la Segunda República y la Guerra Civil— y reconoce que admira a los políticos de la Transición, "que fueron capaces de sacar el país adelante sin quebrar la sociedad española". Quizá eso explique que es un político defensor de los acuerdos, sin que conlleven claudicaciones. Álvarez, también lector de ensayo, cuenta que entre los últimos libros que más le han interesado figura uno sobre la tiranía de la meritocracia y otro sobre la imperofobia, un fenómeno que ve a menudo entre los españoles, empeñados en ver en su país más defectos de los que en realidad tiene, cree. Son lecturas reveladoras del pensamiento y aspiraciones sociales de la nueva voz de los socialistas gallegos en el Parlamento.

En el Concello de Lugo se vio que, sin caer en maximalismos, es una persona con cintura, pero que no se arruga. ¿Es lo que veremos en el Parlamento?
(Ríe). Tener cintura es algo necesario en política. Ya sé que suena a topicazo impresionante, pero es así. Hay que tenerla para ser capaz de llegar a acuerdos, para evitar que una mala relación personal entorpezca un buen acuerdo político... Creo que es fundamental. Asistimos desde hace tiempo, además, a una situación en la que la falta de respeto elemental hacia los adversarios políticos está marcando la traslación que se hace a la sociedad del ámbito político y eso no es una cosa que a mí me agrade lo más mínimo. Las faltas de respeto son inadmisibles, y más en política, porque además la sociedad gallega o la española no se comportan de la manera que se comportan muchos políticos.

¿Y ese talante y esa capacidad de no arrugarse le hará falta en el grupo parlamentario?
La dirección del grupo es colegiada. Yo soy muy partidario de trabajar en equipo y eso significa delegar responsabilidades y tener confianza en las personas que trabajan contigo. Además, eso aporta más visiones frente a cualquier problema. El grupo parlamentario tiene siete diputados en este momento y yo confío en las personas que están conmigo, como confiaba ya antes.

El Bloque aprovechó circunstancias sociales para vender soluciones que sabe que no va a llevar a la práctica

Transmite una idea de unidad que puede chocar con la que hay en la calle de que ahora hay un bloque del norte y un bloque del sur en el Partido Socialista en Galicia.
No, eso no es así. Yo creo que una vez superado el proceso de primarias en Galicia la unidad está garantizada. Lo creo de verdad y, además, las propias palabras de Gonzalo Caballero, anterior secretario xeral y diputado en el Parlamento de Galicia en este momento, apuntan en esa dirección. La dirección política del Partido Socialista la llevan Valentín González Formoso y su ejecutiva y todos vamos a trabajar de forma coordinada con lo que se decida por parte de esa dirección. Creo que hay esa lealtad. Este fin de semana habrá primarias en Ourense. En Lugo ya no las va a haber porque hubo un acuerdo entre Tomé y Arias que yo celebro y en Pontevedra tampoco las habrá. Y, una vez pasados esos procesos, que siempre son complicados, creo que la unidad está garantizada.

Puede ser complicado llevar la portavocía cuando el líder del partido no forma parte del Parlamento.
Evidentemente, la situación exige un trabajo adicional intenso de coordinación, pero ya tenemos establecidos los mecanismos para que se garantice esa coordinación de forma absolutamente eficaz. Hay una absoluta sintonía con las declaraciones de Valentín y eso, evidentemente, quiere decir que hay una comunicación fluida y hay una coordinación política.

En las complicaciones de su labor se puede intuir la relación con el BNG, que por una parte es un socio necesario para el PSOE pero también un partido con el que deben marcar distancia.
Sí, pero eso no supone ningún problema. Yo creo que lo que ocurre con el PSdeG y con el BNG, que pactan gobiernos, es algo que va ocurrir en la mayor parte de las instituciones, y de hecho ya está ocurriendo. Por ejemplo, hasta hace poco teníamos una posición casi monolítica por parte del PP en la derecha y eso ya no ocurre en muchas comunidades autónomas. Y no creo que vayan a gobernar en el Estado, pero de ser así tendrían que llegar a acuerdos. Y respecto al BNG, que es el socio tradicional en muchas instituciones, somos partidos distintos, tenemos sensibilidades distintas respecto a los problemas y tenemos propuestas distintas para solucionarlas, pero eso no quiere decir que no seamos capaces de llegar a acuerdos para gobernar. Y dentro de lo que es el ámbito parlamentario, nosotros tenemos muchas veces puntos de encuentro con las posiciones del BNG y hay otras cuestiones que pueden suponer líneas rojas y no pasa absolutamente nada.

¿Me ha parecido entender que no le parecería un escándalo que el PP llegara a acuerdos con Vox?
No, claro que me parecería un escándalo. Simplemente digo que tienen un pacto de gobernabilidad en distintas comunidades autónomas, aunque Vox no esté en el gobierno. Eso ya ocurre y nos lleva a sitios en los que yo no querría ver a la sociedad española.

