Lugo no se cansa nunca de comer pulpo

Los tiques del concurso de pulpeiros se agotaron a los pocos minutos
La animada degustación de los platos
photo_camera La animada degustación de los platos

Ni las casetas, ni las comidas familiares, ni los calderos en cada esquina, ni las cartas monotemáticas en octubre cansan a los lucenses y les hacen aborrecer el pulpo. Al contrario, es un plato que nunca está de más. Este jueves quedó claro de nuevo en el concurso de pulpeiros, donde los 300 tiques para probar una pequeña ración, acompañada de pan y vino, se habían agotado a los pocos minutos de ponerse a la venta.

Pasadas las ocho de la tarde, casi solo se escuchaban en el Mercado el ruido de las tijeras de los cocineros y de las mandíbulas de los comensales. Finalmente, el jurado decidió que Vanesa González y Francisco Javier Gil se hicieran con el primer premio, dotado con mil euros. Ambos destacan, además de la calidad del propio pulpo, la del aliño: aceite, sal y pimentón como clave para que quede bien. También las medidas influyen: desde la cantidad correcta de agua en la cocción, hasta la de aceite. La técnica de cocción, sin embargo, aunque fundamental, es algo que todo cocinero que se dedique al pulpo «tiene ya controlado», dicen. Vanessa reconoció que no come pulpo fuera de su casa porque no acaba de gustarle.

El segundo premio fue para Carmen Eyo, de A Estrada. La materia prima es la base para un buen pulpo, además de un "un secretito", que se negó a desvelar.

El jurado estuvo formado por Héctor López, del España; Álvaro Villsante, del Paprica; Fran Crujeiras, de A Estación de Cambre, Juan Antonio, de pulpería Aurora do Carballiño, y Miguel Vila, de la revista gastronómica BenBo.

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