Lugo, reserva natural

Los jabalíes camparon a sus anchas por Lugo, con la Policía alejándolos de las calles. Los estorninos vuelven a generar problemas

Un jabalí junto al auditorio. A. BERMÚDEZLos jabalíes se han convertido ya en el fenómeno del momento en Lugo y decenas de lucenses volvieron a estar este domingo pendientes de varios ejemplares que se pasearon por la tarde tan tranquilos por la ciudad. Los animales estuvieron en zonas como los jardines que hay al fondo de la calle Pintor Corredoira y se colaron incluso en la parcela del nuevo auditorio.

"Se acercaban como si fuesen perros. Teníamos más susto nosotros que ellos", decía una lucense que se topó con dos ejemplares en el nuevo auditorio y que contaba asombrada la familiaridad con la que estos animales, supuestamente salvajes, reciben ya la presencia de los humanos.

La presencia de los cerdos salvajes provocó múltiples llamadas a la Policía Local y los agentes tuvieron que movilizarse para alejarlos de las zonas donde podrían ser más problemáticos.

El objetivo fue, explicaron desde la Policía Local, alejar a los jabalíes sobre todo de las calles, por el riesgo de que se produjera algún accidente. Los agentes, explicaron desde el cuerpo municipal, no se pueden plantear capturarlos para alejarlos de las calles.

ROZAS. Sí se han empezado, en tanto, a tomar algunas medidas en Lugo para controlar la expanción de la especie en la zona urbana. Así, una vecina afectada por la presencia de los animales en la zona de la Calzada da Ponte confirmó que el Ayuntamiento ya ha rozado terrenos situados cerca del Pazo de Feiras donde se refugiaba parte de la colonia de jabalíes que se ha asentado en Lugo.

Además de rozas en otras zonas de la ciudad, el control de la especie está pendiente también de que la Xunta empiece a aplicar medidas excepcionales, que comenzarán con la colocación de jaulas en la zona de O Carme.

Estorninos. XESÚS PONTEESTORNINOS. Cada invierno regresan también a Lugo los estorninos y desde hace unas semanas han empezado a llegar ya grandes bandadas, que se asientan en zonas como el parque de Frigsa. El ruido y la suciedad que generan esas aves provocan cada año quejas vecinales. El Concello tiene un plan de control.

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