Lugo cierra un San Froilán histórico, que llevó el pulpo y la música a los barrios

El Concello pone a la ciudad como ejemplo de cómo se puede garantizar el acceso a la cultura con seguridad en plena pandemia
El pulpo estuvo más repartido que nunca por todo Lugo. VICTORIA RODRÍGUEZ
photo_camera El pulpo estuvo más repartido que nunca por todo Lugo.

El San Froilán de la pandemia se despidió este lunes de los lucenses hasta el año que viene después de ocho días de fiesta totalmente diferentes a lo que marca la costumbre y en los que la premisa era garantizar al máximo la seguridad del público en los distintos actos que se organizaron. Sin multitudes, la ciudad vivió las fiestas con bastante ambiente en la calle.

A pocas horas del cierre del programa, Maite Ferreiro, la concejala de cultura, aseguraba que el objetivo estaba cumplido y añadía que Lugo se convirtió en ejemplo de cómo se puede garantizar el acceso a la cultura con seguridad en tiempos de pandemia.

"Durante a semana cultural do San Froilán a veciñanza de Lugo demostrou o seu apoio ao sector cultural e damos por cumprido o obxectivo de colaborar na reactivación do sector cultural e demostrar que a cultura é un ben de primeira necesidade no que non se descoida a seguridade. Sen a prudencia e a responsabilidade dos veciños, o San Froilán non sería posíbel este ano", indicó Maite Ferreiro, que destacó la colaboración del personal municipal, de la Policía Local, de los bomberos, del servicio de limpieza y también de las distintas empresas y asociaciones que se implicaron en los actos.

La fiesta fue este año por barrios y, a falta de datos sobre el número de visitantes o el aforo que tuvieron los conciertos, los hosteleros de distintas zonas comprobaron en su recaudación que estas fiestas no tuvieron nada que ver con ediciones anteriores. Hubo bares, situados al pie de alguno de los escenarios, como O Cincuenta e Seis, en As Fontiñas, donde aseguraron que este año no hubo la mitad de las reservas de mesas que otros años. Hubo hasta un 80 por ciento menos de reservas, lo que ya es un indicador de cómo fue este San Froilán anómalo.

"Aquí duplicamos los pedidos de pulpo para casa. En el local, tuvimos la mitad de gente que otros años"

"Este ano non tivo nada que ver cos outros. A demanda de racións de polbo para levar para a casa foi similar que en anos pasados ou aínda se pode dicir que foi máis grande pero, en cambio, todos os días houbo espazo libre no comedor, o que outros anos non pasaba pois xa en agosto e en setembro había reservas feitas para estes días. Este ano, non tivemos nin unha soa comida familiar. En liñas xerais, pódese dicir que baixou este ano a clientela nun 80 por cento", afirman en el local.

El hecho de tener uno de los escenarios de los conciertos justo enfrente del establecimiento contribuyó a dar algo más de ambiente a la zona, pero esto no repercutió en toda la calle. Por ejemplo, en O Pan do País manifestaban que no habían notado para nada la colocación de un escenario en Fontiñas. "Os concertos non influíron nada no noso caso. Aquí mal non estivemos, pero moi ben tampouco", dice una trabajadora.

Tampoco hubo avalancha en A Ponte, donde se colocó otro de los escenarios. "La iniciativa estuvo bien y vino algo de gente de los conciertos pero al haber un aforo reducido, no notamos mucha clientela. Si fuese en una situación normal, sería genial", afirman en el bar A Calzada.

En la pulpería As Catro Rúas, de A Milagrosa, notaron también un aumento de los pedidos de pulpo para llevar a casa aunque reconocen que los caldeiros les restaron público, especialmente porque los precios de las raciones son más bajos que los que mantienen todo el año las pulperías.

"Aquí duplicamos los pedidos de pulpo para casa. En el local, tuvimos la mitad de gente que otros años. Los caldeiros no nos hicieron mucha competencia, pero sí restaron público porque ellos ponen la ración a 10 euros y las pulperías, a 12 o 13, pero la calidad también se paga", aseguran en As Catro Rúas.