La ciudad suma 2.890 viviendas de promoción pública, algunas ya bastante antiguas, como las localizadas en el entorno de la calle Portugal, muchas de las de Fingoi o las de Montirón.
Pero aunque una parte importante del parque inmobiliario de la ciudad sea de promoción pública, la demanda de ese tipo de vivienda no cesa y hay en torno a un millar de lucenses que han solicitado un piso de protección oficial de la Xunta.
Tradicionalmente, la compra ha sido la opción prioritaria entre los ciudadanos interesados en el acceso a la vivienda protegida y el grueso de las edificadas en Lugo en las últimas décadas se han entregado en ese régimen.
La gran excepción son las promovidas en los últimos años en el casco histórico, concretamente en A Tinería, que ha sido el epicentro de las principales operaciones de vivienda llevadas a cabo por la Xunta en Lugo en los últimos años, con veinticuatro edificios recuperados.
En el caso de A Tinería, todos los pisos tienen régimen de alquiler y esa será también la fórmula para las próximas viviendas que está previsto entregar en esa zona, seis en total que están pendientes de la obtención de licencia para poder habitarlas. Hay, además, otras catorce que están vacantes en este momento.
Hay mucha vivienda en propiedad, pero los modelos han cambiado y ahora hay concesiones en función de los ingresos
Pero si la compra fue históricamente la opción preferente entre quienes accedían a una vivienda pública, desde hace años el régimen ha pasado a estar en función de los ingresos de los solicitantes y, así también se entregaron en alquiler viviendas en promociones públicas como las realizadas en los últimos lustros en Paradai, As Gándaras o Paulo Fabio Máximo.
Una de las grandes ventajas de esa fórmula es que el coste del piso se fija en función de la renta del inquilino. Así, los precios de las últimas viviendas entregadas en A Tinería, donde se apuesta por arrendar a jóvenes, oscilaba entre los 100 y los 241 euros.
Las próximas viviendas de promoción pública que construya la Xunta, al margen de las que se puedan seguir rehabilitando en el centro, van a estar en O Castiñeiro, donde hará 40 pisos. Hay este año una reserva de unos 350.000 euros para impulsar ese proyecto. La idea inicial era construir esas viviendas en Garabolos, pero las trabas para desagregar dos parcelas llevaron a la Administración gallega a optar por cambiar de ubicación y construir en O Castiñeiro.
Ese es uno de los barrios con más viviendas sociales de Lugo, aunque en realidad la vivienda pública está repartida por casi toda la ciudad, desde Fingoi a Fermín Rivera.
Alta demanda y ayudas al alquiler
La demanda de vivienda protegida es alta en Lugo y muchos de los que no llegan a conseguirla pueden buscar amparo en las ayudas al alquiler, que conceden tanto la Xunta como el Ayuntamiento, que tiene su propio plan y, por ejemplo, tiene tres pisos para situaciones de emergencia social y, además, años atrás habilitó otros quince en la ciudad para su plan de erradicación del chabolismo.
El Concello destina además 300.000 euros anuales a ayudas al alquiler, que en estos momentos benefician a 137 personas, y también acaban dedicándose a ese fin en torno a la mitad de los 300.000 euros del programa municipal de emergencia social.
Como forma de facilitar el acceso a la vivienda de colectivos con dificultades especiales, el Concello dispone también de cinco pisos domóticos, que se adjudican en régimen de alquiler. En este momento están arrendados dos ellos.
Hay, desde hace ya varias décadas, también tres pisos para mujeres víctimas de violencia de género, de los que están ocupados dos en este momento.
PROGRAMAS AUTONÓMICOS. En tanto, en Lugo hay 400 concesionarios del bono de alquiler social de la Xunta, con ayudas por importe de 103.570 euros.
A mayores, 183 mujeres se benefician desde 2020 del bono de alquiler para víctimas de maltrato, que supone 49.025 euros.
Hubo también 61 ayudas al alquiler por importe de 83.331 euros y se otorgaron otras 16 específicas por el covid, de 32.416.