La matrona Lucía Mosquera tiene un diagnóstico reciente de celiaquía y la sospecha de que, en realidad, sus problemas comenzaron hace cuatro años. Sin embargo, no ha sido hasta este cuando ha empezado a conocer realmente la enfermedad y también a percatarse de que, pese a ser sanitaria, tiene muchas características que le resultaban desconocidas. En este mes en el que se celebra el Día de la Enfermedad Celíaca —habitualmente el 27 de mayo pero que se pretende cambiar al 16 para coincidir con muchos otros países— cuenta cómo se ha enfrentado a su nueva condición.
"Una cosa que no sabía es la diferencia de síntomas que suele darse entre niños y personas adultas. Muchas personas a las que se le diagnostica celiaquía siendo adultas no tienen los típicos problemas digestivos o no tan evidentes. A mí me ocurrió, yo no tenía malestar, la comida con gluten parecía sentarme bien. Lo que me pasó es que comencé a perder peso sin motivo aparente", explica.
Mosquera lamenta no disponer de una panadería con pan sin gluten cada día o de que no haya más restaurantes formados
Sucesivos tests dieron con la razón: aunque seguía una buena dieta en realidad no estaba asimilando lo que comía, debía eliminar el gluten de su dieta. La enfermera recuerda que esta es una circunstancia que, por un lado puede retrasar el diagnóstico porque las personas afectadas pueden tardar más tiempo en darse cuenta de que algo ocurre o incluso, al hacerlo, no darle mucha importancia. Por otra parte, y al contrario de los que se sienten mal con relativa rapidez si ingieren cereales, podrían relajar la dieta, que en realidad tiene que se estricta ya que, según recuerda Mosquera, puede causar problemas más graves de salud a la larga.
La lectura de algunos libros y asociarse a la Asociación de Celíacos de Galicia (Acega) le ayudó a adaptarse a su nueva dieta. Pero también le hizo ver carencias en la ciudad en la que vive. "En Lugo, las personas con celiaquía contamos con muy pocas alternativas. No hay, por ejemplo, una panadería que tenga pan sin gluten a diario. La mayoría de restaurantes, incluso aquellos que tienen en la carta el listado de alérgenos, no están preparados porque no tienen en cuenta la contaminación cruzada. Hay que tener en cuenta que, si se usa el mismo horno con ventilador para cocer un pan normal y seguidamente otro sin gluten, podría producirse esa contaminación", explica.
Mosquera recuerda que la inflamación de un celíaco al ingerir gluten no depende de que tome mucha cantidad y puede desencadenarse con esa pequeña contaminación. "No somos conscientes de la cantidad de cosas que llevan gluten aunque no lo sospechemos: una salsa, un fiambre... En casa no tengo ningún problema, pero me gustaría que hubiera más restaurantes formados. Ahora salgo a tomar algo con mis amigas y me llevo un tupper", señala.