Lugo dobló sus calles peatonales en los últimos treinta años y supera ya las 80 vías sin coches

El municipio lucense suma actualmente 722 viales, de los que solo un 12% tienen prohibida la circulación de vehículos ► El Concello apuesta por eliminar el tráfico del recinto amurallado para 2024 y extender la peatonalización a los barrios
Quiroga Ballesteros es una de las calles que ha pasado a ser peatonal. AEP
photo_camera Quiroga Ballesteros es una de las calles que ha pasado a ser peatonal. AEP

Lugo dobló el número de calles peatonales en las últimas tres décadas y suma actualmente 87 vías sin coches, seis de ellas con peatonalización parcial, frente a las cuarenta registradas a principios de los años 90. Esta cifra pone de manifiesto que únicamente el 12% de las calles que integran el municipio lucense –un total de 722, según los datos recabados por el Concello– se encuentran cerradas al tráfico rodado.

Reducir la circulación de vehículos por la ciudad y ganar terreno para los viandantes ha sido uno de los principales objetivos de la administración local desde hace decádas y todavía sigue encabezando su hoja de ruta. Las primeras iniciativas para peatonalizar el casco histórico se le achacan al que fuera concejal de Tráfico a principios de los 80, Alfredo Mosteirín, quien en 1983 puso sobre la mesa una posibilidad no exenta de polémica. Después, a partir de 1987, sería el socialista Álvaro Moral Núñez –en aquel momento delegado municipal de Tráfico y policía– el que tramitase la peatonalización de varias vías del centro de Lugo, entre ellas el fondo de la Praza Maior, la zona frontal de la casa consistorial y las Prazas de Santa María, Alférez Provisional y Pío XII. Esta decisión llegaría a eliminar una estampa que por aquel entonces resultaba habitual, con vehículos aparcados a escasos metros de la catedral, tanto de día como de noche, sin ningún tipo de orden establecido. Hasta ese momento, los lucenses circulaban y estacionaban por todo el recinto amurallado para ir de compras o para disfrutar del ocio nocturno, sin ningún otro requisito que tener la suerte de encontrar un hueco donde cupiera el coche.

Poco después, a principios de los 90, el Plan Especial de Protección, Rehabilitación y Reforma Interior (Pepri) propuso la peatonalización de Campo Castelo y de la Rúa San Marcos, dos proyectos que también se convirtieron en realidad. En las dos décadas siguientes, los lucenses vieron como los vehículos dejaban de circular a su antojo por la mayor parte del casco histórico, a raíz de los intentos del popular Tomás Notario Vacas y su compañero de filas Joaquín García Díez. Vías como la Rúa da Raíña, Clérigos o la Praza da Soidade, entre otras muchas, se convirtieron en zonas acondicionadas para el uso peatonal, marcando así los primeros pasos de un proyecto, ambicioso y sostenible, que seguiría avanzando.

Así, a finales de la primera década del siglo XXI y principios de la segunda –con el socialista José López Orozco como alcalde y Luis Álvarez en el cargo de concejal de urbanismo– llegó el anuncio de dos ambiciosas peatonalizaciones: la del puente romano y la de la calle Quiroga Ballestetros. En septiembre de 2013 –con seis meses de retraso y tras una multa a la constructora– las obras del puente romano llegaron a su fin y los vehículos ya no volvieron a cruzar sus pilares. En el caso de Quiroga Ballesteros las cosas fueron más lentas y hubo que esperar hasta el pasado mes de junio para ver como la ciudad ganaba 2.600 metros cuadrados peatonales en pleno casco histórico.

Con la actual regidora municipal, Lara Méndez, y con Rubén Arroxo como teniente de alcalde y concejal de movilidad, también se peatonalizaron otras calles como la Rúa Menorca o la plaza de la iglesia, en el barrio de A Milagrosa, o la Rúa Villa de Sarria, en la zona de Recatelo. Con todos estos cambios, el municipio lucense incluye a fecha de hoy 81 calles libres de vehículos, a las que se suman otras seis parcialmente peatonales, que son Rúa Pintor Laxeiro, Rúa Manuel Amor Meilán, Praza da Milagrosa, Ronda da Muralla, Rúa Pedro González López y Praza das Reboeiras.

PREVISIONES. El afán por conseguir una ciudad sostenible y acondicionada para desplazarse a pie ha ido cobrando auge y los proyectos de futuro en materia de movilidad y tráfico urbano apuestan por un aumento de la peatonalización. Según lo previsto, zonas como Rafael de Vega, Recatelo, Calzada da Ponte y el entorno de O Vello Cárcere dejaran próximamente de soportar el tráfico de vehículos y se sumarán a la lista de viales reservados a los viandantes. De hecho, Lara Méndez presentó el pasado mes de septiembre sus propuestas para los fondos europeos Next Genaration, entre las que se incluyen la peatonalización total del casco histórico y la humanización de la Praza da Constitución. La intención de la alcaldesa es eliminar todo el tráfico rodado del recinto amurallado para el año 2024, permitiendo únicamente el acceso a residentes, servicios básicos, repartidores o clientes de los párkings.