Sobre esa relación con el BNG, ¿les ha comido la tostada? Porque el PSOE es un partido con un poder institucional grande en ayuntamientos y diputaciones y sin embargo no han trasladado eso al Parlamento.
Por eso ahora tenemos una nueva dirección política, porque evidentemente es una situación anómala que nosotros tengamos menos diputados que el BNG. Ya sé que no es la primera vez que pasa, pero eso no es la normalidad. ¿Y nos han comido la tostada? Bueno, en cierto modo los resultados dicen que sí. Que el BNG ha aprovechado determinadas circunstancias sociales para vender soluciones que no va a llevar a la práctica porque no va a gobernar, también. Quiero decir con esto que plantean para su público, y me parece bien, determinados postulados sabiendo que no tienen sustento real de llevarlos a la práctica. Cuando hay una situación de problemas sociales importantes, con una desindustrialización, sobre todo en la provincia de Lugo, muy seria y alguien vende soluciones milagrosas, pues hay un porcentaje de población que las compra. Eso funciona, políticamente tiene sus réditos. Pero una cosa es predicar y otra dar trigo.

Siempre digo que Feijóo es un especialista en buscar un culpable externo a todo lo que no le sale bien

¿Y con el PP hay alguna posibilidad de que el PSOE logre algún acuerdo o sería incompatible con la aspiración de conseguir el gobierno?
En absoluto. Estar de acuerdo con el PP no solo no es malo sino que sería deseable en muchos ámbitos, pero hay que entender que el acuerdo no debe entenderse en el sentido de las mayorías parlamentarias. Porque eso lleva a que se toma un acuerdo si el PP dice que sí. Los acuerdos significan que se incorporan propuestas y sensibilidades de las fuerzas que acuerdan. Y hay cosas en las que vamos a poder llegar a acuerdos y otras en las que no, porque hay muchas cuestiones que no compartimos en el modelo del PP.

¿Qué acuerdo sería el que más le gustaría lograr para Galicia?
Hay varios. Tenemos en este momento en el Parlamento una comisión especial sobre el modelo de financiación autonómica, que es un tema extraordinariamente trascendente porque de eso depende que el Gobierno tenga recursos suficientes para prestar servicios a los ciudadanos. Me gustaría mucho que fuésemos capaces de llegar a un acuerdo en ese sentido y fijar la posición de Galicia de una forma robusta. Es posible que en muchas cosas estemos ya de acuerdo en este momento. Pero también me gustaría llegar a acuerdos sobre cómo reforzar los servicios públicos. Siempre digo, aunque no es que lo haya inventado yo, que Feijóo es un especialista en buscar un culpable externo a todo lo que no le sale bien. Nosotros sabemos perfectamente que detrás por ejemplo de un modelo de gestión económica aparentemente exitoso lo que hay es una contención impresionante de gasto público que se traslada en que tenemos menos médicos, menos profesores y menos servicios sociales. Y ese modelo, claro, no lo podemos compartir.

Esa diferencia política es casi previsible. ¿La cuestión puede ser ahora cómo ajustar el ideario con los avisos que se empiezan a oír en Europa de que hay que volver a apretarse el cinturón?
En este momento, hasta donde yo sé, se está hablando entre los estados miembros de la UE de las medidas de reajuste que va a ser necesario llevar a cabo. Hay cosas que se plantean en este momento que son absolutos brindis al sol, como una reducción del déficit público hasta el 60 por ciento. Es algo que puede estar muy bien desde el punto de vista teórico, pero que no se puede hacer en la realidad. Europa ya sabe que España en concreto, y en general los países del sur, no somos los de la fiesta continua que decían hace algunos años atrás. Somos un país serio y riguroso y, de hecho, somos el primer estado miembro que ha recibido fondos porque se ha llevado a cabo una buena planificación y una buena gestión hasta este momento. Y eso ya sé que al PP no le gusta nada, pero supone un reconocimiento explícito por parte de la Unión Europea de que aquí las cosas se están haciendo como se tenían que hacer.

"Si hay que decirle al Gobierno que no estamos de acuerdo, lo haremos. Defendemos a Galicia"


Quizás como portavoz tenga que vivir algún momento agridulce y marcar distancias con su propio Gobierno en Madrid. ¿Es posible hacerlo?
Sí. Y lo haremos. De hecho, creo que si algo está dejando claro Valentín González Formoso desde que fue elegido secretario general es que vamos a defender los intereses de Galicia antes que nada. Vamos a reforzar la línea galleguista del propio partido. Y si eso supone decirle al Gobierno que no estamos de acuerdo con determinadas cosas lo haremos. Esto no quiere decir que vayamos ni mucho menos a una línea de confrontación con el Gobierno. No se trata de eso, sino de singularizar aquellas cosas en las que consideramos que las propuestas son perjudiciales para esta comunidad.

¿Alúmina o As Pontes fueron asuntos en los que el PSdeG no supo poner pie en pared?
Son problemas muy complicados y se ha hablado mucho y durante muchos meses de ellos. El PP no solamente no ha aportado soluciones constructivas, sino que posiblemente, y no el Partido Popular de ahora pero sí sus predecesores, tengan una buena parte de responsabilidad en haber eliminado el carácter público de determinadas empresas. Y evidentemente hay una parte determinante que es el precio de la energía eléctrica. Y con respecto a Endesa en As Pontes, es cuestión de transición ecológica. La cuestión es si nos podemos permitir seguir produciendo energía para abaratar su coste a costa de comprometer el medio ambiente. Yo creo que no. Hay alternativas. Las cosas tienen su tiempo y tienen su coste y tenemos que aprovechar los fondos que tenemos ahora para hacer esa transición ecológica. A nadie creo que le guste que se estén quemando toneladas de carbón aunque eso pueda abaratar de forma puntual el precio de esa electricidad.

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