Lugo encara San Froilán sin casetas y con el pulpo de calidad escaso y muy caro

Al incremento de la demanda se ha unido el mal resultado de las dos costeras de este año de producto de proximidad ► El kilo se sitúa por encima de los 14 euros, el doble que el año pasado y 3 euros más que antes de la pandemia
Uno de los calderos instalados en locales de hostelería el pasado San Froilán. XESÚS PONTE
photo_camera Uno de los calderos instalados en locales de hostelería el pasado San Froilán. XESÚS PONTE

El próximo San Froilán no solo llegará sin las tradicionales casetas del pulpo, sino que tendrá que afrontar un desafío aún más serio: la escasez de pulpo de calidad en el mercado, lo que ha hecho que se vuelvan a disparar los precios del producto.

Las variantes que influyen en el mercado del pulpo son muchas, pero la principal que determina la situación actual está clara: las dos costeras de los caladeros donde se pesca la mayor parte del cefalópodo más cotizado, Marruecos y Mauritania, han sido desastrosas este año. Tanto la de invierno, que se desarrolla entre enero y marzo, como la que se acaba de cerrar, de julio a agosto, y sobre todo en lo que se refiere al pulpo de calidad, el de roca, que se pesca a menos de cinco millas de la costa.

Esto, según confirma Miguel Cortón, gerente de la empresa lucense Galmar, una de las principales distribuidoras de España, ha provocado una "importante subida de precios", que sitúa el kilo por encima de los 14 euros para los pulpeiros que trabajan los calderos. Cortón explica que parte de esta subida hay que achacarla a la recuperación del consumo tras el año de pandemia, cuando llegó a bajar de 11 euros a 7, pero el resto corresponde a la mala campaña de pesca: "Ha sido un 30 o 40% más baja, mientras que la demanda se ha mantenido e incluso incrementado", explica.

A esta demanda, coinciden los expertos, se han sumado mercados como EE UU, Centroeuropa o Italia, lo que se convierte en una tormenta perfecta si se une a las bajas capturas de pulpo de proximidad. "Nosotros tenemos bases directas en origen", detalla Miguel Cortón, que llegó el jueves de Mauritania, "pero hay que tener en cuenta que, pese a que aumenta la demanda, los barcos y las cuotas son las mismas, es producto natural y depende de ciclos". No obstante, estima que aunque las próximas sean buenas costeras, "a lo mejor podría bajar algo, a incluso a 12 euros, pero es utópico pensar que se van a volver a ver los precios de antes".

Juan Olloqui, otro lucense con presencia directa en Marruecos y Mauritania y propietario de varias pulperías en Madrid, lo explica con otro matiz: "No solo está caro, sino que es malo. Es un pulpo feo comparado con el que estamos a acostumbrados a consumir en San Froilán". Es, añade, porque se trata de pulpo de profundidad, "con el rabo muy alargado y más fino. Cuando lo cortas no parece recién cocido, tiene más piel. También tiene sabor, pero no es lo mismo que el de roca, porque el pulpo sabe a lo que come". El de proximidad se alimenta de marisco, cangrejos, almejas, berberechos.., algo fuera del alcance de los pulpos que pescan a más cinco millas de la costa.

Olloqui entiende que con las condiciones actuales por el covid y los precios tasados, "no es rentable montar una caseta". Como ejemplo, una ración de pulpo "de calidad, el único que trabajamos" en sus pulperías en Madrid "la estamos cobrando ahora a 18,70 euros, pero a partir del 1 de octubre la subimos a 20".

PULPO ESPAÑOL. A Juan Pazó, de la pulpería Aurora do Carballiño, 14 euros le parece "hasta buen precio", dadas las dificultades que aprecia en el mercado y a las que añade su convencimiento de que "hay unas cuantas empresas españolas, marroquíes y saharauis que tienen el tinglado montado como una mafia. Lo que hacen es pura especulación con los precios".

En su caso, la manera que han encontrado de sortear estos inconvenientes es el autoabastecimiento: "Nosotros solo servimos pulpo de calidad de pescadores artesanos españoles. Hay poco y poca gente tiene acceso, pero para nosotros es suficiente". Este pulpo lo gestionan llegando a acuerdos con los patrones de los barcos pesqueros para comprar todo el pulpo que pesquen todo el año; a cambio, les aseguran un precio estable y se hacen cargo de todos los costes de mantenimiento de los barcos.

De un modo u otro, el resumen, en palabras de Juan Olloqui, es que "el pulpo se ha convertido en un producto de lujo".

Sin solicitudes aún para calderos en las patronales
Por segundo año consecutivo, las fiestas de San Froilán no contarán con casetas del pulpo. El año pasado, por la situación de la pandemia, y este porque las exigencias derivadas de la misma han provocado que ningún hostelero se presentara al concurso para adjudicarlas.

A cambio, el Concello anunció que abriría la mano para los permisos a los hosteleros para que montaran calderos en sus negocios y en las terrazas y aceras. Sin embargo, hasta ayer el Concello no había recibido ninguna solicitud para instalar calderos.

No hay pulpeiros. Una de las razones que alegan desde el Ayuntamiento es que está siendo difícil para el sector encontrar pulpeiros dispuestos a instalar sus calderos. No obstante, esperan que a medida que se acerquen las fiestas haya una cierta avalancha de peticiones.

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