Lugo es la ciudad gallega que más ha avanzado en los objetivos de desarrollo sostenible —listado de 17 metas fijadas por las Naciones Unidas y que los estados miembros se comprometen a alcanzar para 2030— con dos áreas en las que destaca especialmente: la de energía asequible y no contaminante y la de trabajo decente y crecimiento económico.
Según el informe Los ODS en 100 ciudades españolas, en el caso del primer indicador, Lugo se acerca a lo propuesto por la Onu sobre energía porque, por ejemplo, ha logrado bajar en un 5,38% el gasto en alumbrado público en cuatro años; en concreto, entre 2018 y 2014. Además, el impacto del gasto en electricidad sobre la renta media por hogar es solo del 2,46% y la cantidad de energía generada por fuentes renovables frente a la total por provincia es del 98,26%. También destaca el índice de calidad del suministro de energía, medido en función del tiempo de interrupción, que en el caso de Lugo se estima bajo.
Por otra parte, en cuanto al trabajo decente y crecimiento económico, el documento considera a Lugo en una buena posición en cuanto a la consecución de ese objetivo por su ratio de accidentes de trabajo y la tasa de desempleo, en ambos casos los menores de todas las ciudades gallegas. También mide el impacto del covid-19 en el desempleo, un dato que extrae obteniendo la diferencia entre personas desempleadas en el mes de septiembre de 2019 y septiembre de este año y que, en el caso de Lugo, es de un 16,26% más.
Por otra parte, también tiene en cuenta la tasa de jóvenes menores de 25 años que no tienen trabajo, 5,76% y de parados de larga duración, 4,30%, así como la tasa de crecimiento del PIB, 3,54% y la de crecimiento anual de la productividad, que mide la diferencia entre la anterior y la tasa de crecimiento del número de afiliados a la Seguridad Social y que en Lugo es de 1,24%.
En el objetivo de salud, los datos no son positivos en fertilidad adolescente pero sí en esperanza de vida, que es en Lugo de 83,45 años
Por otra parte, también obtiene un notable en otros 8 indicadores: salud y bienestar, educación de calidad, igualdad de género, agua limpia y saneamiento, reducción de las desigualdades, ciudades y comunidades sostenibles, vida de ecosistemas terrestres, y paz, justicia e instituciones sólidas.
Por ejemplo, en cuanto a la salud y bienestar se miden indicadores como la fertilidad adolescente. En Lugo, 5 de cada 1.000 mujeres de entre 10 a 19 años son madres, lo que le aleja del objetivo de la Onu, pero otras cuestiones mejoran el indicador. También se mide la muerte por abuso de alcohol y drogas, por enfermedades infecciosas del sistema respiratorio, por suicidio, hepatitis vírica o accidentes de tráfico. Igualmente se contempla la ratio de las muertes prematuras, 293 por cada 100.000 habitantes, y se valora la esperanza de vida, que es de 83,45 años.
Los objetivos en los que queda todavía más trabajo por hacer son cinco: fin de la pobreza, hambre cero; industria, innovación e infraestructuras; producción y consumo responsables, y alianzas para obtener los objetivos.
El informe revela que la tasa de pobreza alta es del 10%, ya que ese es el porcentaje de la población con ingresos por unidad de consumo por debajo del 40% de la mediana, mientras que la de pobreza infantil es del 27,80. Por otra parte, hay un 19,30% de la población en riesgo de pobreza. En cuanto al hambre cero, se indica que solo el 1,36% del conjunto de la superficie agrícola está dedicada a agricultura ecológica y valora la superficie dedicada a cultivos, el precio de consumo de alimentos o la tasa de empleados en agricultura.
Lo cierto es que del resto de ciudades gallegas, la de A Coruña tiene también un sobresaliente en dos objetivos, un notable en otros ocho y un aprobado raspado en cinco. La razón por la que Lugo está ahora más cerca de las metas para 2030 es solo que hay dos objetivos en los que no cuenta con datos mientras que en el caso de A Coruña suspende en dos. Lugo no aporta información sobre el objetivo llamado vida submarina, que mide cuestiones como las banderas azules, ni el de acción por el clima, como otras.
También que un 64,74% de los niños de entre 0 y 4 años cuentan con acceso a servicios de educación preescolar, entre otras cuestiones.