La peatonalización llegará así próximamente a zonas como la Rúa Montevideo, Praza do Ferrol, San Fernando, Praza de Santo Domingo o Rúa do Teatro, un ambicioso plan, no exento de debate, que pretende convertir el casco histórico en una zona de bajas emisiones y en un entorno privilegiado para todos los lucenses.

Trece calles de la ciudad no tienen nombre oficial
De las 722 vías contabilizadas actualmente en el municipio de Lugo, un total de 13 no tienen nombre oficial. Se trata de calles ubicadas en el polígono industrial de As Gándaras y en una zona dotacional sita en las inmediaciones de centro comercial As Termas, donde actualmente no hay ningún tipo de construcción. Son lugares que todavía no han sido acondicionados.

Calles y avenidas
Entre todos los viales del municipio, el Concello de Lugo contabiliza actualmente 571 calles y 23 avenidas. A estas se unen además otros 23 carriles, 13 caminos, 8 rondas, 7 paseos, 6 travesías, 4 estradas, 4 escalinatas, 3 recantos, 3 glorietas, 2 canellas, 2 calzadas y una rampa.

Plazas y jardines
El callejero del municipio lucense se completa con 48 vías que tienen la denominación de praza o praciña y otras 4 que tipificadas como xardíns.

659 viales
Es la cifra oficial de calles que se contabilizan en Lugo hace treinta años, a principios de los 90, sin contar los caminos rurales o pequeñas vías urbanas que todavía carecían de denominación. Tal y como revelan las estadísticas, en las últimas tres décadas se abrieron en el municipio lucense más de 60 calles nuevas.

De rechazo frontal a la aceptación

Comerciantes y vecinos se movilizaron en los últimos años para evitar que los vehículos dejaran de rodar por zonas como Campo Castelo o el puente romano. Superado el trance, la percepción es otra y el acierto es claro

Los cambios siempre cuestan y pensar en una peatonalización exenta de polémica es un planteamiento iluso. Cada vez que los responsables de reordenar el tráfico en Lugo optaron por eliminar el tránsito de vehículos por alguna calle, vecinos y comerciantes de la zona unieron sus voces para mostrar su oposición.

En todos los casos, el argumento en contra de la peatonalización era el mismo, ya que la impresión inicial siempre fue que la adopción de este tipo de medidas repercutiría de forma "muy negativa" en la actividad económica de sus negocios.


[Arriba, coches aparcados antes de la peatonalización en Campo Castelo y Santa María. Abajo, vehículos en la Rúa da Raíña y en San Marcos.AEP]

Uno de los cambios más polémicos fue el que afectó a la zona de Campo Castelo, donde comerciantes y hosteleros organizaron incluso manifestaciones para evitar que los lucenses ya no pudieran llegar en coche hasta la puerta de sus locales. Los afectados se veían "arruinados" por culpa de la peatonalización y culpaban de todos sus males futuros a los políticos que habían optado por priorizar a los viandantes.

También levantó ampollas el cierre al tráfico en 2003 de la calle Divina Pastora, en el barrio de A Milagrosa, donde los empresarios clamaban "piedad" y se oponían a un corte de tráfico definitivo, que finalmente se llevó a cabo a pesar de las quejas. Lo mismo que sucedió una década más tarde en el barrio de A Ponte, donde el anuncio de la peatonalización del puente romano llegó cargado de controversias.

Los residentes del barrio mantuvieron varias reuniones con el entonces alcalde, José López Orozco, y recurrieron incluso al defensor del pueblo, al considerar que el cierre del puente a la circulación de vehículos los dejaría "completamente aislados" de la ciudad y los obligaría a cerrar sus negocios por la falta de clientela.

La última controversia llegó con el anuncio de la peatonalización de Quiroga Ballesteros, que se materializó en septiembre

Pasado el tiempo, las aguas volvieron a su cauce y Lugo salió ganando. Algunos empresarios de las zonas peatonalizadas todavía aseguran que la medida perjudicó su actividad económica, pero en general, el balance a toro pasado es positivo. El barrio de Campo Castelo es ahora un espacio destinado al ocio, donde se organizan incluso conciertos, actuaciones y actividades infantiles, al igual que la zona de Divina Pastora, convertida en punto de encuentro para los vecinos del barrio. En estas dos calles, al igual que en el puente romano, la peatonalización aportó un plus de vida a la zona y la hostelería ganó espacio y clientes, en contra de lo que inicialmente auguraban. Los lucenses se adaptaron a las nuevas circunstancia y ya muy pocos apoyarían un retorno a la situación anterior.

La última polémica destacada llegó con la peatonalización de Quiroga Ballesteros, una de las calles más concurridas y con más tráfico del casco histórico. El anuncio de la medida cayó como un jarro de agua fría entre los empresarios de la zona y los placeros mostraron desde el principio su oposición al cambio. Finalmente, el proyecto siguió su curso y la calle se convirtió en otro espacio exclusivo para viandantes. En este caso, aunque todavía es pronto para hacer balance, algunos empresarios ya están cambiando de opinión. El tiempo, demostrará si la historia se repite y se aplaude el cambio.

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