Lugo es la provincia peninsular con menor tasa de mortalidad por covid

La contención de la transmisión, especialmente en las residencias, antes de que estuviera disponible la vacuna fue clave para limitarla. Pontevedra, que tiene un perfil de población muy diferente, se encuentra en esa misma situación
Mortalidad del covid por provincias
photo_camera Mortalidad del covid por provincias

Han pasado dos años desde la declaración del estado de alarma, considerado el inicio "oficial" de la pandemia en España, y los datos son cada vez más elocuentes sobre la eficacia o ineficiencia de las medidas tomadas a lo largo de ese tiempo y sobre la respuesta del sistema de salud y el sociosanitario. Lugo destaca por una cuestión que se fue apuntando desde el principio pero que ahora, con más datos, resulta más concluyente: la baja mortalidad.

Es la provincia peninsular con la mortalidad por covid más baja, junto con Pontevedra, que tiene una tasa idéntica. Ambas tienen tasas que solo se ven en las islas, por debajo del 0,1%. En el otro extremo de la tabla se encuentran Soria, Palencia y Segovia. En la primera, por ejemplo, -también una provincia dispersa y envejecida como puede ser Lugo- la tasa de mortalidad por infección con coronavirus es 8,5 veces superior a la lucense. La provincia castellanoleonesa ha tenido el doble de fallecimientos en una población tres veces menor que la de Lugo.

Como es habitual, nadie se atreve a señalar una sola causa que explique por qué Lugo -una provincia con mucha población anciana, la segunda de las gallegas en número de personas que viven en residencias, después de Ourense- ha conseguido limitar la mortalidad de esa manera. Pero sí que se señala un factor como clave: que se lograra contener la transmisión mientras no hubo vacunas disponibles, especialmente en los geriátricos.

La jefa de Geriatría del Hula, Rocío Malfeito, al frente de un servicio que organizó un seguimiento específico de los pacientes institucionalizados, ha recordado en diversas ocasiones que la tasa de mortalidad en las residencias de Lugo se situó en torno al 14%; la mitad que en el conjunto de las gallegas, del 30% y las españolas, del 35,7%.

Un confinamiento estricto, mucho más prolongado que el del resto de población, así como una intervención precoz ante cualquier caso en un centro frenó mucho la mortalidad entre ese grupo de población más vulnerable. En otras provincias, el covid-19 se cebó muy especialmente con los ancianos en residencias, como también lo hizo con aquellas de Lugo en las que logró entrar el virus. "La llegada de las vacunas lo cambió todo", admite Rafael Monte, director asistencial del área sanitaria.

La tercera ola, la que se prolongó entre finales de 2020 y los primeros meses de 2021, fue la más dura en toda Galicia, también en Lugo. La transmisión aumentó y lo hizo en una población que se estaba vacunando, aún no protegida.

Crecieron las hospitalizaciones y la provincia recibió pacientes de otras áreas que estaban muy saturadas. La mortalidad también aumentó pero se observaba perfectamente como, a medida que un tramo de edad completaba la pauta de vacunación, esta se frenaba en ese grupo específico.

El covid sigue provocando muertes pero, en gran medida, actúa ahora como factor desestabilizador de enfermedades crónicas en pacientes frágiles.

O Incio, municipio 'negro' en la segunda ola
Con 21 muertos, el brote ocurrido en la residencia O Incio en verano de 2020 convirtió a ese ayuntamiento en uno de los tres municipios españoles con la peor tasa de mortalidad por covid en la segunda ola. Muestra hasta qué punto la contención de la mortalidad por covid depende de frenar la transmisión hasta que se pueda dar entre población vacunada.

Baja letalidad
Si lo que se analiza es la tasa de letalidad del covid-19 —es decir, de cada cien infectados, cuántos mueren— se observa que en Lugo ha mejorado pero ha acortado la distancia que llegó a tener con otras provincias. En la primera ola fue la provincia española con menos letalidad. Ahora le superan las islas y Pontevedra.

Comentarios